
En la presente campaña hay un cultivo cuya capacidad de pago frente a sus insumos es notablemente superior a la de campañas anteriores: el girasol.
Esta tendencia se mantuvo durante el año por los buenos precios de la oleaginosa, tanto en el mercado disponible como en la posición a cosecha, lo que facilita la compra de los insumos necesarios para su producción.
Por ejemplo, actualmente se necesita un 43% menos de girasol para adquirir 100 litros de gasoil que el promedio de los últimos tres años. Lo mismo ocurre con herbicidas, fertilizantes y los servicios de labores y transporte.
Por otro lado, las relaciones entre los demás cultivos y los fertilizantes se mantienen neutrales, es decir, sin ventajas ni desventajas marcadas al intercambiar granos por urea o fosfato monoamónico. Por ejemplo, se necesita un 1% menos de maíz que el promedio de los últimos tres años para adquirir una tonelada de urea. La excepción es el trigo, que presenta las peores relaciones de intercambio: exige un 21% más que el promedio para comprar la misma cantidad de urea.
Un círculo lleno indica una relación insumo/producto favorable para la compra; su tamaño refleja la variación positiva respecto del promedio de los últimos tres años. Un círculo sin color señala la situación contraria
En el caso del fósforo, se siguen registrando aumentos en los precios internacionales, aunque el mercado local todavía no los trasladó en su totalidad; por eso el precio se mantiene alrededor de 900 dólares por tonelada.
En el rubro de agroquímicos, sobresale el glifosato, cuyos precios repuntaron en las últimas semanas tras tocar mínimos históricos durante 2024 y el primer semestre de 2025.
En octubre y noviembre se observó la primera reacción alcista tras un largo período en que la relación de compra entre granos y el producto fue muy favorable. Queda por ver si esa conveniencia se mantiene, aun con el herbicida más caro, ya que los precios internacionales de referencia muestran recuperación. Actualmente se necesita un 22% menos de soja que el promedio para comprar 100 litros de glifosato y un 20% menos de maíz.
Además, se mantienen relaciones favorables entre los precios de los granos y los costos de labores y fletes. Esta situación responde al salto del tipo de cambio ocurrido en junio, del orden del 20%, que mejoró el poder adquisitivo de los granos frente a unos costos de labores y transporte que no se incrementaron en la misma medida. Ese ajuste en los ingresos de los productores fue especialmente relevante, ya que los fletes representaban un costo elevado en la ecuación agrícola 2024/25.
Actualmente se necesita un 22% menos de soja que el promedio para comprar 100 litros de glifosato y un 20% menos de maíz. Santiago Hafford – Enviado especial
Asimismo, el precio del gasoil se mantiene por debajo de un dólar por litro, lo que lo convierte en un insumo relativamente barato en comparación con los valores de 2024. No obstante, es previsible que, con el avance del calendario, tanto los precios de los combustibles como los costos asociados a su uso (labores y fletes) se vayan actualizando gradualmente, lo que podría reducir parcialmente la relación favorable actual entre los granos y estos servicios.
En síntesis, más allá de movimientos puntuales en los precios de los insumos, que muestran relativa estabilidad, el principal motor de las decisiones de compra debe ser hoy el precio de los granos, que presenta situaciones diversas.
Conviene prestar atención a los fundamentos de cada cultivo y a la evolución de la macroeconomía para aprovechar las oportunidades favorables en los insumos y servicios que aún restan adquirir.
El autor es analista de AZ-Group




