
El gobierno de Javier Milei y la Casa Rosada afrontan el tramo final de la campaña electoral con una intervención externa decidida y la obligación, tras las elecciones de medio término, de reordenar las piezas del gabinete, enviar señales de sustentabilidad política hacia adentro y hacia el exterior, y relanzar el sistema de alianzas para poder avanzar con las reformas tributaria, laboral y previsional.
Presionado por las circunstancias y con escaso margen de maniobra, Milei debió buscar con urgencia el salvataje de la administración de Donald Trump y, en particular, del secretario del Tesoro, Scott Bessent, cuando el poder de fuego del Banco Central argentino estaba al borde del colapso y ponía en riesgo el esquema de bandas cambiarias. Pero el rescate económico no solo llegó con condicionamientos financieros: también impuso exigencias en el terreno político.
La hoja de ruta ahora cambió. El objetivo es retomar el diálogo con los distintos mandatarios aliados y los bloques dialoguistas que, hasta mediados de este año, le habían brindado gobernabilidad y apoyos claves en el Congreso al gobierno libertario. La pérdida de esos respaldos se aceleró tras la estrepitosa derrota del pasado 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires.
Hasta el momento, el ascenso de Lisandro Catalán al rango de ministro dejó un sabor a poco, sumado al desgaste del jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Todo ello ocurre en pleno enfrentamiento electoral y con la estrategia desplegada por Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem para pelear cada territorio.
“Pasada la pirotecnia electoral hay un amplio consenso de hacia dónde tiene que ir Argentina”, sostuvo el Presidente el jueves pasado en una entrevista en LN+.
La recalibración del discurso presidencial no es casual. En EE.UU. muestran preocupación por el rumbo de la economía y esa inquietud explica el inédito salvataje financiero. La manifestación más concreta vino del Tesoro norteamericano, que está dispuesto a instrumentar una batería de herramientas financieras por la suma de US$ 40 mil millones. Ayer, el JP Morgan y otras cuatro entidades anunciaron que pondrían a disposición US$ 20 millones.
El pedido desde la administración Trump no dejó lugar a dudas. El lobbista Barry Bennett mantuvo una agenda nutrida de reuniones, no solo con el asesor presidencial Santiago Caputo en la Casa Rosada, sino también con dirigentes de la llamada “oposición dialoguista”.
Un dato no menor: según trascendió, la reunión que Bennett encabezó con Miguel Pichetto, Cristian Ritondo y Rodrigo De Loredo (con la presencia de Caputo) fue solicitada por la Embajada. Detrás de esa explicación oficial circuló otra versión: los llamados no habrían transitado el canal diplomático formal, sino que se hicieron a través de los impulsores de la movida, es decir Caputo y Bennett. Fue un intercambio de pareceres sobre la marcha del Gobierno. El mensaje incluyó la voluntad de la administración republicana de acelerar el desembarco de empresas norteamericanas en el país. Hasta ahora, la prometida lluvia de inversiones no se concretó. A la promesa renovada de Bennett se sumaron las lecturas sobre las elecciones del próximo 26, que generan más dudas que certezas.
Hoy es el propio Milei quien, en cada intervención pública, repite que están dispuestos a dialogar con todo aquel que no sea “kirchnerista”, y en ese grupo ubica también a los gobernadores nucleados en Provincias Unidas; muchos de ellos mostraron dureza en las últimas sesiones en el Congreso, aunque terminaron protegiendo a la Casa Rosada en la discusión sobre la reforma de la ley de los DNU.
La “intervención” sobre el gobierno de Milei no proviene únicamente de EE.UU. En el plano interno, Mauricio Macri empezó a enviar señales de acercamiento al Gobierno, aunque existe hermetismo sobre el contenido del encuentro que mantuvo con Milei, en presencia de Francos. El telón de fondo es el pedido de la administración Trump para avanzar en una ampliación de la sustentabilidad política.
La solicitud desde Washington fue tan intensa que hasta Caputo celebró en redes un mensaje de Macri. “Hace menos de dos años, la prioridad más urgente para todos los argentinos era detener la inflación. Después de importantes sacrificios (que continúan), el país alcanzó una estabilidad razonable”, lanzó el expresidente. La respuesta no tardó en llegar: “Estamos de acuerdo, Presidente Macri. Argentina necesita una nueva mayoría reformista que empuje en el Congreso los cambios de fondo que el Presidente @Jmilei lidera”, posteó decidido a salir de las sombras. El gesto llamó la atención porque Macri y Caputo siempre mostraron desconfianza mutua y, en más de una oportunidad, desde el entorno del asesor se admitió que el vínculo con el líder del PRO no era el mejor. Por ahora flota la idea de un relanzamiento que incluya a figuras del PRO.