
La Argentina cuenta con un parque automotor cuya antigüedad promedio es de 14,3 años. Esta cifra indica un retroceso del 1% en comparación con 2023, cuando la edad promedio era de 14,1 años. El informe anual de la Asociación de Fábricas de Componentes (AFAC) también señala que para detener el aumento del envejecimiento en el parque, se necesitarían vender 1,1 millones de autos 0km anualmente.
En el contexto actual, a pesar de la recuperación en las ventas del sector automotor y diversas proyecciones que estiman un piso de unas 650.000 unidades para 2025, aún sería necesario aumentar en un 40% más los patentamientos para alcanzar ese objetivo mínimo que frene la tendencia negativa.
La única manera de incrementar las ventas de autos es a través de precios más bajos y mejores condiciones de crédito. Para que los precios disminuyan, es necesario reducir los impuestos, y para mejorar el acceso al crédito, deben bajar las tasas de interés. Las primeras estimaciones para 2026 ya se están realizando y sugieren un escenario de aproximadamente 700.000 unidades.
“Cuando se vendieron 960.000 unidades, como sucedió en algunos años anteriores, había un fuerte impulso artificial, empujando autos que los clientes no deseaban. Creo que para alcanzar un nivel de 1.200.000 unidades, necesitas un nivel de crédito que se asemeje a lo que fue históricamente. Deberías financiar el 90% de los vehículos que vendas. La disponibilidad de crédito debe seguir creciendo y el costo debe caer a un nivel que permita a la gente invertir en un auto. Actualmente, el 50% de las compras son a crédito y mediante plan de ahorro, mientras que la otra mitad es al contado. Estamos lejos de eso”, comentó Martin Galdeano, presidente de Ford Argentina.
“En la actualidad, todos los créditos a tasas por debajo del 40% anual son subsidios proporcionados por las marcas. Este esfuerzo se puede llevar a cabo con cupos limitados de autos, con montos que no superen el 50% del valor del vehículo y con plazos breves, no mayores a dos años. Esto resulta en cuotas altas que solo pueden afrontar unos pocos,” explicó recientemente un director de ventas de una terminal automotriz a Infobae.
La idea del Plan Canje
Sin embargo, mientras estas dos variables aún no alcanzan o no se estabilizan en los niveles necesarios, hay en el Gobierno quienes creen que existen otras acciones que podrían preparar el mercado para ese momento.
“Es necesario generar la demanda. El mercado automotor actúa como un embudo que se está llenando; además de un flujo natural más lento, el embudo está prácticamente obstruido. La forma de despejarlo es permitiendo que los usuarios descarten su auto viejo y puedan adquirir uno más nuevo. Hay que poner la rueda en movimiento”, explicó una fuente que mantiene diálogos con las áreas gubernamentales involucradas. “Lo que están considerando es cómo implementar algún tipo de plan canje que sea natural y no impulsado por el Estado con subvenciones insostenibles”, aseguró.
Con un Gobierno que aboga por el equilibrio fiscal como herramienta fundamental para ordenar la macroeconomía, a niveles como no renovar la exención de aranceles sobre exportaciones incrementales, la idea es generar un beneficio para quienes venden un 0km gracias a la baja de un usado. Por esta razón, se amplió el número de piezas que los desarmaderos habilitados pueden recuperar, pasando de 30 a 142 autopartes, lo que permitirá dar más valor a los autos que se retiren del mercado.
“Es una manera de otorgar mayor valor a los autos usados, tanto para mantenerlos en mejores condiciones técnicas como para aquellos que deseen entregarlos a cambio de un cupón que se aplique a la compra de un auto nuevo”, fue el argumento expuesto.
Experiencias pasadas
En 1995 y 1999, Argentina vivió dos instancias de un “plan canje”. El primero ofrecía un 20% de descuento en la compra de un auto 0km, con el Estado asumiendo un 10%, los fabricantes un 8% y los concesionarios un 2%.
En el segundo plan, el gobierno aceptaba autos de más de 10 años y otorgaba un cupo con un monto fijo para utilizar en la compra de un vehículo 0km. Este cupo podía ser endosado hasta dos veces, permitiendo que quien descartara un auto usado pudiera usarlo para adquirir uno en mejores condiciones y entregarlo como parte de pago. Además, el gobierno redujo costos para los usuarios, como la exención del IVA o bonificaciones en los costos de patentamiento.
“El eslabón más débil de la cadena son los concesionarios, que igualmente ofrecen grandes descuentos para cumplir sus objetivos de ventas. Lo que se está considerando es cómo abaratar los costos de los autos a cambio de beneficios para quienes generan esos vehículos. De la misma manera, el Estado podría dejar de percibir el arancel de importación extra zona para autos híbridos y eléctricos dentro de un cupo determinado, el cual podría ampliarse a más unidades. También se podría explorar otra herramienta, como no cobrarles el arancel de exportación a las terminales a cambio de utilizar ese beneficio para vender autos 0km utilizando un certificado de desguace como parte de pago.
Si se avanza con la idea de ampliar el cupo, el beneficio se extendería a todo el sector automotor. En cambio, si se relacionara con los derechos de exportación, sería un “guiño” del gobierno hacia el sector industrial, el cual padece con la actual apertura total de las exportaciones.
“Se está evaluando. Si se concreta, probablemente sea algo que se busque implementar el año próximo”, afirmaron las mismas fuentes a Infobae.