
La derrota del peronismo en la elección del domingo no admite una sola lectura entre sus dirigentes; por estas horas hay tantas tribus como análisis.
Hay un punto en el que coinciden: cuando el anti peronismo se une, la elección está perdida. La tercera vía que se presentaba como alternativa al voto de derecha no funcionó y la lista de La Libertad Avanza concentró ese caudal.
Provincias Unidas, patrocinada por seis gobernadores que hasta hace poco fueron aliados del partido violeta, esperaba llevarse el 10% de los votos a nivel nacional. Apenas alcanzó el 4,96%. “Provincias hundidas”, lo había bautizado semanas atrás un dirigente peronista. Ese 5% que le faltó se volcó hacia La Libertad Avanza, que superó el 40% de los votos.
“El 7 de septiembre funcionó como despertador del voto estratégico no peronista. Milei agrupó el voto de centro derecha como Mauricio Macri después de las PASO”, evalúa un importante dirigente de Fuerza Patria para explicar el resultado del 26O.
Creen también que la apuesta oficialista al voto por miedo rindió sus frutos. “El voto estabilidad frente al miedo del agite sirvió porque la gente no quiere más quilombos en su vida”, reflexiona otro peronista.
Fuerza Patria y sus diferentes sellos celebraron con amplitud en Formosa, Tucumán y Catamarca. Lograron una victoria ajustada en La Pampa y en La Rioja, que se confirmó sólo con el 99,2% escrutado. En la provincia gobernada por Ricardo Quintela el peronismo apenas aventajó a LLA por 621 votos. “La Rioja está ahogada, es un milagro que se haya ganado cuando desde hace dos años desde Nación no le giran los fondos que le corresponden”, dicen desde Buenos Aires.
Además, el peronismo volvió a ganar territorios que no gobierna como Santa Cruz y San Juan. Cabe sumar la victoria en Santiago del Estero en alianza con el Frente Cívico, una estrategia que le ha asegurado elección tras elección los tres senadores de esa provincia.
Con los números aún calientes, algunos destacan resultados provinciales más allá del 31,70% del cómputo nacional. En Tierra del Fuego, el sello de Fuerza Patria y Defendamos Tierra del Fuego —que también representó al peronismo— obtuvo el 51% de los votos (LLA sacó 38,5%). La suspensión de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias jugó en contra del peronismo, que no pudo exhibir listas de unidad.
Otros datos señalan a Jujuy, gobernada por Provincias Unidas: las dos listas peronistas (Fuerza Patria y Primero Jujuy Avanza) sumaron el 30,64% frente al 37,22% del sello violeta y el 20,02% del oficialismo provincial. En Capital Federal, la boleta a senadores rozó el 30%, unos puntos por encima del techo habitual del peronismo en ese distrito.
Hay reproches, por ejemplo, por el cierre de listas en Salta, donde el peronismo quedó tercero y lejos. “Podíamos hacer un acuerdo con Gustavo Sanz y lo terminaron corriendo para defender a Emiliano Estrada (candidato a diputado) y al final nos quedamos terceros sin el diputado y sin el senador”, evalúan sobre la decisión de CFK de llevar lista propia.
Sergio Massa lo viene advirtiendo: hay peronistas no K a los que hay que dejar de echarlos. La frase resuena después de la elección. El tigrense trabajó por la unidad, pero también advirtió: unidad sin cohesión de campaña no alcanza.
Para el peronismo, el foco del día después está puesto en la provincia de Buenos Aires. No sólo porque allí se concentra la mayor cantidad de votantes, sino porque se perdió en un distrito donde, apenas 50 días atrás, se había sacado una diferencia de 13 puntos.
Surgen varias hipótesis además de la concentración del voto anti peronista. El primer escollo fue el armado de las listas y la elección de los candidatos. “Nadie se quiso hacer cargo de Jorge Taiana y no hubo campaña”, admiten.
También afloró la discusión sobre la estrategia del desdoblamiento y el rol de los intendentes. ¿Jugaron o no? ¿La decisión de Axel Kicillof resultó eficaz?
Cristina Kirchner venía diciendo antes de conocer los resultados que el triunfo en las legislativas bonaerenses era válido si se podía repetir a nivel nacional, algo que no ocurrió. Massa tiene otra lectura: sostiene que la medida funcionó para quienes impulsaron el desdoblamiento, los intendentes. “Ellos consolidaron sus concejos deliberantes y eso para ellos fue suficiente”.
Lo cierto es que en la calle, la ausencia de la campaña territorial se notó. No hubo distinción de color político: ni los jefes comunales que responden a CFK, ni los que responden a Kicillof ni a Massa salieron como lo hicieron en la campaña del 7 de septiembre. Además, los jefes distritales se quedaron sin representación en la lista nacional: ni Cristina Kirchner —que acaparó la mayor cantidad de lugares— ni Axel Kicillof ni Sergio Massa les dieron espacio.
Desde La Plata responden a los señalamientos que vienen del ala K. “Semejante ola nacional deja en claro que la estrategia desplegada para octubre no funcionó”. Y detallan: “Se creyeron que dejando a la gente sola iba a darse cuenta del ´yo te avisé y vos no me escuchaste´ y con eso iba a alcanzar para convertirnos en una alternativa. No sucedió”.
Sobre la derrota (por 46.600 votos que ahora serán contados por la justicia electoral) se defienden argumentando que, más allá de la pérdida de votos propios, la concentración del caudal de terceras fuerzas en La Libertad Avanza terminó pintando el mapa de violeta.
El análisis electoral en Fuerza Patria recién empieza y hasta ahora es incierto hasta dónde llegarán las disputas internas que abrirá esta nueva derrota.
