
Las empresas del sector alimenticio comienzan a implementar las reformas estructurales que consideran necesarias para mejorar su competitividad, a pocas semanas de las elecciones legislativas. Las leyes laborales, la presión fiscal y el acceso a nuevos mercados de exportación se presentan como temas centrales para los industriales.
Los ejecutivos de diversas compañías ya cuentan con los principales cambios que desean presentar ante los legisladores electos en octubre. La reconfiguración del Parlamento mantiene en vilo a uno de los sectores más afectados por la recesión del año pasado y la recuperación tibia y desigual de los últimos meses.
El aumento de los costos de producción y la disminución de las ganancias, provocada por la imposibilidad de trasladar estos costos a los precios debido a la retracción del consumo, son preocupaciones significativas. Si bien en términos generales el empresariado manufacturero apoya el rumbo económico, la falta de avances en modificaciones que acompañen el nuevo escenario comienza a generar incomodidad.
En particular, la industria de alimentos y bebidas se erige como uno de los principales generadores de divisas, junto a los sectores de energía, minería y agroindustria.
Carla Martín Bonito, presidenta de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), afirmó: “Apostamos a visibilizar la contribución del sector a la economía y la sociedad. También buscamos plantear las reformas necesarias para aprovechar al máximo su potencial”.
Este rubro aporta 3 de cada 10 pesos generados por la industria, abarca 3 de cada 10 empresas industriales y emplea a alrededor de 413.000 trabajadores. Además, es ampliamente superavitaria en comercio, con importaciones que alcanzan los USD 2.000 millones anuales y exportaciones por USD 30.000 millones, lo que representa 4 de cada 10 dólares de las ventas externas.
Martín Bonito destacó que, a diferencia de otros complejos, la particularidad de esta industria es su desarrollo a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.
En este marco, la COPAL, que agrupa a 14.700 empresas, celebrará la próxima semana su 50° aniversario, centrando su atención en visibilizar al sector como un motor crucial de la Argentina que se avecina.
El evento se llevará a cabo mañana, 25 de agosto, en La Rural, y contará con la presencia de los CEOs de las principales empresas del país, así como de funcionarios del Gobierno nacional y provincial. Entre los confirmados se encuentran el canciller, Gerardo Werthein, y el vocero presidencial, Manuel Adorni, además de miembros del equipo económico.
“Existen más de 100 regímenes de recaudación anticipada, y hemos medido que las empresas presentan 100 declaraciones juradas impositivas por mes”, expresó.
Durante el evento, se abordarán tres cuestiones clave para el desarrollo del rubro, de cara a las elecciones legislativas. En primer lugar, se tratará la reforma tributaria, que presenta varios desafíos.
Por un lado, se busca reducir la presión fiscal, que en la industria de alimentos y bebidas representa entre el 40% y el 50% del precio de un alimento. Además, se propone avanzar en la simplificación de la estructura tributaria, que actualmente incluye 155 impuestos a nivel nacional, provincial y municipal.
“Esta situación convive con múltiples sistemas de recaudación y regímenes informativos que generan trámites administrativos complejos vinculados a la gestión impositiva. Existen más de 100 regímenes de recaudación anticipada, y hemos registrado que las empresas deben presentar 100 declaraciones juradas impositivas al mes. Todo esta complejidad debe integrarse en la reforma”, explicó la ejecutiva.
“Otro eje central se refiere a los saldos a favor generados por los regímenes de pago anticipado. Según los relevamientos de la cámara, para un universo de solo 28 empresas, los saldos acumulados alcanzaban los 32.000 millones de pesos. Esta situación es poco visible pero muy costosa, ya que en el caso de ingresos brutos estos no son de libre disponibilidad. Así, las provincias se apropian de la liquidez de las empresas por tiempo indeterminado. Son recursos que podrían destinarse a la inversión”, puntualizó.
Por lo tanto, “producir en Argentina es caro”. A esto se suman los costos logísticos, que se sitúan un 40% por encima de los de la región.
“Solo 1 de cada 12 empresas registra actividad exportadora. Y tenemos el potencial de duplicar o triplicar esa cifra”, añadió.
Por otro lado, durante el evento, COPAL abordará la posibilidad de una reforma laboral. En este sentido, se identifican problemas relacionados con los costos no salariales y “la rigidez de los convenios colectivos, que tienen más de 30 años, para adaptarse a las nuevas tecnologías y dinámicas laborales”.
La litigiosidad también será un tema relevante, ya que se ha identificado una gran dispersión en los criterios de los juicios laborales, en algunos casos elevando hasta 20 veces el monto de la indemnización.
“El último eje se vincula con una reforma anunciada por el propio presidente Javier Milei, que forma parte de la agenda: la comercial. Es crucial aumentar el número de empresas que participan en la actividad exportadora. Hemos registrado que solo 1 de cada 12 empresas realiza actividad exportadora, y tenemos el potencial de duplicar o incluso triplicar esa cifra. Por lo tanto, estamos impulsando una agenda mucho más agresiva para acceder a mercados”, precisó Martín Bonito.
La mirada sobre la economía
– ¿Cómo evalúan el rumbo de la economía en un contexto en el que el consumo masivo sigue deprimido y algunas empresas alimenticias han presentado balances con pérdidas?
– Carla Martín Bonito: Visualizamos todo el ordenamiento macroeconómico, la normalización del comercio exterior y la disminución de la inflación como aspectos muy alentadores para la previsibilidad de nuestros negocios. Desde luego, lo que se ha registrado en 2024 era en parte esperado, teniendo en cuenta que hemos comenzado a transitar un camino de reducción de la inflación, donde la inercia de años anteriores había generado un consumo anticipado que actuaba como motor artificial del consumo. Todo esto, de alguna manera, forma parte del flujo que el sector ya había previsto hacia adelante.
– Tras el shock inicial, ¿cómo evalúan la actividad?
– Estamos observando una recuperación en términos de actividad. Claro que, al interior de los distintos sectores, esta es heterogénea, especialmente en relación con el ritmo. Si se mantiene, podemos empezar a ver una tendencia de crecimiento. Estamos plenamente convencidos de que las posibilidades de compensar parte de ese consumo anticipado dependen en gran medida de la exportación, un ámbito en el que Argentina tiene un gran potencial.
– ¿Cuáles son los rubros que están teniendo mejor desempeño y cuáles son los más rezagados?
– Los sectores que están mostrando una mayor recuperación son la molienda de cereales, la preparación de hortalizas y legumbres, así como la carne aviar y vacuna. En cambio, los que muestran un menor dinamismo son los productos lácteos y bebidas, en particular el sector vitivinícola.
– ¿Cómo afectó la suba del dólar del último mes a los precios y los costos?
– Hay una consolidación en la tendencia de reducción de precios a salida de fábrica, aunque este comportamiento es menor en comparación con las variaciones del tipo de cambio. El aumento no es lineal, ni automático, ni proporcional. Actualmente estamos en un régimen de tipo de cambio flotante, por lo que las variaciones pueden generar algún impacto, pero no se generalizan a todas las categorías de productos que representamos.