
Los cambios de Gabinete no han terminado. En Balcarce 50 nodescartan que en los próximos días (u horas, según el timing que resuelvapresidente Mauricio Macri) se conozcan nuevos movimientos de ministros ysecretarios. Se supone que ya no serán en el gabinete económico, sino queapuntarán a unificar ministerios y reducir estructuras de acuerdo a lo pactadocon el FMI. En la mira están las áreas de Medio Ambiente, Cultura, Ciencia yTurismo, que podrían pasar de ministerios a secretarías de otras carteras. Hayuna puja del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, para absorberAgroindustria, que no es seguro que ocurra. En tanto, luego de los anunciosintempestivos del fin de semana no hay una definición unificada de cuáles seránlas medidas para contener las variables económicas.
Ya no quedan dudas de que la economía en 2018 le cambió lacara al Gobierno: Macri primero hizo regresar del exilio al presidente de laCámara baja, Emilio Monzó, al radical Ernesto Sanz y sumó al ministro deInterior, Rogelio Frigerio, a una mesa chica que -no por casualidad- pasó allamarse mesa política. Mesas chicas eran las de antes. Los tres coordinadoresde Gabinete que eran para Macri “sus ojos, sus oídos y soy yo” perdieroncompetencias. Tanto Mario Quintana como Gustavo Lopetegui debieron dejarle lugara Nicolás Dujovne como coordinador del gabinete económico. Con los últimoscambios, Dujovne se acerca cada vez más a ser un ministro de Economía antes quede Hacienda.
En dos días, Macri echó a varios pesos pesados deloficialismo, que habían resistido varias batallas internas en los primeros dosaños de su gobierno (por ejemplo, la que había eyectado a Adolfo Prat-Gay). Elprimero en salir fue el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger,quien se enteró de su salida el jueves por la noche. El viernes Dujovne dio unaconferencia de prensa para traer tranquilidad: no hizo ningún anuncio completo,solo enunció intenciones.
Los que se fueron
El segundo capítulo de una saga que no terminó llegó unsábado a las 19.58 cuando el Gobierno anunció, sin conferencia de prensa ninadie que diera explicaciones, nada menos que la salida de Francisco “Pancho”Cabrera de Producción y de Juan José Aranguren de Energía. El primero es un PROpuro, presidente de la Fundación Pensar, y tiene asegurada su continuidad en elGobierno, aunque ya en un segundo plano. El segundo es una de las figurasicónicas del Gobierno, criticada y resistida por la oposición hasta elcansancio. La forma en la que Macri decidió removerlo desconcertó a más de unoen el Gobierno: fueron unas pocas líneas en un comunicado. “Se trataba de doscosas diferentes: el Central y los ministerios”, decían en el Gobierno comoquien dice al pan, pan, y al vino, vino. Eso no ayuda a entender la sangría defiguras que no parece haber terminado.
No hay hoy una explicación clara ni interna ni hacia lasociedad de cuál es el plan para salir de las “turbulencias”, como el Gobiernodenomina a la situación económica que se torna cada vez más amenazante. Ante lasuba del dólar, apuestan a manejar las expectativas de una mejora en 2019 paraaplacar a las fieras: del segundo semestre (de 2016) ya están llegando alcuarto año del mandato (y a su posible final, si Macri no consigue lareelección).
En todos los casos, según comentan a este diario, ladecisión la tomó Macri con su círculo chico-chico, al que volvió su hermano dela vida, el empresario Nicolás Caputo. No obstante, los cambios son unavictoria que se anotó la mesa política de Cambiemos. Cabrera, por ejemplo,sumaba enemistades a granel: con el jefe del gobierno porteño, HoracioRodríguez Larreta, con la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, con elvicejefe de Gabinete, Mario Quintana. A eso se le sumaba la recomendación deMonzó y Frigerio a Macri de que hiciera cambios para oxigenar.
Es algo que, en rigor, le vienen señalando hace ya untiempo, la diferencia es que ahora los escuchó. La mayoría de ellos no supo dela decisión hasta que se la comunicaron a la mesa política. Para entonces,Cabrera había tenido una reunión en la que Macri le había explicado su decisióna su funcionario y amigo. Curioso: tras el anuncio oficial, Carrió salió aexplicar que era “imprescindible” remover a ese funcionario con el que habíaestado reunida apenas unas horas antes a pura sonrisa. Delicias de la política:Lilita no ocultó su felicidad por la salida de Aranguren. Dijo que sureemplazante, Javier Iguacel, es el “mejor funcionario del gobierno nacional”.
Los que se pueden ir
“Estamos en procesos de cambio. Y podría haber más. Sepodrían unificar ministerios”, advierte uno de los habitantes de la CasaRosada. Si bien en el oficialismo no quieren dar pistas hasta que lasdecisiones sean comunicadas oficialmente (tal como pasó con los que ya sefueron), la mira está puesta en aquellos ministerios que serían reducibles asecretarías, en línea con la propuesta de recorte de gastos pautada con el FMI.
Los que aparecen en la mira, sin confirmación oficialtodavía, son: el Ministerio de Ciencia y Técnica, el de Cultura (ambos podríanvolver a Educación, como en otras épocas), el de Turismo, el de Medio Ambiente(ambos podrían ser nuevamente secretarías y depender, por ejemplo, de Jefaturade Gabinete). No está claro si, de darse esos cambios, seguirían al frente, yacon un rango menor, Lino Barañao, Pablo Avelluto, Gustavo Santos y SergioBergman.
“El Presidente empezó a cambiar y mover fichas. Necesitamosfrescura y gestión de cara a lo que viene y renovarnos post-acuerdo FMI era uncamino. Y el Presidente tomó ese camino”, indicaban en Balcarce 50. No habría,no obstante, más cambios en el gabinete económico. No obstante, luego delentredicho entre Dujovne y el ministro Luis Miguel Etchevehere -por ladesaceleración de la baja de las retenciones a la soja que finalmente noocurrió- hay una pelea sorda para que Hacienda absorba Agroindustria. En elárea niegan que vaya a haber más cambios. Si hay que guiarse por cómo fueronlos últimos, pueden caer en cualquier momento y a cualquier hora.




