
Según el informe técnico del Fondo Monetario Internacional, a finales de este año se lanzará la actualización del IPC, el índice que mide mensualmente la inflación en Argentina. Este reajuste ha sido anticipado por economistas y expertos en estadísticas desde hace tiempo.
La actualización ha sido un tema recurrente en la agenda económica, dado que la renovación de la canasta que se utiliza para medir la inflación ha acumulado demoras. Los estándares internacionales sugieren que la canasta se actualice cada cinco a diez años para evitar distorsiones debido a cambios en los hábitos de consumo de la población, garantizando así la representatividad del índice.
El FMI destacó esta cuestión en su último informe técnico sobre la primera revisión de metas. En un breve párrafo dedicado a asuntos estadísticos, el informe –redactado por el equipo técnico en consulta con los funcionarios del área económica– sostiene que el nuevo índice se lanzará a finales de este año.
Asimismo, menciona que la fecha exacta de implementación se discutirá en la próxima revisión de metas, programada para enero del año próximo, un desajuste que podría deberse a detalles editoriales al momento de publicar el informe.
Por ahora, desde el organismo estadístico informaron a Infobae que el trabajo técnico para implementar el nuevo índice ya ha sido finalizado y que ahora esperan “los avales institucionales para la actualización”. A cierre de esta nota, el Ministerio de Economía no respondió a las consultas de este medio para clarificar cuándo se pondrá en marcha el IPC renovado.
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En abril pasado, el director del Indec, Marco Lavagna, explicó el alcance del nuevo índice. El funcionario, que continuó en el cargo durante todo el mandato de Alberto Fernández entre 2019 y 2023, indicó que la actualización de la canasta que mide la evolución de los precios incluirá nuevos productos y servicios.
Según Lavagna, esta actualización busca reflejar con mayor precisión las modificaciones en los hábitos de consumo de la población, especialmente en un contexto económico que ha cambiado rápidamente en los últimos años. Señaló que la incorporación de servicios de streaming (como Netflix y Spotify) y el uso de celulares, entre otros bienes y servicios actuales, no conllevará una variación significativa en los resultados del índice.
A pesar de la inclusión de nuevos productos y servicios, el objetivo principal es mejorar la precisión de los datos. “Las diferencias entre los esquemas son pequeñas. Se busca un resultado final de la inflación que también requiera ajustes internacionales”, comentó el economista. Lavagna advirtió que, aunque haya cambios, el índice ajustado no mostrará diferencias notables en el resultado final.
Cómo sería el nuevo IPC actualizado
Tras la intervención del Indec durante el período 2007-2015, durante el macrismo se definió un nuevo IPC de alcance nacional, construido con ponderadores de las seis regiones que considera el organismo estadístico (Gran Buenos Aires, Pampeana, Noreste, Noroeste, Cuyo y Patagónica). Para ello, el Indec utilizó la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) 2004/05, comprometiéndose a actualizarla. Esta actualización se realizó entre 2017 y 2018 con una nueva edición de la ENGHo, que permitió reflejar de manera más precisa los patrones de consumo actuales.
Ensayo
Un informe de la consultora Equilibra exploró cómo sería el nuevo índice de precios a nivel nacional con una base de referencia actualizada. Con el cambio de base, se observan alteraciones en la estructura del gasto familiar reflejada en el índice. En términos generales, la canasta basada en la ENGHo 2017/18 asigna “un mayor peso a los servicios y un menor peso a los bienes”, en comparación con el índice anterior. En particular, los capítulos de Alimentos y bebidas no alcohólicas y Prendas de vestir y calzado ven reducida su participación en más de tres puntos porcentuales respecto al IPC vigente, mientras que aumentan los rubros de Vivienda —impulsado por el mayor peso relativo de alquileres y tarifas— y Transporte.
A continuación, se detalla cómo cambiarían las ponderaciones en una nueva canasta renovada con la encuesta de 2017/2018:
- Los alimentos y bebidas no alcohólicas, que actualmente representan el 26,9% de la canasta, pasarían a ser el 22,7% en el índice, lo que implica una caída de 4,2 puntos porcentuales.
- Prendas de vestir y calzado disminuirían su participación del 9,9% al 6,8%, es decir, una diferencia de 3,1 puntos.
- Restaurantes y hoteles también perderían 2,4 puntos en el total del índice, bajando del 9% al 6,6%.
- Los gastos en Salud (prepaga, medicamentos y otros) pasarían de representar el 8% al 6,4%, lo que significa 1,6 puntos menos.
- Bebidas alcohólicas y tabaco registrarían una caída, pasando del 3,5% de la canasta al 2%, es decir, 1,5 puntos menos.
- Por su parte, Equipamiento del hogar (muebles, accesorios, textiles, vajillas, cristales y servicio doméstico) también disminuiría, de 6,4% a 5,5%.
En contraste, otros rubros dentro del IPC aumentarían su peso según la nueva configuración, según la estimación de Equilibra.
- El segmento que más ganaría en el índice de precios sería Vivienda, electricidad, gas y otros (incluyendo el costo de tarifas de servicios públicos), que pasaría del 9,4% al 14,5% del gasto, es decir, 5,1 puntos más.
- Transporte aumentaría su representación del 11% al 14,3%, sumando 3,3 puntos. Este rubro y el anterior indican que los ajustes en tarifas impactarán de manera más directa en el IPC.
- Comunicaciones (internet y servicio de telefonía celular) crecería del 2,8% al 5,1%.
- Recreación y Cultura subiría 1,3 puntos hasta el 8,6%; Bienes y servicios varios (artículos de tocador, servicios y artefactos para cuidado personal, seguros, servicios financieros) crecería en 0,9 puntos hasta el 4,4%; y Educación lo haría en un 0,8% hasta el 3,1%.
Aunque las diferencias entre ambos IPC, el actual y el actualizado, generan ligeras variaciones mensuales en los registros de inflación, la tendencia general se mantiene alineada, según planteó esa consultora. Según el mismo informe, “la inflación acumulada entre diciembre de 2016 y febrero de 2025 es de 7.930% para el IPC actualizado y de 7.953% para el vigente”, lo que sugiere que “las divergencias tienden a compensarse” en períodos más prolongados. Sin embargo, al analizar la evolución en tramos más cortos y sensibles, como las transiciones de gobierno o momentos de bruscos cambios en precios relativos –como podría ser una devaluación–, pueden detectarse discrepancias más marcadas en la inflación acumulada entre ambas metodologías.