Lunes, 21 de julio de 2025   |   Campo

Furor en la Rural por la raza equina que promueve la terapia y fortalece la unión familiar

Furor en la Rural por la raza equina que promueve la terapia y fortalece la unión familiar

Inspirada por una historia de raíces irlandesas y con una profunda huella cultural, una mujer trajo a Argentina una raza equina única en el mundo, con potencial terapéutico y familiar. “Es un caballo que viene a buscar al humano, como si supiera que su tarea es acompañarlo”, expresó con emoción María Julia Burgos, la primera criadora de la raza Gypsy Vanner en el país.

Originaria de Corrientes y con un fuerte vínculo con Irlanda, a través de su esposo, un descendiente de inmigrantes, Burgos conoció a esta raza equina en un club hípico más de una década atrás. Desde entonces, su vida y su misión se transformaron por completo.

El Gypsy Vanner es una raza joven que surge del vínculo entre la tradición nómada y la vida familiar. Su origen se encuentra en comunidades gitanas itinerantes del norte de Irlanda y de las regiones celtas del Reino Unido. Criado para tirar de las caravanas donde habitaban varias generaciones, su carácter manso y confiable era esencial.

Así es el Gypsy Vanner, el caballo gitano que llegó a Argentina con una misión familiar y terapéutica

De estructura robusta, patas fuertes y un porte armonioso, este equino destaca también por su estética singular. Llama la atención por sus crines largas, su pelaje abundante en la cola y el característico flequillo en las patas, conocido como “plumas”. Su pelaje puede mostrar diversas combinaciones, siendo muy apreciada la capa manchada de blanco con negro o marrón, que resalta aún más su figura elegante.

Rodolfo Poliszczuk, adiestrador especializado en caballos de tiro, fue quien se ocupó del entrenamiento de los primeros ejemplares nacidos en Argentina

Lo que realmente distingue a esta raza, más allá de su belleza, es su temperamento excepcional: dócil, inteligente y receptivo al contacto humano. Esta nobleza natural lo convierte en un caballo ideal para actividades recreativas, terapéuticas y para trabajar con personas sin experiencia ecuestre. “Vivían con la familia, tiraban del hogar ambulante y estaban con los niños y los abuelos, por eso su temperamento debía ser inmejorable”, explicó Burgos.

Sin embargo, fue en Estados Unidos donde esta raza encontró su estandarización y proyección global. “Allí seleccionaron los mejores ejemplares en Irlanda e Inglaterra y crearon un estándar de gran pureza”, detalló. Fascinada por su estética glamorosa —su pelo largo y abundante, así como su elegante movimiento— decidió viajar a Ocala, uno de los epicentros ecuestres de ese país, para conocer en persona a su fundador y principal criador.

En 2016, concretó la compra de tres animales fundadores: un padrillo y dos yeguas, que llegaron en avión a Argentina. Después de alquilar inicialmente un predio en Escobar, se trasladó a Capilla del Señor, donde actualmente Burgos cría una manada de 15 ejemplares. “Estos son los primeros Gypsy Vanner de máxima pureza nacidos en Argentina. Es una fundación; aún no hay asociación, pero el objetivo es crearla a medida que se sumen más criadores”, sostuvo.

La visión de Burgos no se limita a lo genético; su propósito trasciende: fundar un centro terapéutico, educativo y recreativo familiar: “Mi sueño es mostrar la esencia de esta raza; es un caballo pensado para acercar el mundo ecuestre a quienes no tienen experiencia, ni campo, ni habilidades previas”

La visión de Burgos no se limita a lo genético; su propósito trasciende: fundar un centro terapéutico, educativo y recreativo familiar. “Mi sueño es mostrar la esencia de esta raza sin que se distorsione. Es un caballo diseñado para acercar el mundo ecuestre a quienes no tienen experiencia, ni campo, ni habilidades previas. Es un caballo para todos”, afirmó con firmeza.

Burgos reconoció que durante mucho tiempo no pudo compartir su amor por los caballos con quienes no estaban en el ambiente. “Era una pasión muy solitaria. Me di cuenta de que hacía falta una raza accesible y amable, que sirviera como puente para acercar a las personas al caballo”, explicó.

Actualmente, Burgos prioriza el bienestar de sus animales por encima de la reproducción masiva: “No hago parir a las yeguas antes de los tres años. Prefiero cuidarlas. Hoy tengo ocho hembras jóvenes y espero tres nacimientos para fin de año”

El Gypsy Vanner, también conocido como Fancy Horse en Estados Unidos, tiene múltiples usos: puede ser montado, utilizado en tiro o incluso en actividades recreativas y terapéuticas. “Su temperamento es tan sereno que resulta adecuado para personas con discapacidades, adultos mayores o niños pequeños”, resaltó.

Rodolfo Poliszczuk, adiestrador especializado en caballos de tiro, fue quien se encargó del entrenamiento de los primeros ejemplares nacidos en Argentina. “Cuando María Julia me pidió que los adiestrara, no conocía la raza. Me sorprendieron gratamente: aprenden con rapidez, son muy inteligentes y, sobre todo, muy nobles. Pueden ser utilizados en cualquier ámbito: desde una quinta familiar hasta una estancia con carruajes de lujo”, relató.

Poliszczuk, con décadas de experiencia, subrayó un punto crucial: “Son tan rápidos para aprender lo bueno como lo malo, por eso el trabajo debe ser preciso. Pero la mansedumbre que poseen es verdaderamente espectacular. Son ideales para la familia: no van a poner en peligro a nadie”.

Actualmente, Burgos prioriza el bienestar de sus animales por encima de la reproducción masiva. “No hago parir a las yeguas antes de los tres años. Prefiero cuidarlas. Hoy tengo ocho hembras jóvenes y espero tres nacimientos para fin de año”, destacó.

Sobre el futuro de la raza en el país, se mostró optimista: “Tiene más potencial del que imaginé. Después de la pandemia, mucha gente busca reconectar con la naturaleza. El caballo, el carruaje, la vida al aire libre, vuelven a tomar valor. Este es un caballo que no solo es bello, es un compañero, une a las familias”.

Para la criadora, en un país donde el caballo cuenta con una sólida tradición cultural, la llegada del Gypsy Vanner propone un nuevo paradigma. No se trata únicamente de estética o rendimiento. Es, en palabras de Burgos, “un caballo que transforma”.

Déjanos tu comentario: