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Miércoles, 27 de septiembre de 2023

(Es de Entre Rios) La historia detrás del panadero de pueblo que se convirtió en meme y la receta del pan dulce que nunca reveló

(Es de Entre Rios) La historia detrás del panadero de pueblo que se convirtió en meme y la receta del pan dulce que nunca reveló
Antonio Magnin, el hombre del viral, es nacido y criado en Urdinarrain.

Un hombre de unos 82 años frente a la cámara de una chicaque maneja un TikTok que sube historias de Urdinarrain, el pueblo en el queviven en el sur de Entre Ríos. El panadero toma una tortita negra con la pinzay la ofrece a la cámara mientras se queda congelado por 5 segundos.

El video fue subido a la red en la cuenta@undiaenurdinarrain y obtuvo cerca de 2 millones de visitas. Fue usado enTwitter por otros usuarios como un meme para decir cómo quedaron ante otrasituación. Pero detrás, de ese breve video de TikTok corre una historia de unemprendimiento familiar que ya lleva más de 50 años en la localidadentrerriana.

Un amor de pueblo

Antonio Magnin, el hombre del viral, es nacido y criado enUrdinarrain. Tiene 82 años y toda una vida en el pueblo que lo vio nacer. Erade familia humilde, de las que trabajan en el campo. Y por las calles de tierrade la localidad, mientras dejaban pasar los carros a caballo y los primerosautos, conoció a la que sería el amor de su vida: Olga Teresa Borrero.

Ella tenía unos 14 años, 5 menos que Antonio. Empezaron asalir y a mostrarse en los bailes del pueblo, a puro chamamé. Estuvieronbastante tiempo saliendo como novios hasta que cuando él tenía 28 y ella 23 secasaron. Al mismo tiempo, Antonio empezó a formarse como panadero.

El sueño de la panadería propia

Pasaron los años y surgió la chance de tener el local propioa comienzos de la década del 70. “Mi mamá siempre fue como la que impulsó todoslos proyectos de la familia -cuenta Corina Magnin, hija del matrimonio ytambién panadera-. Y siempre le insistía a mi papá para que abra un negocio porsu cuenta”.

Entonces, en 1971 estaba en venta una de las panaderías dela localidad. Olga trabajó muchos años de peluquera y jugaba al básquet en elequipo del pueblo Luis Luciano. Allí habló con un dirigente y le pidió que lesalga de garantía para poder obtener el crédito para comprar el comercio.

Así, abrieron el local propio, el mismo en el cual se grabóel video de TikTok de las millones de reproducciones. La nueva panadería de losMagnin se llamó Ceferino, porque Olga es devota de Namuncurá.

Los hijos Magnin crecieron y se incorporaron al negociofamiliar. Hoy Bernardo ya tomó la posición de Antonio como panadero principalde la cuadra. Ceferino tiene una particularidad que la hace ser una panaderíaúnica en Urdinarrain: su horno a leña. Es que es la única que queda que todavíausa este tipo de combustión para cocinar.

Actualmente todas las tardes, Bernardo prende el horno queya tiene casi unos 100 años de antigüedad. Usa unos 1.500 kilos de leña pordía. Lo enciende y lo lleva a casi 400 grados. Mientras tanto, empieza apreparar las masas para el otro día. Así trabaja junto a su hermana en tenerlos elementos listos para llevarlos al horno a la madrugada del día siguiente.

El horno queda toda la noche en espera y ya a la madrugadaestá en los 200 grados aproximados indispensables para la cocción de las masasdel pan, las facturas y otras opciones del menú de Ceferino.

Las manos de su padre

Bernardo aprendió todo viendo a su papá. Desde sus ojos deadolescente veía las manos de Antonio, alias Pocho, como trataba las diferentestexturas de las masas. “Lo miraba mucho cuando usaba la sobadora para ver cómola usaba sin lastimarse los dedos. Ahí aprendí mucho del trabajo de panaderoque ahora hago yo en mayor medida y mi papá colabora cuando se levanta un pocomás tarde con alguna indicación”.

Así, desde la adolescencia el hijo veía esas manos manchadasde blanco como llevaban y traían las masas entre las máquinas. Siempre con losdedos en peligro, pero corriéndolos a tiempo para evitar el accidente. Ahíestaba Bernardo todavía con alguna tarea más fácil, pero ya fijando en sumemoria los movimientos de Antonio. Ya sabía que su destino era heredar lacuadra de la Panadería. Manejar el horno y las máquinas como lo veía hacer a supapá en esos momentos.

Cuando Antonio le dejó el mando de la cuadra a Bernardo,hubo algunas modificaciones en las opciones de la panadería. Se siguieronvendiendo las tortitas de “80 golpes” tradicionales en Entre Ríos, el pan deldía, las facturas y las tradicionales tortitas negras (en el pueblo también lasllaman caras sucias). “Fuimos probando recetas todo en forma autodidacta. Así,agregamos donas y churros que salen calentitos en el momento”.

También aggiornaron la panificación clásica y ofrecen pancon semillas, de salvado y prepizzas. “Desde la pandemia mucha gente se lanzó ahacer panes y dulces en sus casas -explica Corina-. Es por eso quediversificamos la oferta para poder llegar a mayor cantidad de clientes. Porejemplo, yo armo unos pebetes y me voy a la puerta del sector industrial delpueblo a ofrecerlo en los almuerzos”.

Pan puerta a puerta

Aún con las viejas tradiciones de pueblo, Ceferino tienereparto de pan por las calles de Urdinarrain. Primero fue con un carro acaballo. Y desde la década del 90 en camioneta. “Voy casa por casa dejando lospedidos. Algunos ya los conocemos bien y saben lo que quieren -relata Corina-.Además, siempre llevo mercadería de más y cuando tocamos timbre siempre puedovender algo más”.

Corina es la cara de Ceferino ante el pueblo la que llevalos pedidos puerta a puerta. Pero también, hay personas que se acercan hasta lapanadería todos los días sin falta. Quizás una tradición que ya se perdió enBuenos Aires. “Hay un señor que viene todas las mañanas tempranito y se llevasiempre la misma cantidad de pan. Siempre lo esperamos. Creo que cuando novenga lo vamos a ir a buscar a su casa por las dudas”, ejemplifica Corina cómoes la relación con los clientes de la panadería.

Dos veces por año, la cuadra Ceferino prepara una opciónespecial para sus clientes. Ya desde la época de Antonio lo hacían y la recetase mantuvo intacta y llegó hasta su hijo Bernardo. La primera fecha es enoctubre para el Día de la Madre (el tercer domingo de ese mes). En esosmomentos, la tradición de la panadería dice que sale una partida de panesdulces para compartir la tarde de ese fin de semana. “Son unos 70 que hacemossolo para ese domingo y se venden casi al instante”, explica Bernardo.

Después, ya empiezan a hornear los panes dulces durante elmes de diciembre. Allí salen varias tandas diarias que son devoradas porclientes tradicionales y por los nuevos que se acercan por el boca a boca.Pero, ¿cuál es el secreto del éxito de este producto de la panadería? “Esonunca lo vamos a revelar. Guardamos el papelito que escribió Antonio para noolvidarse. Y ya se lo pasó a Bernardo, pero es un secreto que queda paranosotros”. Así, con ese mensaje que pasó de una generación a otra, la familia Magninescribe la historia de sus vidas marcadas por el trabajo al calor del horno aleña centenario.

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