
La reciente autorización para la importación de vacunas veterinarias, que permite un sistema de equivalencias de tan solo 30 días con otros países, ha generado preocupación acerca de los posibles riesgos sanitarios. La atención se centra en el control y las pruebas que se requieren en campo.
En este contexto, Carlos Milicevic, exvicepresidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) entre diciembre de 2019 y febrero de 2022, ha expresado su preocupación ante la decisión del Gobierno de permitir la importación de estos productos, especialmente las vacunas contra la fiebre aftosa, sin los controles técnicos necesarios.
Milicevic, que también es productor agropecuario, destacó que esta medida podría poner en riesgo la sanidad animal del país y afectar su reputación internacional en el ámbito agroalimentario. Advirtió que, en un momento en que el mundo enfrenta graves problemas sanitarios, Argentina podría comprometer su propia sanidad. Recordó que, en el caso de Brasil, la aprobación de la vacuna antiaftosa tardó casi seis años, lo que subraya la rigurosidad de los procesos de validación.
La desregulación también incluye vacunas para enfermedades como brucelosis y leptospirosis. Con la nueva posibilidad de importar vacunas en 30 días, sin los controles técnicos adecuados, existe el riesgo de que ingresen productos que no cumplan con los estándares sanitarios exigidos en Argentina. “Aunque desregular y modernizar suena atractivo, en este caso se pone en peligro la salud y un patrimonio fundamental de Argentina: su sanidad animal. Estamos cometiendo un error grave; desde el punto de vista técnico, es un análisis equivocado. No se está considerando el riesgo en un momento de gran inestabilidad sanitaria global. La decisión de reducir de tetravalente a bivalente fue tomada en ámbitos políticos y no técnicos, saltándose las instancias adecuadas de análisis”, enfatizó.
Milicevic también señalaba que la desregulación afecta a otras vacunas y comentó sobre la importación desde Brasil que un laboratorio intenta llevar a cabo. Advirtió que Europa enfrenta once brotes de fiebre aftosa tras muchos años sin casos, con escasa información sobre sus características epidemiológicas. Asimismo, hay un brote de peste porcina africana en 14 estados europeos y un nuevo brote de influenza aviar en Brasil que impacta sus exportaciones. En Estados Unidos, se está lidiando con un serio problema de influenza en bovinos que causa mastitis en casi mil tambos en 17 estados.
Tecnovax, que ya ha expresado su intención de traer la vacuna desde Brasil, solicitó la aprobación del registro de la vacuna Ourovac Aftosa, proveniente del laboratorio Ourofino Saúde Animal.
Milicevic también subrayó que, aunque se está prestando atención a la fiebre aftosa, esta norma podría poner en riesgo muchas otras enfermedades. “Argentina ha sido reconocida globalmente por sus laboratorios en el manejo de diversas enfermedades, y el hecho de importar productos de manera apresurada y sin tiempo adecuado para la aprobación resulta alarmante. Esta decisión parece obedecer más a necesidades políticas que a criterios técnicos y a los análisis pertinentes del Senasa”, observó.
Además, destacó que en un contexto de crisis sanitaria global, esto podría tener repercusiones no solo en la salud, sino también en las exportaciones nacionales. “Lamentablemente, en lugar de fortalecer nuestros estándares y la autoridad sanitaria central, parece que el Senasa pierde peso en las decisiones, lo que lleva a que muchos de sus mejores profesionales abandonen el organismo”, añadió.
El ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, justificó esta decisión en función del precio de las vacunas que ofrecen los laboratorios en el país. Al respecto, Milicevic argumentó que, si el costo para el productor era el problema, ¿por qué no se avanzó con el expediente que ya estaba en el organismo sobre la vacunación de novillos y vaquillonas, una medida que podría haber reducido las vacunaciones? Señaló que esa decisión no fue finalmente implementada, a pesar de que ya contaba con un análisis técnico y epidemiológico listos para considerar la eliminación de la vacunación de novillos.
Por último, indicó que existe incertidumbre sobre el futuro de los laboratorios brasileños que habían dejado de producir vacunas contra la fiebre aftosa y si volverán a hacerlo, y a qué costo. Resaltó que no se trata de evitar controles, sino que el problema ya es evidente cuando se intentan ingresar a Argentina algunas vacunas próximas a su vencimiento y sin mercado en Brasil. Ante esta situación, el Senasa ha exigido que se cumplan todos los pasos necesarios de aprobación, incluyendo pruebas de eficacia y requisitos técnicos mínimos, pero varios productos no lograron superar estas evaluaciones.
“Desde una perspectiva política, la desburocratización parece positiva. Existen muchas áreas que se pueden mejorar, pero no de esta forma. La pérdida de mercados es un costo significativo. El ámbito de las exportaciones agroalimentarias no opera de manera abierta y sin restricciones. La salud sanitaria es un activo invaluable para Argentina y debe ser una prioridad”, concluyó Milicevic.