Miles de fieles acuden cada año a su parroquia en Rosario, donde tiene su residencia, en busca de bendiciones y sanaciones. El padre Ignacio Peries, el sacerdote nacido en Sri Lanka aunque afincado en la Argentina desde 1979 y reconocido por su extraordinario poder de sanación, pasó a depender de la Iglesia de Paraná, según un decreto firmado por el arzobispo metropolitano Mario Maulión. De todas formas, seguirá con su residencia en otra ciudad: Rosario, adonde llegó hace más de veinte años. El decreto número 192 de Maulión, divulgado el miércoles, dispone la incardinación del padre Ignacio a la Arquidiócesis de Paraná, con lo cual se crea un lazo jurídico que une al religioso con la Diócesis.Precisamente, la incardinación designa la relación que une a todo sacerdote en su diócesis o instituto religioso. Un clérigo no puede ejercer por su cuenta o ser acéfalo (es decir sin cabeza). Según el Código de Derecho Canónico tiene que hallarse incardinado.Peries es la cabeza visible de la Asociación Clerical Cruzada del Espíritu Santo, una congregación que todavía no adquirió el rango de derecho pontificio y por tal motivo debe estar bajo la dirección de un obispo patrocinante. La congregación de Peries tiene como obispo patrocinante a Maulión, y por eso el arzobispo no sólo concedió la incardinación al cura sanador, sino a la mayor parte de sus sacerdotes, algunos con sede en Inglaterra o Estados Unidos. En Entre Ríos, los sacerdotes de la Cruzada del Espíritu Santo gozan de un envidiable reconocimiento de los fieles que son seguidores de la Renovación Carismática. Entre ellos, se destacan Juan Diego Escobar y Henri Wilson Echavarría, cuyas misas suelen tener altísima participación de personas. El padre Ignacio nació el 11 de octubre de 1950 en la aldea de Balangoda, Sri Lanka, y antes de ordenarse sacerdote de la Iglesia Católica realizó un viaje por la India, donde estudió religión. Más tarde se trasladó a Londres, donde ingresó al Seminario y se sumó a la Cruzada del Espíritu Santo, una orden formada en 1966 por el sacerdote irlandés Thomas Walsh en Salamanca, España.A la Argentina, Peries llegó en 1979, y tras desempeñarse pastoralmente en un pueblo de Córdoba, llegó a Rosario, con apenas 29 años y sin hablar una palabra de castellano. En esa ciudad tuvo como primer y único destino, hasta hoy, la Parroquia Natividad del Señor, en el barrio Rucci. De a poco, fue creciendo una fama alrededor suyo como cura sanador, y miles de fieles, de Rosario y otros puntos del país, comenzaron a llegar en busca de sus bendiciones. Su reputación alcanzó un nivel de tal envergadura que en 2000 el sacerdote celebró su cumpleaños en el Estadio de Rosario Central, acompañado de 10 mil personas y con la participación de Soledad Pastorutti. Aunque el crecimiento de su fama como sanador no alcanzó todavía al Vaticano para darle derecho pontificio a su Cruzada del Espíritu Santo, que así, sin tener rango de congregación religiosa, debe desarrollarse bajo el ala protectora de un obispo patrocinante. El decreto de la Iglesia local por el cual se incardinó al padre Ignacio argumenta que “se ha consultado a los organismos competentes de la Santa Sede, (y que allí) se ha respondido que los presbíteros de la Asociación Clerical Cruzada del Espíritu Santo pueden estar incardinados sea en la diócesis que es sede del obispo patrocinante o responsable del acompañamiento eclesial de la misma, sea en la diócesis donde ejercen habitualmente su misión y ministerio pastoral”, y que “parece conveniente la incardinación” de los sacerdotes en la Arquidiócesis de Paraná.Para esa decisión, el arzobispo Maulión contó “con el parecer favorable en general del Colegio de Consultores de la Arquidiócesis de Paraná para la incardinación de los sacerdotes de la Cruzada del Espíritu Santo”. Además, se apoyó en el canon 267 del Código de Derecho Canónico. La norma establece la necesidad de que “todo clérigo esté incardinado en una Iglesia particular o en una prelatura personal, o en un instituto de vida consagrada o en una sociedad que goce de esta facultad, de modo que de ninguna manera se admitan los clérigos acéfalos o vagos”.Aunque la decisión se adoptó acompañada de otra: se lo autoriza al director general de la Cruzada del Espíritu Santo, el padre Ignacio, para “ausentarse de la misma y trasladarse a la Arquidiócesis de Rosario, Argentina”. Ese permiso se le otorgó “por el término de seis años, que podrá ser prorrogado si lo vuelve a solicitar el director de la Cruzada del Espíritu Santo y es conforme a las necesidades pastorales a juicio del Arzobispo de Paraná”. Una medida similar adoptó Maulión respecto de otros sacerdotes que integran el grupo de seguidores del padre Ignacio: Wilfredo Vives (quien seguirá destinado en Rosario); John Allen Bell (que seguirá cumpliendo funciones en Sutton Colfield, Inglaterra); Emmanuel Gili (en Snow Hill, Wolverhampton, Inglaterra); Geoffrey Hargreaves (en Bilston, West Midalands, Inglaterra); Joseph Hammond (destinado en Greenville, Estados Unidos); Jozef Waclawik (en Leeds, Yorkshire, Inglaterra); Christopher Borretto (Binghampton, Estados Unidos); Gregory Gimeyi (en Borota, Venezuela); Marco Alberto Rivera Mejía (en Rosario) y Héctor Adolfo Angel Correa (con funciones pastorales en Rosario). (Fuente: El Diario)




