Viernes, 22 de agosto de 2025   |   Campo

Emprendedores desarrollan un supermaterial para construcción a partir de su cultivo innovador

Emprendedores desarrollan un supermaterial para construcción a partir de su cultivo innovador

SAN CARLOS DE BARILOCHE.- Un grupo de emprendedores del Alto Valle ha desarrollado un producto a partir de la planta de cáñamo que permitirá construir casas ecológicas, adaptadas a las inclemencias climáticas de la Patagonia. Se trata de una placa que cumple con los requisitos de aislamiento térmico, resistencia mecánica y durabilidad, y ya se encuentra lista para pasar a la fase de escalado.

“La idea se gestó en 2023 en Modo Domo, una empresa que fundé junto a mi amigo, el arquitecto Leandro Suárez. Nuestro objetivo es desarrollar construcciones más amigables con el medio ambiente y con la menor huella de carbono posible. Al combinar esta visión con mi trabajo en la Fundación GEN, que se dedica al cultivo de cáñamo industrial, encontramos la oportunidad de crear una línea de productos aplicables a la construcción. Entre ellos se encuentra la placa de cáñamo industrial, que desarrollamos con el apoyo técnico del INTI”, relató a LA NACION Martín Ancaten Ureta, referente de la Fundación GEN, una ONG con sede en General Roca que lidera el desarrollo del cáñamo industrial en la Patagonia.

La colaboración entre esta institución, la empresa Modo Domo y el INTI dio origen a una placa de construcción fabricada con fibra de cáñamo. Como explicaron los jóvenes emprendedores, una de sus principales ventajas es su origen vegetal renovable, procedente de cultivos anuales de cáñamo industrial, cuya biomasa útil se obtiene en apenas 4 a 5 meses desde la siembra, a diferencia de los paneles derivados de madera que requieren ciclos forestales de 15 a 20 años. Este material posee propiedades termoacústicas, resistencia, ligereza y biodegradabilidad.

La placa de construcción hecha a base de fibra de cáñamo industrial

“Estamos convencidos de que podemos crear una nueva matriz productiva. Decimos que sembramos casas porque imaginamos un futuro en el que gran parte de las viviendas de la Patagonia sean construidas con materiales de cáñamo industrial cultivado localmente. Esto generaría una cadena productiva completamente local, desde el cultivo en la chacra hasta las industrias locales, resultando en hogares más eficientes y saludables. Además, este modelo es replicable en diferentes regiones del país”, añadió Ancaten Ureta.

Leandro Suárez y Martín Ancaten, fundadores de Modo Domo

Suárez complementó: “Trabajar con fibras de cáñamo es un desafío apasionante que nos conecta con las raíces de la construcción sustentable y la economía circular”. El equipo resaltó que esta alternativa no solo permitiría reemplazar importaciones de materiales de construcción y reducir la huella de carbono asociada a su transporte, sino también crear empleo, agregar valor en origen y establecer circuitos económicos regionales.

Esperan que el cultivo genere un impacto en la Patagonia para la construcción

“Para nosotros, esta placa representa un antes y un después. Es ecológica, tiene un bajo impacto ambiental, está fabricada 100% en Argentina y su potencial es enorme, especialmente en áreas con desafíos climáticos como la Patagonia”, afirmó Ancaten Ureta, socio de Modo Domo.

La versatilidad del cáñamo permite imaginar múltiples posibilidades para la industria: a partir de su fibra se pueden producir placas, ladrillos ecológicos, revestimientos interiores y exteriores, así como aislantes térmicos y acústicos, entre otros.

Aunque no se trata de una novedad —ya que en los años 60, durante el auge de la industria del cáñamo, se fabricaban tableros de esta fibra en la localidad bonaerense de Jáuregui—, la iniciativa patagónica recupera y actualiza esa experiencia con recursos locales y una visión de triple impacto.

“Nos gusta afirmar que ‘sembrar cáñamo es sembrar casas’. La placa representa mucho más que un producto: es una propuesta concreta para construir de una manera diferente, con raíces locales y una visión de futuro”, destacaron los emprendedores. Según afirmaron, la producción a escala comercial podría comenzar en dos o tres temporadas agrícolas, una vez que se logre consolidar el abastecimiento de materia prima.

Equipo del Departamento de Materiales Compuestos del INTI

El primer paso, que ya se está llevando a cabo, es la multiplicación local de semillas por parte del equipo de la Fundación GEN. “Con volúmenes significativos disponibles, en el tiempo estimado sería factible la fabricación continua de placas y derivados, desde la Patagonia para la Patagonia”, explicaron.

Aunque aún no se puede establecer un valor comercial final para la placa, los responsables del desarrollo comentaron que, por cada hectárea cultivada, se pueden obtener entre 3 y 10 toneladas de “hurds”, la parte leñosa del tallo de cáñamo, que sirve como materia prima para producir el producto. A su vez, para fabricar una placa de 1,20 x 2,40 metros se requieren aproximadamente 30 kilos de fibra procesada.

Aseguraron que el procesamiento del material se realiza con maquinaria convencional utilizada en la industria de tableros de madera, evitando así la necesidad de incorporar tecnología especializada.

El proyecto se inscribe en un contexto de creciente interés por diversificar la matriz productiva en Río Negro y Neuquén mediante cultivos de alto valor agregado, así como por regenerar suelos, otra de las bondades del cáñamo, incluyendo áreas afectadas por la explotación hidrocarburífera.

“Estamos convencidos de que el cultivo de cáñamo con fines industriales es clave para el desarrollo sostenible y un gran aliado en la búsqueda de un equilibrio productivo y ambiental que necesitamos. Además, contar con manufacturas tangibles con demanda en el mercado es un avance importante para quienes están buscando alternativas”, destacó Luciano Rivera, presidente de la Fundación GEN.

Por su parte, Alejandro Bacigalupe, jefe del Departamento de Materiales Compuestos del INTI, señaló: “Apostar por proyectos como este es una necesidad para diversificar las economías regionales, generar empleo calificado y construir soberanía tecnológica”.

Los miembros de la Fundación GEN, que han estado realizando ensayos agronómicos con cáñamo industrial en Neuquén y Río Negro, trabajan actualmente en la adaptación de genéticas y la multiplicación de semillas, un paso clave para asegurar la producción a gran escala en el futuro. También están desarrollando productos para la industria medicinal y cosmética, y en 2024 llevaron a cabo la primera extracción comercial de aceite y harina comestibles de cáñamo, actualmente en fase de análisis para su aprobación comercial.

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