
El gobernador avanza con el cierre de escuelas bajo el discurso del “reordenamiento escolar”. La política educativa provincial replica así el modelo de ajuste y desfinanciamiento del gobierno de Milei.
Desde que Frigerio gobierna Entre Ríos y Alicia Fregonese preside el Consejo General de Educación, relevar el número de estudiantes tuvo un único propósito: cerrar escuelas.
Se lo hace en el marco de un programa que suena técnico y racional —“reordenamiento escolar”— pero en los hechos implica ajuste y desmantelamiento del sistema educativo público.
Como producto se cierran entre otros, centros de educación de adultos, talleres de la Escuela Hogar Eva Perón, grados de escuelas comunes y Nina, instituciones de zonas rurales y, más recientemente la Escuela de Educación Técnica de gestión privada N.º 191 María Reina Inmaculada, ubicada en el barrio Maccarone de Paraná, que ha contado como referencia histórica al Padre Alejandro Patterson.
En cada una de esas decisiones hay estudiantes alejados de su escuela, docentes desplazados, familias desprotegidas y comunidades enteras que pierden su único espacio de encuentro y aprendizaje.
Frigerio y Fregonese se desentienden y es evidente la falta de compromiso con lo que deben hacer. Rehúyen de su responsabilidad e incumplen con la garantía que el estado debe otorgar. Y el derecho a la educación se hace trizas.
Lo grave es que faltan en flagrancia al mandato de leyes nacionales, provinciales y la Constitución, a la par de Milei y su gobierno.
Sin duda los une la misma matriz ideológica: ajuste del gasto público con impacto en la mayoría de quienes no llegan ni a fin de mes.
Surgen preguntas inevitables: ¿Conocen las verdaderas necesidades del sistema educativo entrerriano? ¿Cómo acompañan la realidad de alumnos, docentes y familias que quedan en el camino? ¿Qué propuesta ponen en marcha para la retención de los alumnos, sobre todo cuando las becas Progresar han disminuido sus beneficiarios a la mitad?
¿Cuántas escuelas nuevas se están construyendo en estos dos años, mientras se destruyen edificios por falta de mantenimiento?
¿Cómo plantean sostener los talleres donde se forman técnicos entrerrianos/as del nivel secundario, si al mismo tiempo aplauden la desaparición del Fondo Nacional de la Ley 26058 de Educación Técnica y Profesional que los financia? Todo a pesar que la Cámara de Diputados provincial aprobó por Resolución 26/25 hace unos días, el apoyo a la continuidad de dichos recursos.
El gobernador suele responder con una frase de manual:
“La mitad del presupuesto provincial se destina a educación, por lo que cada peso tiene que estar bien invertido. Ojalá pronto podamos generar los ahorros necesarios para mejorar los sueldos docentes y concretar más obras en escuelas.”
Sin embargo, la gestión por el reclamo de financiamiento que le corresponde a la provincia para educación y para las universidades, brillan por su ausencia. Rogelio prefiere esperar —como si fuera cuestión de fe— que las “fuerzas del cielo” provean lo necesario.
Sería bueno que el gobernador estudie concienzudamente la historia de Entre Ríos y antes de decir ” quiero avanzar desde el Siglo XIX en que estaba enquistada la provincia hacia el siglo XXI…” aprenda que nuestra provincia, que no es la de él, fue pionera en la educación en el siglo XIX y una adelantada en la defensa de intereses federales, acá estuvo el origen del estado nacional justo en contra de los intereses del puerto de donde él proviene.
Además el espacio político que integran Frigerio y su candidata Fregonese comparten ideas con los Benegas Lynch, uno de ellos candidato y el otro actual diputado por Buenos Aires, quien las hace patente al afirmar:
“Yo no creo en la obligatoriedad de la educación. Muchas veces no te podés dar el lujo de mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitás en el taller, trabajando.”
Y refrendó: “Eso puede pasar en la estancia, y sobre todo en Argentina, que no te podés dar el lujo de mandar a tu hijo al colegio….”
Esa frase, que no fue un desliz, expresa de modo salvaje la concepción regresiva que tienen todos ellos; donde la educación deja de ser un derecho y es un lujo reservado para pocos o para los dueños de las estancias. Tal vez por eso no les preocupe fumigar escuelas rurales ni exponer a docentes y estudiantes a riesgos de salud.
Paradójicamente, el mismo gobierno que ajusta y desinvierte recibe un premio de la ONG Argentinos por la Educación. ¿A cambio de qué? ¿De cerrar salas de nivel inicial? ¿De paralizar obras y programas pedagógicos?
Por esa razón, espero que de una vez contesten la información que requerí vía la ley de Acceso a la Información Pública sobre el convenio y los recursos provinciales comprometidos a favor de la mencionada Asociación.
Aún no hay respuesta.
El futuro educativo de Entre Ríos está en riesgo.
Cerrar escuelas no es reordenar: es desmantelar posibilidades educativas y romper la trama social que sostiene a comunidades. Inaugurar y alardear desde un edificio, que no construyó su gestión, un lugar de contención para innovaciones no es progreso por sí solo, si los lugares de formación y las universidades se caen por falta de recursos.
Mientras el gobierno repite el mantra del “ahorro” y de la “inversión inteligente”, quienes pierden su escuela pierden también la oportunidad de construir presente y futuro cerca de su casa.
Escuelas clausuradas, aulas y talleres cerrados, salarios docentes de miseria, estudiantes pobres sin becas, techos caídos, sin obra pública escolar, sin libros, sin tecnología, ese es el panorama que está definiendo Frigerio para el siglo XXI.
Imperdonable.
(*) Diputada Nacional por Entre Ríos del PJ