
El jefe de Policía de Entre Ríos, Claudio González, abordó la situación de la fuerza y sus integrantes, así como el seguimiento de la salud mental, tras el trágico fallecimiento de Eloísa Holotte, cabo primero de 35 años, quien se disparó dentro de su vehículo frente a la sede de la División 911 de Paraná, donde prestaba servicio.
En declaraciones al programa A Quien Corresponda (Radio Plaza 94.7), González expresó su “gran tristeza” y envió “sus condolencias a todos los camaradas y compañeros de trabajo”. “Siempre reflexionamos sobre lo que falta, lo que se hace y lo que dejamos de hacer; quiero ser respetuoso con la familia y los compañeros, y pido respeto por la funcionaria y sus seres queridos. Cualquier cosa que diga en este momento puede parecer insuficiente, pero el bienestar del policía ha sido siempre una preocupación. He tenido diversas experiencias a lo largo de mi carrera, he estado en distintos procesos de formación y siempre se busca dignificar la labor tanto de las mujeres como de los hombres, con todas las implicancias que conlleva la función policial y a lo que nos enfrentamos a diario. Podrán criticar el salario, pero es importante destacar que esta labor se realiza con pasión; indudablemente, nuestro lugar de trabajo se convierte en un espacio de contención”, reflexionó.
“Implementamos políticas que buscan atender la salud desde perspectivas emocional y espiritual, y analizamos cómo, con los recursos disponibles, podemos asistir al personal. Una de las propuestas que surgieron fue la posibilidad de contar con profesionales que salgan a la calle para medir la temperatura y la presión a quienes están cumpliendo con sus funciones. En la etapa de formación, fomentamos que los policías expresen sus emociones, ya que tendemos a ser bastante reservados; por ello, ahora contamos con diversos profesionales y un gabinete específico”, comentó.
En este contexto, reveló: “Mantengo reuniones con el doctor Dávila, un referente en salud mental, y estamos trabajando en un convenio con el Colegio de Psicólogos, además de los recursos que posee nuestra institución; nos esforzamos para que los funcionarios, mientras realizan sus labores diarias, puedan también dedicar tiempo a actividades recreativas”.
Al ser consultado sobre el seguimiento psicológico de los miembros de la fuerza, González reconoció que “una de las críticas recurrentes a los institutos de formación son los test de ingreso, tanto médicos como psicológicos. Considero que son esenciales, ya que pueden marcar una variable que, a la larga, podría reflejar problemas en el futuro. Durante la formación, los nuevos ingresos llegan con diversas problemáticas, que cada vez son más comunes debido a la degradación de valores familiares y sociales. Por ello, trabajamos junto a profesionales que se encargan de abordar estas cuestiones en los institutos. Una vez que egresan, ante cualquier señal de alerta, se les invita a buscar intervención profesional que no necesariamente esté ligada a su función, y se evalúa la conveniencia de su continuidad dentro del instituto”, añadió.
“Al finalizar su formación, contamos con un equipo interdisciplinario, que incluye psicólogos –y actualmente estoy gestionando la incorporación de más profesionales- que no solo brindan asistencia y acompañamiento, sino que también les hemos facilitado una línea telefónica privada para la Jefatura, lo que les permite contactar directamente a un profesional en caso de dificultades. Además, se están realizando capacitaciones y charlas específicas, para que en asuntos delicados sean los especialistas quienes aborden estas situaciones. Buscamos llevar a cabo un seguimiento y evaluación eficiente”, enfatizó.
Referente al retiro del arma de fuego ante la solicitud de licencia de un policía, aclaró: “Contamos con un estado policial permanente, pero existen diversas situaciones. Un funcionario, además de su licencia, puede cubrir un adicional y retirar el arma para desempeñarse en su labor; esto genera inconvenientes y costes. Por lo tanto, estamos evaluando las distintas circunstancias, dado que el arma es una herramienta de trabajo. Desde el inicio de su formación, se requiere un completo proceso de preparación y adaptación a su uso. La permanencia en estado policial implica que, independientemente de estar de licencia, no nos desvinculamos del servicio, aunque estamos expuestos a situaciones difíciles en la calle, lo que complica el tema del uso del arma. Esto no significa que no estemos analizando cómo abordar este tema. Continuamos capacitando y preparando, porque entendemos que el acompañamiento es fundamental, así como la formación continua”, añadió.
Finalmente, mencionó que “a medida que avanza la formación, uno empieza a apreciar la profesión, puede volverse un apasionado o decidir no continuar en la fuerza. Por eso, buscamos llevar la formación a la realidad y darles las herramientas necesarias. Hoy, muchos ingresan para probar suerte, pero la policía requiere de una estructura que, a pesar de ser jerárquica, intentamos hacer lo más horizontal posible para facilitar el intercambio y mejorar las relaciones interpersonales”. “Después de lo ocurrido, puedo decir que estoy triste, con ganas de llorar, pero también tranquilo, porque cada día esfuerzo por el bienestar de todos. Lo logre o no, siempre lo intento, porque es fundamental cambiar muchas situaciones que se arrastran desde hace mucho tiempo”, concluyó.