Sábado, 20 de diciembre de 2025   |   Internacionales

Golfo de Suez se ensancha por actividad tectónica inesperada y complica la agenda política y el comercio mundial

El reciente hallazgo de deformaciones en la corteza terrestre revela un aumento de su caudal y obliga a revisar la estabilidad de otras regiones consideradas inactivas
Golfo de Suez se ensancha por actividad tectónica inesperada y complica la agenda política y el comercio mundial

El Golfo y el Canal de Suez conforman la franja de agua que separa el noreste de África de Asia y Medio Oriente, y ocupan un lugar estratégico en la geografía y la economía global. Ese estrecho, en particular, es una de las rutas marítimas más transitadas del planeta, al enlazar el mar Mediterráneo y Europa con el mar Arábigo y, por extensión, con el océano Índico.

Gracias a esta vía, los buques evitan la larga travesía alrededor del continente africano, acortando distancias y tiempos de navegación. La zona separa dos continentes y ha sido históricamente relevante tanto desde el punto de vista geopolítico como desde el científico.

No obstante, un estudio reciente publicado en Geophysical Research Letters reveló que el golfo se está ensanchando por una actividad tectónica que hasta ahora se consideraba inactiva. Aunque las cifras puedan parecer insignificantes, en escalas geográficas resultan suficientes.

La investigación dirigida por David Fernández Blanco, cuyos resultados aparecen en Geophysical Research Letters, desafía la creencia de que la actividad tectónica en la región había cesado hace aproximadamente cinco millones de años. El equipo demostró que la fractura que separa África y Asia sigue activa, aunque su desplazamiento es lento.

Los investigadores detectaron que la corteza terrestre en esa zona continúa estirándose, lo que provoca que el golfo y, por extensión, el canal se ensanchen de manera gradual.

En ese sentido, el ensayo científico asegura: “Las tasas de elevación del muro de contención de hasta 0,13 ± 0,04 milímetros por año y las tasas de extensión de hasta 0,55 milímetros por año indican una extensión continua similar a la de la Cuenca y la Cordillera”.

Para arribar a estas conclusiones, los científicos analizaron terrazas de arrecifes fósiles, perfiles fluviales y topografía de alta resolución. Entre los hallazgos más destacados figuran terrazas marinas de corales fósiles, con más de 400.000 años de antigüedad, que hoy se encuentran elevadas hasta 18 metros sobre el nivel del mar. Esa elevación solo puede explicarse por movimientos tectónicos que han levantado lentamente las costas.

Además, los ríos que desembocan en el Golfo de Suez presentan rupturas y desniveles abruptos, anomalías que coinciden con la ubicación de fallas geológicas activas.

Los perfiles topográficos a lo largo de más de 300 kilómetros de la fisura tectónica (también conocidas como rifts) muestran una asimetría clara en el relieve, con bordes montañosos empinados junto al mar y laderas suaves hacia el interior, un patrón típico de regiones donde las fallas siguen modelando el paisaje. Todos estos datos fueron recogidos y analizados por el equipo de Fernández-Blanco y publicados en Geophysical Research Letters.

Las tasas actuales de extensión, que oscilan entre 0,26 y 0,55 milímetros por año, son considerablemente más bajas que las registradas durante el periodo de fractura de las placas activas hace millones de años, pero comparables a las de otras regiones del mundo donde el estiramiento continental aún ocurre.

El hallazgo obliga a la comunidad científica a revisar los modelos actuales de evolución tectónica continental y a prestar mayor atención a zonas que, por su aparente quietud, habían sido descartadas como riesgosas.

Si una región considerada inactiva durante millones de años puede mostrar signos de actividad, otros rifts catalogados como “muertos” podrían estar en una fase de actividad lenta, según advierte el estudio en Geophysical Research Letters.

El estudio también advierte que la acumulación constante de tensión, aunque se produzca a velocidades bajas, podría desencadenar terremotos moderados o incluso fuertes con el tiempo.

Ya se han registrado sismos a profundidades superiores a 20 kilómetros en áreas donde se ha identificado actividad tectónica reciente, lo que sugiere que la reactivación de fallas antiguas podría generar deformaciones inesperadas en infraestructuras o en los fondos marinos del Golfo de Suez.

La investigación liderada por Fernández-Blanco subraya que la tectónica de placas es un proceso más dinámico y matizado de lo que se pensaba. El caso del Golfo de Suez se convierte en un ejemplo paradigmático de los llamados “rifts zombis”: estructuras geológicas que no están completamente activas, pero tampoco inertes.

El comportamiento de la placa de Suez demuestra que las fallas geológicas pueden mantener una actividad discreta durante largos periodos, lo que obliga a reconsiderar la visión tradicional sobre la inactividad de estos sistemas.

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