
Juan Roo, gerente general del laboratorio CDV, considera positivo desregular y simplificar trámites en el sector público. Sin embargo, opina que el proceso llevado a cabo por el Gobierno para productos veterinarios del exterior se realizó “sin escuchar a los técnicos”, lo cual resulta “preocupante”. Sobre este tema y otros, como el debate acerca de si el país debe continuar con la vacunación contra la aftosa, Roo se expresó ante LA NACION. “Debería ser un trabajo de análisis profundo entre todos los sectores”, comentó al respecto. A pesar de ello, evaluó esta cuestión como un tema de “baja prioridad” actualmente, ya que existen asuntos más urgentes que atender en la producción, incluso relacionados con otras enfermedades de impacto. También se refirió al valor de la vacuna utilizada en el país.
Al ser consultado sobre cómo perciben la desregulación del Gobierno para la importación de productos veterinarios del exterior, promovida por el Senasa, incluso para vacunas antiaftosa, Roo señaló que observan este aspecto “con mucha preocupación”.
“Desde CDV coincidimos en que se deben desregular y facilitar los trámites en el ámbito público; sin embargo, en el caso de la biología, la situación es más compleja. La forma en que se ha llevado a cabo, sin escuchar a los especialistas y poniendo en riesgo el alto estatus sanitario del país, es preocupante”, manifestó.
Según el ejecutivo, “se habló de un concepto de equivalente que no se sabe qué es ni se ha informado claramente a qué se refiere”. Indicó que esto permite “que en 30 días cualquier producto de cualquier parte del mundo ingrese al país, sin saber cómo fue producido, sin auditorías de plantas, sin trazabilidad, requisitos que se exigen en todo el mundo”.
Roo subrayó que la situación respecto a la aftosa es “aún más preocupante”. Dijo: “El producto que se ingresó para pruebas provenía de una planta cerrada, sin auditoría, y en los primeros controles básicos rompió emulsión y no aprobó. El riesgo de esto no solo afecta al productor y la industria, sino al país, que podría sufrir un impacto negativo en su exportación cárnica, que supera los US$3000 millones anuales”.
-¿Cómo les afecta?
-Como empresa que decidió invertir más de US$80 millones en una nueva planta desde que asumió este Gobierno, nos afecta y preocupa. ¿De qué sirve invertir y producir aquí para exportar si los requisitos locales son mucho más exigentes que los de los productos que llegan de cualquier parte del mundo sin control? Sin contar que si sumamos la componente impositiva, aunque se ha mejorado, sigue siendo elevada en comparación con países vecinos como Paraguay, por ejemplo. Enviamos un mensaje ambiguo: inviertan para producir aquí, pero los importados tendrán beneficios.
En junio pasado, la Organización Mundial de la Salud Animal (OMSA) declaró a Brasil libre de aftosa sin vacunación. Bolivia también recibió dicho reconocimiento. Este logro para Brasil y Bolivia se dio en un contexto en el que brotes de la enfermedad resurgieron a nivel mundial, lo que generó debate en Argentina: ¿deberíamos dejar de vacunar? ¿Cuál debería ser la estrategia argentina?
En este sentido, Roo indicó: “Creo que debería ser un trabajo de análisis profundo entre todos los sectores. No es cierto que vacunar signifique perder mercados; Uruguay, por ejemplo, vacuna y exporta a más de 100 países. Ya hemos probado dejar de vacunar y perdimos mercados durante más de 15 años. Considero que este tema es de baja prioridad en la actualidad; deberíamos enfocarnos en cosas más urgentes, como por qué nuestra tasa de destete es del 63% en comparación con el 90% que se observa en los estándares más altos del mundo, o por qué todavía enfrentamos enfermedades endémicas como DVB, carbunclo y rabia. También debemos reconocer que dejar de vacunar resulta más costoso que hacerlo. Se deben establecer controles y monitoreos permanentes en todo el país, y alguien tiene que asumir ese costo.”
El ejecutivo del laboratorio amplió: “Brasil y Bolivia dejaron de vacunar, y Paraguay lo hará en un año. Veamos qué sucede en esos países una vez que caiga la inmunidad y tendremos una buena perspectiva de lo que podría pasar. En lo que va del año, se han registrado más de 200 focos de aftosa en países como Alemania, Hungría, Israel y otros”.
Otro tema que ha estado en discusión en los últimos meses es si mantener dos campañas de vacunación o realizar una sola. La Mesa de Enlace, recordemos, presentó en marzo pasado al secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, una propuesta para excluir definitivamente a la categoría novillo, junto con vacas y toros, del segundo programa de vacunación de este año, y realizar una única campaña en 2026, enfocándose solo en los terneros. Este asunto está siendo analizado por el Gobierno, aunque aún no hay una definición.
“Una vez más, esto es un análisis más científico que económico. Las vacunas producidas en Argentina son de la más alta calidad y protección. Nuestro altísimo estatus sanitario se debe a ello, y debemos cuidarlo. Existen equipos científico-técnicos de gran capacidad en el Senasa, INTA y veterinarios de investigación que pueden evaluar la conveniencia de modificar un esquema que ya se ha reducido considerablemente. Consideremos que el costo de vacunar contra la aftosa representa menos del 1,2% del costo total que implica mantener una vaca por año, y un plan sanitario completo no supera el 3%/4%. Vacunar es una inversión, no un gasto.
-¿Qué tiene que decir sobre las críticas al costo de la vacuna?
-Todo proviene de un mal uso de la información y del oportunismo de algún aventurero que busca ganar unos millones en un pase de manos. Comparar el costo de la vacuna en Argentina con el de Brasil o Paraguay es malicioso y engañoso. Además, un café aquí cuesta más en la estación de servicio en un vaso de cartón que en el centro de París o Madrid. Argentina está en un proceso de ordenamiento macroeconómico, y las distorsiones que enfrentamos tomarán tiempo en resolverse. La vacuna argentina, hasta marzo de 2025, contenía 4 cepas, mientras que la de los países vecinos tenía 2 cepas. La vacuna argentina está exenta de IVA, lo que implica que todo el IVA representa un costo: no se puede considerar como crédito, y eso sin mencionar el resto de los impuestos. Por ejemplo, en Pilar, donde está ubicada nuestra firma, la tasa de Seguridad e Higiene es superior a Ingresos Brutos, lo que significa que la carga impositiva de la vacuna supera el 50% de su costo.”
Roo explicó que la última campaña de 4 cepas se vendió a un promedio de $1000, equivalente a aproximadamente US$0,83. Agregó que en Brasil se dejó de vacunar y se intentó traer un lote que fue rechazado en controles allí, con un costo estimado de US$0,60 aquí. Después hay que distribuirla por todo el país, como hacemos nosotros, incluyendo ese costo en nuestro precio. Actualmente, estamos produciendo una vacuna de 2 cepas debido al cambio de resolución, lo que permitirá reducir el costo sin comprometer la calidad. Celebramos la competencia, pero en condiciones equitativas.
Por último, el gerente general del laboratorio se refirió a la posibilidad de realizar cambios en los entes de vacunación. “Los entes surgen de la necesidad de los productores y del control que ejerce el Senasa para garantizar la aplicación de la vacuna. Corresponde a los laboratorios producirla; nuestro canal natural es el veterinario, quien debe aplicar el producto asegurando su uso correcto. Los entes son propiedad de los productores, quienes fijan los honorarios, viáticos y garantizan la aplicación”, concluyó.