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Jueves, 16 de octubre de 2025

Gane o pierda, después del 26 el Gobierno tiene que cambiar

Gane o pierda, después del 26 el Gobierno tiene que cambiar

El Tesoro de los Estados Unidos volvió a intervenir este jueves. Incluso, tal como vino haciendo desde el principio, le solicitó abiertamente al banco que había operado por cuenta y orden suya comprando pesos, que lo hiciera público. Que se note que el Tío Sam, dueño de la máquina impresora de dólares, estaba haciendo su entrada triunfal en el mercado argentino. Este, sin embargo, se vio cara a cara con el gigante norteamericano y apenas se mosqueó.

La Argentina sufre, desde hace semanas, una crisis de credibilidad. Difícil explicar de otra manera que la billetera más grande del mundo ofrezca un paquete de ayuda multimillonario y, así y todo, el mercado ni siquiera ponga en duda sus creencias. En la City se mantiene inalterada la idea de que, eventualmente, las bandas de flotación cambiarias requerirán algun tipo de ajuste.

En una reunión organizada por el banco JP Morgan, en el marco de la Asamblea anual del Fondo Monetario Internacional, en Washington, el ministro Luis Caputo y el presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili, insistieron en que no habrá cambios de política con las elecciones. Pero, tal como sucede con las intervenciones en la red X del secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent –que tienen un impacto cada vez más fugaz– el mensaje no termina de calar profundo. El mercado perdió la fe. Ahora solo quiere pruebas materiales.

Desde agosto que la economía está envuelta en una vorágine difícil de digerir, con el dólar subiendo, las tasas de interés por las nubes –esta semana se registraron operaciones de cortísimo plazo al 200% anual–, la mora aumentando y el crédito volviéndose casi una excepción. En los bancos reconocen que por primera vez en años, una de cada 10 personas que toma un crédito lo deja de pagar en la primera cuota. A estas tasas, se sabe, quien toma un préstamo lo hace por pura desesperación.

Faltan apenas nueve días para las elecciones de medio término y la demanda de dólares se mantiene firme. No son solo los grandes inversores los que eligen cubrirse ante la incertidumbre: también los pequeños compran y mucho. En los grandes bancos admiten que la demanda minorista por homebanking por momentos tracciona más que la de las grandes compañías. Una sola entidad privada tuvo en el feriado de la semana pasada compras por casi US$100 millones, según afirman en el mercado. La dolarización de ahorros es evidente. Según consigna el economista Amilcar Collante, desde la elección en la provincia de Buenos Aires, los depósitos en dólares subieron US$2700 millones, a US$35.000 millones, un récord durante la gestión Milei.

Las encuestas arrojan por ahora un final abierto. No todo luce tan negro para el oficialismo. Al menos, en términos relativos a la performance bonaerense, la administración libertaria tiene todavía con qué ilusionarse. Una encuesta que Alejandro Catterberg, director de Poliarquía, presentó esta semana en un evento para inversores en Washington arroja que el índice de aprobación del presidente Javier Milei subió nueve puntos el último mes, aunque todavía está 14 abajo con respecto a los registros de hace tres meses. Su imagen negativa, no obstante, está en un 47%, ya casi en niveles similares a la que tienen Cristina Kirchner (50%) y Mauricio Macri (45%), y apenas por encima de la de Axel Kicillof (42%). Para el electorado, Milei dejó de ser un outsider. Es parte de la casta.

En el Gobierno parecen haber tomado nota del golpe. Saben que los números están finos. Los más optimistas dicen que podrían llegar al 35% de los votos. Otros afirman que, por ahora, sólo tienen garantizada la victoria en cinco distritos: Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos, Mendoza, Tierra del Fuego y Salta. Cualquiera sea el caso, en el oficialismo saben que la moneda está en el aire. Por eso se decidió poner el foco en la fiscalización.

Los empresarios que habían colaborado en la segunda vuelta, en 2023, entraron de nuevo en escena. Algunos de los hombres y mujeres de negocios que habían estado en su momento con los equipos de Mauricio Macri se sumaron. Parece que en materia de fiscalización los técnicos tienen mejores resultados que los viejos lobos de la política.

También es evidente que el problema de credibilidad no lo resolverá solo el generoso Bessent. La crisis de los últimos meses no ha sido gratis. Se especula con que habrá cambios en el gabinete. Hacen falta nuevas caras y, sobre todo, nuevos modales. Lo que no está tan claro es quiénes serán los que tomarán la posta. La interna en el gabinete es feroz. Hay quienes aseveran que el otrora vértice del triángulo de hierro, Santiago Caputo, estaría buscando un cargo formal, casi de superministro. Incluso que pondría su incorporación al gabinete como prenda de su continuidad. Todo, claro, dependerá del resultado electoral.

No son pocos los cambios que deberá hacer el Gobierno para recuperar la credibilidad perdida. El Fondo Monetario Internacional y el Tesoro norteamericano también esperan ver cómo Milei reconstruye puentes con aliados que alejó en medio de sus ínfulas romanas. Los tiempos del imperio, sin embargo, terminaron. Ahora es tiempo de república. En eso también la administración libertaria está empezando a trabajar. Hubo diálogos con gobernadores y opositores. También el resultado del 26 de este mes dirá cuál es el alcance de estas negociaciones.

Todavía tiene con qué dar pelea la administración libertaria. Y no pasa todo por la plata que pueda aportar Donald Trump, que parece firme. (Según el sitio norteamericano Semafor, entre los bancos que estarían trabajando en la línea de crédito garantizada por el Tesoro de los Estados Unidos ya están JP Morgan, Bank of America, Goldman Sachs y Citi.

El acuerdo comercial con los Estados Unidos, aseveran, es inminente. También en el campo se ilusionan con una cosecha de trigo y cebada que será histórica. Se estima que sumará el trigo unas 22 millones de toneladas, mientras que la cebada alcanzará los 5,3 millones de toneladas, de acuerdo con estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Asimismo, están por salir algunas grandes licitaciones públicas que servirán para movilizar la actividad pero, sobre todo, como señal de cambio de un Gobierno que hasta ahora mostró deficiencias de gestión. El 15 de noviembre está prevista una nueva audiencia pública para presentar los pliegos de la Hidrovía. Una vez realizada, no debería demorar más de un mes la iniciación del proceso de licitación. Tal como sucedió la última vez, quedarán excluidas de la compulsa aquellas sociedades que tengan como accionista algun Estado. En otras palabras, no habrá empresas chinas habilitadas para participar. Un guiño al amigo Trump.

Entre los empresarios, hay en general vocación por seguir apoyando. Aunque en el coloquio de IDEA, que se desarrolla desde el miércoles en Mar del Plata, hay una desazón generalizada (para ellos, Milei y su equipo también perdieron el lustre), muchos esperan que el Gobierno pueda avanzar en la reformas económicas prometidas desde hace décadas. Saben que no lo puede hacer solo. Existe, al final del día, la ilusión de que, en algun momento, el Gobierno les devuelva la fe. Tiene todavía que demostrar con qué.


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