Miércoles, 11 de junio de 2025   |   Campo

Éxodo vacuno: la crisis del agua se convierte en un drama interminable para los ganaderos

Éxodo vacuno: la crisis del agua se convierte en un drama interminable para los ganaderos

Gerónimo Senn, dirigente rural, experimenta una profunda angustia y temor cada vez que observa los camiones cargados de hacienda que transitan por las rutas del departamento 9 de Julio, en el norte de Santa Fe. Son muchos, demasiados, y el significado de su paso es claro. “Eso es hacienda que se va”, explica. Se dirige a faena o a otros campos tras su venta. Pero lo que realmente le inquieta no es solo la imagen en sí, sino lo que revela: no se trata de una decisión voluntaria de los productores ni de una estrategia comercial, sino de una reacción forzada. Ya no hay pasto ni agua, y mantener el rodeo en estas condiciones se ha vuelto inviable. Lo que más le duele a Senn es saber que los campos que hoy se vacían difícilmente volverán a albergar animales.

Como productor agropecuario y presidente de la Sociedad Rural de Tostado, la ciudad cabecera del partido, Senn advierte acerca de la crítica situación en la que se encuentra: muchas explotaciones ganaderas están desmoronándose. No por elección, sino por necesidad. En lo que va del año, numerosas localidades de la región no han superado los 200 milímetros de lluvia acumulada. Sin humedad, no hay forma de implantar pasturas, y sin forraje, la ganadería se queda sin alimento. Además, escasea el agua.

“No hemos tenido lluvias significativas en este último tiempo, y hay áreas que han recibido menos de 200 milímetros antes de comenzar el invierno. Eso complicó mucho la situación. Sin humedad, no se puede sembrar pasturas ni verdeos”, advierte Senn.

Asegura que lo poco que se sembró depende de lluvias que no llegan, mientras que el agua para consumo animal se vuelve cada vez más escasa. “Hay zonas donde directamente no hay agua. Están perforando a 75 metros y no logran obtener agua de buena calidad”, señala, y añade: “Otros ni se atreven a tocar el agua, porque saben que después de los 9 metros, esta es salobre”.

Hace dos años, durante la sequía anterior, muchos productores del norte de Santa Fe se desprendieron de sus vacas.

Ante este contexto, los productores buscan diversas alternativas. Algunos están profundizando represas. Senn relata que la Sociedad Rural local instaló bombas para extraer agua del río y que muchos deben recorrer hasta 40 kilómetros en camiones para abastecer sus establecimientos. En la parte norte del departamento, algunos aprovechan el agua de un canal abierto, rememorando la sequía de 2008/2009. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, no es suficiente.

“Hace poco estuve con un cliente, un productor que tuvo que comprar retroexcavadoras porque las que había eran insuficientes para profundizar sus represas”, indica. A pesar de los esfuerzos, no logran acceder al agua y optan por desprenderse de los animales.

“Ya veo camiones con hacienda por la ruta. En los remates hay una gran cantidad. Y eso es hacienda que se va. La gente ya aprendió y comienza a achicar los campos, a reducir el stock porque se avecinan meses muy difíciles”, señala.

Esta reducción ya ha ocurrido en el pasado. Senn recuerda que entre 2006 y 2009, en medio del cierre de exportaciones bajo el kirchnerismo y con una fuerte sequía, el departamento 9 de Julio perdió entre un 35 y un 40% del stock ganadero. En aquel entonces había alrededor de 980.000 cabezas. Hoy apenas superan las 600.000, y la tendencia es a la baja. Sin embargo, Senn destaca que la diferencia respecto a la sequía de 2008–2009 radica en el precio de la hacienda, lo que permite a los productores afrontar mejor la situación. Aun así, es contundente al afirmar que el stock seguramente caerá.

Ante este panorama, muchos productores deciden abandonar la ganadería y migrar hacia la agricultura, a pesar del contexto adverso. El cultivo que más avanza en esta reconversión es el algodón. “El algodón está ganando mucho terreno en la zona. Es conocido como cultivo fuerte en el Chaco, pero ahora nuestra región del norte santafesino es la que más algodón siembra en el país”, asegura.

En campos donde antes se requerían tres o cuatro hectáreas para mantener una vaca, ahora se cultiva algodón. “La ganadería no compite con esa rentabilidad”, explica.

Por el contrario, cultivos como la soja o el maíz están sufriendo una fuerte caída en los rindes debido a la falta de agua, lo que pone a los productores en una situación económica complicada. Senn se preocupa por la escasez de herramientas financieras y el desánimo creciente entre los productores.

“Lo que reclamamos continuamente son líneas de financiamiento. Algunos productores necesitarán créditos para enfrentar esta caída, otros los emplearán para alimentar a la hacienda o para realizar alguna inversión. Eso es lo que hoy está faltando”, señala. “El productor vende capital para mantener capital. No está comercializando producción: eso ya se vendió”, concluye.

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