
Este año se destaca por el alto contenido de humedad en los suelos de gran parte de la región agrícola tradicional de Argentina. Esta situación brinda una ventaja a aquellas localidades donde las lluvias son escasas entre mayo y septiembre, permitiendo un rendimiento esperado superior al promedio anual. Aunque esto no garantiza altos rendimientos, sí eleva considerablemente los mínimos.
En las regiones que suelen recibir recargas hídricas durante el invierno, esta característica es menos relevante, ya que estas localidades tienden a mantener un rendimiento constante a lo largo de los años. Sin embargo, para muchas áreas, un buen cultivo invernal representa la mejor opción para mejorar el carbono en el suelo.
Respecto a los excesos hídricos del pasado fin de semana, es evidente que las localidades que han experimentado 200 milímetros de lluvia o más en un plazo de dos días enfrentan una situación desfavorable. En estos casos, es probable que no se puedan cultivar trigos de ciclos largos, que generalmente son más estables, y que además se presenten serios problemas de pérdidas de nitrógeno.
En tales situaciones, es recomendable no apresurarse a sembrar y esperar a que el suelo se seque. Sembrar con un terreno demasiado húmedo puede ser perjudicial. Existen variedades de trigo intermedias o de ciclo corto que tienen un buen perfil sanitario y un rendimiento aceptable, por lo que lo mejor es esperar un poco. Cabe destacar que la mayor parte de la superficie de la región triguera argentina no experimentó excesos hídricos en la última semana.
En esta campaña, los números son ajustados para todos los cultivos. El girasol se destaca levemente, y en las zonas de alto rendimiento y bajo costo de traslado, el maíz también es una buena opción. En general, los dobles cultivos de trigo/soja o cebada/soja son una alternativa viable.
Este año, el costo del flete, los gastos de comercialización, las labores y los impuestos, que todos han aumentado en pesos, impactan significativamente en los números finales. Asimismo, los alquileres también tienen un peso importante, dado que los márgenes son muy estrechos.
Por otro lado, los precios de los herbicidas han disminuido considerablemente, mientras que la urea ha registrado una baja en comparación con años anteriores.
Según mi análisis, es poco habitual que los cultivos más rentables al momento de la siembra sean los que ofrecen mejor rendimiento en cosecha, salvo en empresas que fijan una proporción significativa de precios de los granos de forma anticipada. Además, la experiencia de empresas con un historial sólido demuestra que los dobles cultivos de trigo/soja o cebada/soja han sido, en muchos casos, la actividad más rentable en diversas regiones.
En casi todas las campañas agrícolas, las tecnologías de procesos son fundamentales. Esto implica seguir buenas prácticas, como respetar las fechas de siembra, asegurar la calidad de las labores, y llevar un control temprano de malezas y enfermedades, así como fertilizar de manera adecuada, sin exceso ni déficit. No olvidemos que tanto el trigo como la cebada forman parte de los dobles cultivos, por lo que las prácticas de manejo del primer cultivo deben ser pensadas para ambos.
En lo que respecta a la estrategia de fertilización, aunque existen múltiples variables a considerar, este año es clave enfocarse en tres aspectos. Primero, he encontrado niveles de nitrógeno en el suelo muy bajos en diversas regiones. Esto se debe, en algunas áreas, a los altos rendimientos de la soja o el girasol, y en otras, a la dinámica de las lluvias. El movimiento de nitratos por lluvias anteriores ha sido significativo, por lo que es esencial realizar un muestreo a 60 centímetros para detectar cómo y dónde se encuentra ese nitrógeno y determinar si el cultivo podrá absorberlo. Para las zonas con suelos muy húmedos, sugiero esperar a que se sequen.
El segundo aspecto es realizar análisis constantes y no autoengañarse respecto a los rendimientos esperados. Es común observar empresas que fertilizan con expectativas que solo han logrado en un par de años, mientras que otras subestiman su potencial. Es importante recordar que no todos los sectores de los lotes presentan rendimientos homogéneos. Los fertilizantes representan el insumo más significativo en el costo de los cultivos de invierno, por lo que es crucial utilizarlos de manera eficiente. Además, la falta de nutrientes como azufre, fósforo o zinc afectará la eficacia de los fertilizantes.
El tercer aspecto consiste en tener claridad sobre la distribución del agua almacenada en el suelo, ya que los sectores con exceso de humedad pueden provocar pérdidas de nitrógeno y limitar la exploración radicular.
En resumen, las claves para esta campaña ajustada son: análisis del suelo, fertilización estratégica y un manejo adecuado de la humedad para optimizar el uso del nitrógeno.
El autor es asesor privado.