
El embajador de Estados Unidos en Argentina, Peter Lamelas, se pronunció sobre el afa-chiqui-es-producto-de-una-decadencia.phtml">conflicto entre el gobierno de Javier Milei y el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio “Chiqui” Tapia. En ese marco, minimizó la trascendencia del viaje del titular de la entidad al complejo Mar-a-Lago, la residencia del mandatario estadounidense, Donald Trump.
El diplomático sostuvo que la foto de Tapia tomada allí no tiene peso político ni diplomático. “Todo el mundo que va a Mar-a-Lago quiere tomarse una foto. Ah, ¡y se puede tomar una foto! Entonces, el gesto que fue ahí se tomó una foto. Eso no significa nada”, declaró Lamelas en entrevista con el medio Infobae.
La imagen de Tapia en Mar-a-Lago se dio en un momento en el que el máximo dirigente del fútbol argentino está en el centro de la escena por cuestiones vinculadas a los estados financieros de la AFA, una mansión en Pilar atribuida al tesorero y mano derecha Pablo Toviggino, la financiera Sur Finanzas, los viajes en aviones privados con costos millonarios y una red de sociedades que, según el Gobierno, formarían parte de una organización dedicada al lavado de dinero.
Lamelas resaltó que el choque entre la administración de Javier Milei y la AFA, junto con las sospechas del Ejecutivo sobre posibles irregularidades en el fútbol, representan “una cuestión doméstica” que corresponde resolver ante los tribunales argentinos.
“Yo creo que en la justicia argentina, si hay algo malo ahí, lo encuentran y va a un tribunal y va a pasar lo que tenga que pasar”, expresó el embajador. Sin embargo, evitó profundizar sobre el origen del desacuerdo entre el gobierno nacional y los responsables del fútbol argentino, se limitó a respaldar el marco institucional del país y remarcó que cualquier irregularidad debe tramitarse por las vías judiciales correspondientes.
Conflicto entre el Gobierno y la AFA
La tensión entre el gobierno de Javier Milei y Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA desde 2017, se originó por la promoción de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), un modelo que permite la inversión privada con fines de lucro en los clubes.
Milei impulsó esa propuesta mediante un decreto, pero la mayoría de los clubes y la AFA se opusieron, defendiendo el formato tradicional de asociaciones civiles sin fines de lucro. Una medida cautelar judicial frenó la implementación del proyecto del Presidente, lo que marcó el primer gran enfrentamiento.
El conflicto se agravó con decisiones de la AFA, como el reconocimiento de Rosario Central como “campeón anual”, lo que generó protestas de clubes como Estudiantes de La Plata y su presidente, Juan Sebastián Verón.
Milei acompañó esas críticas, apoyó públicamente al club de La Plata y cuestionó supuestos favores arbitrales a Barracas Central, club con vínculos familiares a Tapia. Las polémicas derivaron en sanciones disciplinarias y mayor polarización, con el Presidente alineándose con sectores contrarios a la actual conducción del fútbol argentino.
Al mismo tiempo, el gobierno avanzó con pesquisas sobre presuntos desmanejos financieros en la AFA, que incluyeron allanamientos en clubes y en la sede central por supuestos casos de lavado de dinero vinculados a financistas cercanos a Tapia.
Como resultado de esas investigaciones se detectaron inconsistencias en balances millonarios de la AFA y organismos estatales exigieron a la entidad rendir cuentas. Además, Patricia Bullrich, figura del oficialismo, denunció ante la Conmebol posibles violaciones éticas por parte de Tapia y Toviggino en aspectos como transparencia en contrataciones y uso de recursos.
La AFA publicó comunicados en los que defendió los logros de la gestión de Tapia, citando superávits financieros y los títulos obtenidos por la Selección Argentina, y al mismo tiempo acusó al Gobierno de un ataque coordinado con motivaciones políticas.
Tapia advirtió sobre intentos de intervención estatal y señaló que la denuncia de Bullrich podría acarrear sanciones de la FIFA, incluyendo incluso la posibilidad de excluir a Argentina del Mundial 2026 por injerencia política en el fútbol.
En medio de la escalada, Tapia viajó a Estados Unidos y participó en un acto en Mar-a-Lago, la residencia de Donald Trump, lo que generó interpretaciones de un gesto diplomático alternativo. Por esa razón, el embajador estadounidense Peter Lamelas bajó la tensión sobre el episodio y lo describió como un asunto sin implicancias políticas, de carácter interno y que debe ser resuelto por la Justicia argentina.
NG/ff




