
La investigación que culminó, hace una semana, con los allanamientos que desbarataron la nueva banda narco liderada por Daniel “Tavi” Celis avanzó con las indagatorias a los 11 imputados a cargo del fiscal federal de Paraná, Leandro Ardoy, y ahora queda pendiente la resolución procesal del juez federal Leandro Ríos.
Según la pesquisa de la Dirección de Drogas Peligrosas de la Policía, Celis abastecía a numerosos kioscos de droga y a personas que manejaban bocas de expendio en distintos puntos de la zona oeste de la ciudad. Podrían contarse entre 15 y 20, aunque para la investigación bastaba acreditar solo algunos. Paralelamente, durante el trámite de la causa se tramitaron otras investigaciones por narcomenudeo en la Fiscalía provincial cuyos allanamientos en puntos vinculados a esta estructura podrían sumarse como pruebas en la causa federal.
Celis, tal como sostuvo su defensor, no tenía droga ni aparentemente mantenía contactos telefónicos que lo incriminaran. No obstante, los investigadores observaron y registraron sus movimientos cada vez que salía de la Unidad Penal donde cumple condena por las causas Narcomunicipio y Narcoavioneta, y por un asalto, delitos por los que está comprometido.
La pesquisa comenzó cuando, en un allanamiento por una causa de violencia de género en la casa de Celis, hallaron un kilo y medio de marihuana en poder de su hijastro, Renzo Bertana; desde entonces se produjeron peleas y disidencias en el núcleo familiar. El que pasó a ser señalado como principal colaborador del Tavi, según la imputación, fue otro hijo: Teuco Celis.
Se afirma que Teuco se encargaba de buscar, llevar y traer la droga, con colaboradores que resguardaban la cocaína que, presuntamente, conseguía de un proveedor mayorista en la ciudad de Paraná. Además, ante la Justicia tenía la responsabilidad de buscar a su padre cada domingo en la puerta de la Unidad Penal para llevarlo al domicilio donde debía realizar la salida socio familiar; en esas instancias se habría constatado que Celis concurría a lugares donde no debía estar.
Por su parte, la novia de Celis, Rita Espíndola, sería la encargada de resguardar y administrar el dinero: en su poder se encontró gran parte de los 10 millones de pesos secuestrados en los allanamientos, además de cocaína.
Como en causas anteriores, la cárcel le sirvió a Celis para armar su banda. Dos compañeros de pabellón también están imputados: Pablo Ruiz Díaz y Carlos Correa. A Ruiz Díaz le faltaban apenas 15 días para recuperar la libertad, trámite que ahora se vio frustrado. Además, su hermano y su esposa quedaron involucrados en la causa (la mujer recibió prisión domiciliaria porque está embarazada). Correa, a su vez, habría involucrado a su familia: su hijo de 21 años y su pareja, Roxana Martínez (madre del joven), fueron allanados y detenidos.
Martínez estaba en libertad condicional en el marco de una condena por narcomenudeo, que se originó tras un hecho violento en el barrio Paraná XVI el año pasado: al advertir la presencia de policías de Drogas Peligrosas que los investigaban, Martínez salió con una escopeta a echarlos. Ese episodio motivó el allanamiento de su casa, donde encontraron droga fraccionada.
Se sospecha que estos familiares de los internos también se encargaban de ingresar droga al penal para su venta entre los presos.
Una de las cuestiones más graves detectadas en la investigación está relacionada con un procedimiento de la División 911 de Paraná, del 27 de marzo. En un operativo en calle Laprida, entre Buenos Aires y Santa Fe, a las 3 de la madrugada detuvieron a una chica de solo 14 años con 134 dosis de cocaína y 1,2 kilos de marihuana; en paralelo circulaba otra moto conducida por un joven de 23 años, que fue liberado.
Esa misma adolescente estaba presente en uno de los domicilios allanados la semana pasada en el marco de la causa contra el Tavi Celis.
Por último, se destacó que el más ostentoso de los involucrados era Nicolás Daniel Lencina, de 32 años. No dejaba de invertir en su casa, que se diferenciaba a simple vista del resto del barrio, y tenía al menos dos vehículos —una camioneta VW Amarok y un auto Peugeot 208 nuevo— que fueron secuestrados. Lencina protagonizó uno de los casos que más sacudió a Paraná hace más de 15 años: el homicidio de Leandro Fornero en la zona alta del Parque Urquiza, el 24 de enero de 2010. Entonces era menor, fue considerado imputable y fue condenado por su participación en ese hecho.



