
El crecimiento acelerado de los avances tecnológicos y la variabilidad climática serán dos elementos clave para enfrentar los desafíos que plantea el sector agropecuario en el futuro. Para ello, es fundamental fortalecer características como la flexibilidad, la gestión de datos, la capacidad de toma de decisiones en la empresa agropecuaria y la incorporación de nuevos conocimientos.
Estas reflexiones surgen de un panel en el que participaron dos destacados referentes del agro: Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA, y Roberto Bisang, economista y docente de la UBA, durante el congreso “Código Abierto” de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), que tuvo lugar en la Rural.
El debate fue impulsado por una pregunta formulada por Martin Rainaudo, coordinador del encuentro y miembro de Aapresid, sobre cómo afrontar el crecimiento exponencial de la tecnología. Bisang explicó que la biología ocupa un lugar central en estos cambios tecnológicos, especialmente debido al creciente conocimiento de los microorganismos y al desarrollo de equipos robóticos con sensores.
Martín Rainaudo, Pablo Mercuri y Roberto Bisang, en el congreso de Aapresid
Según su descripción, hay un Paradigma 4.0 que demanda adaptar “el paquete tecnológico al ambiente” y subraya la importancia de identificar quién liderará el planteo productivo, a quien definió como “decisor”, dejando atrás al mero productor.
Entre las tecnologías que jugarán un papel crucial en el futuro, Bisang mencionó la inteligencia artificial, la automatización, la biotecnología aplicada, la trazabilidad y las energías renovables.
En este contexto, destacó la relevancia de los cambios en relación con el ambiente. “La tecnología también mueve”, comentó, haciendo una analogía con un juego de ajedrez. Este concepto dio pie a Mercuri, quien señaló que la variabilidad climática será una constante en el sector agropecuario en los próximos años.
El especialista del INTA mencionó que, al analizar las tendencias de temperaturas y precipitaciones en Argentina durante los últimos 60 años, se ha observado un aumento en la frecuencia de fenómenos extremos. En este sentido, aconsejó no solo estudiar las temperaturas y precipitaciones promedio, sino también la ocurrencia de olas de calor y heladas, así como la intensidad y frecuencia de las lluvias. “Los extremos están marcando los techos productivos”, afirmó. “El ‘jaque’ es la falta de lluvias y el ‘mate’ viene con el calor”, enfatizó Mercuri.
Asimismo, indicó que ha habido un incremento en las crisis hídricas, por lo que recomendó llevar a cabo un análisis de los cambios en las cuencas hídricas. “La variabilidad es alta”, sostuvo.
La variabilidad climática, con fenómenos extremos, será una constante en el agro, afirman los expertosAgricultura
El experto del INTA recordó que siguen vigentes los consejos del geólogo Florentino Ameghino en su obra Las secas y las inundaciones de 1884, sobre la necesidad de considerar el almacenamiento de agua. En definitiva, es necesario encontrar “soluciones basadas en la naturaleza”, afirmó.
Otro concepto que aportó Mercuri fue la importancia de aumentar las mediciones, no solo del impacto de los fenómenos climáticos, sino también del manejo del lote. “Vamos hacia una agronomía cuantitativa; es una agronomía que mide”, declaró.
En cuanto a proyecciones climáticas, el especialista comentó que grandes empresas tecnológicas como Microsoft y Google están desarrollando modelos predictivos de inteligencia artificial que permiten realizar pronósticos con un alto grado de certeza a 20 días. Anticipó que esta herramienta presentará más novedades en los próximos años.
Mercuri también destacó que, debido a la variabilidad del clima, hay una creciente demanda en el sector público para proporcionar proyecciones y datos climáticos. Afirmó que no solo deben contemplarse las proyecciones generales, como la posibilidad de un año Niña o Niño, sino que también es crucial enfocarse en lo local y en los datos recopilados en cada lote.
Respecto a cómo cambiará la gestión de las empresas agropecuarias ante el avance tecnológico, Bisang destacó la necesidad de adaptarse con flexibilidad y formar equipos multidisciplinarios, enfatizando la importancia de contar con conocimientos de diferentes áreas de la producción. “Aquellos que sean más flexibles tendrán más oportunidades de crecer”, reflexionó.
En un contexto incierto, Bisang utilizó como ejemplo el trabajo de los ingenieros industriales, quienes recurren a un manual de procedimientos cuando se enfrentan a situaciones repetitivas y, ante lo extraordinario, utilizan un manual de contingencias. Observó que el agro, debido a su particular relación con la biología y el ambiente, debe estar listo para operar bajo un manual de contingencias. “Siempre hay que tener a mano un Plan B”, indicó.
Ambos expertos coincidieron en que estos cambios demandan una transformación en el lenguaje y en la forma de adquirir conocimientos en el agro, especialmente debido a la irrupción de nuevas generaciones en el ámbito agropecuario, impulsada por los desarrollos en agricultura digital.