
La pobreza en Argentina se situó en el 31,7% durante el primer trimestre de 2025, de acuerdo con el informe del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales del Ministerio de Capital Humano, basado en datos del Indec. Esta cifra representa una disminución de 23,1 puntos porcentuales en comparación con el mismo período del año anterior, influenciada por la devaluación de diciembre de 2023, y de 6,4 puntos respecto al final del año pasado.
Los datos publicados por la cartera dirigida por Sandra Pettovello revelan que la indigencia afectó al 7,3% de la población entre enero y marzo. Esto implica una baja de 12,9 puntos porcentuales en comparación con el primer trimestre de 2024 y de 0,9 puntos frente al cierre del año anterior.
Las cifras se alinean con la notable desaceleración de la inflación durante la gestión de Javier Milei, en un contexto donde los aumentos en las canastas que definen los umbrales de pobreza e indigencia se mantienen por debajo del índice de precios al consumidor.
Es relevante señalar que la información de Capital Humano no es la que se utiliza como oficial. El Indec publica los datos de estos indicadores sociales dos veces al año, con los resultados del semestre anterior. En marzo, el organismo estadístico había informado que la tasa de pobreza había cerrado en 38,1% en el segundo semestre de 2024, mientras que la primera mitad del año alcanzó el 52,9%. El próximo dato oficial se dará a conocer en septiembre, y corresponderá al primer semestre de 2025.
Sin embargo, los analistas concuerdan con la tendencia presentada por el Gobierno. Leopoldo Tornarolli, economista del Cedlas, señaló que, según el informe de distribución del ingreso del Indec, su “estimación de la tasa de pobreza para el período octubre 2024-marzo 2025 es de 34,4%, lo que implica una reducción significativa de 3,7 puntos en comparación con julio 2024-diciembre 2024”.
“Los datos sobre la distribución del ingreso del primer trimestre de 2025 sugieren una tasa de pobreza del 32,3% para dicho trimestre y una incidencia del 35% para el semestre octubre de 2024-marzo de 2025”, afirmó Martín Rozada, de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).
A pesar de la disminución de la pobreza en el segundo semestre de 2024, el estrés económico afecta al 50% de la población, evidenciando una fragilidad estructural. Esto refleja la percepción sobre la capacidad de los ingresos totales para cubrir consumo básico mensual, mantener patrones de consumo y ahorrar.
Así lo señala el último estudio del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA. La percepción de insuficiencia de ingresos se ha agudizado desde 2015. Antes de 2017, existía una marcada brecha entre los niveles de pobreza e indigencia y la evaluación personal de la capacidad para atender las necesidades del hogar. A partir de entonces, esta diferencia se ha reducido, al tiempo que han empeorado los indicadores monetarios.
En los últimos tres años, se ha evidenciado un aumento del estrés económico; sin embargo, esta intensificación no es notable entre los indigentes y los pobres no indigentes, sino que se concentra, de manera principal y casi exclusiva, en el grupo de los no pobres.
Agustín Salvia, director del ODSA, explicó que en contextos de alta inflación o de desaceleración abrupta, se produce una desactualización entre el ingreso del mes anterior y los precios actuales, lo que genera un sesgo en la medición tradicional de la pobreza y la indigencia. Este desajuste disminuye la efectividad de los indicadores.
Otra cuestión mencionada por el especialista es que en el cuarto trimestre de 2024, el Indec mejoró su metodología y comenzó a captar con mayor precisión en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) los ingresos no laborales, incluidos los programas sociales. El ODSA investiga si este cambio ha tenido un impacto relevante en la notable reducción de la pobreza durante ese período.
Simultáneamente, también influye en la percepción el creciente peso de los gastos fijos en los hogares debido al aumento de tarifas y servicios, lo que significa que, a pesar de que los ingresos han avanzado en términos reales, se percibe una menor capacidad de acceso a otros bienes.