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Domingo, 9 de diciembre de 2018

Elisa Carrió no rompe con Mauricio Macri, pero piensa en jubilarse y la cuerda está muy tensa (referencia a Bordet)

Elisa Carrió no rompe con Mauricio Macri, pero piensa en jubilarse y la cuerda está muy tensa (referencia a Bordet)

La última frase que pronunció frente a sus asesores antes dedecir que se iba a ir al campo a descansar y que no pensaba volver a hablar connadie hasta el lunes fue:

-Ya no tengo cabida para luchar contra la corrupción y losderechos humanos en este Gobierno. Pero no me voy a ir de Cambiemos. Voy aseguir acompañando por los que siempre me creyeron y estuvieron conmigo.

Elisa Carrió deja atrás otra semana de exasperación, dudas ydesencanto con la Casa Rosada. Acaban de cumplirse dos meses de la última vezque habló por teléfono con Mauricio Macri, que no fue en los mejores términos,aunque, a la luz de cómo está hoy la relación, podría decirse que extrañaaquellos días en los que todavía era posible el diálogo. Hasta que la línea seinterrumpió por completo charlaban, en promedio, una vez por semana. La novedadde estos malos tiempos es que, a diferencia de lo que sucedió en los tres añosde administración de Cambiemos, ahora es el Presidente el que no parecedispuesto a recomponer. “No es que no le vaya a hablar nunca más, pero estáenojado en serio con lo que hizo esta semana”, revela un colaborador muy cercanoal jefe de Estado.

Siente que la diputada le clavó una nueva estocada apenas 48horas después de que el mundo le reconociera el éxito de la Cumbre del G-20. Elmartes el oficialismo aún tenía en sus planes estirar la celebración. Pasado elmediodía, Macri había asistido al Museo de la Casa Rosada para saludar afuncionarios y trabajadores que participaron de la organización del encuentromultilateral. Su semblante era tan bueno que se permitió subir al escenariojunto a Juliana Awada para improvisar un discurso y hablar de la inyecciónanímica que había significado la reunión con los presidentes. Se vivía un climade fiesta que -aunque más no fuera por un tiempo fugaz- parecía cortar con lamonotonía de noticias económicas adversas de los últimos meses.

Algo de eso, entienden en el Gabinete, se trasladó al humorsocial. Al salir del acto, en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Paseo ColónJorge Faurie y Hernán Lombardi se quedaron contando anécdotas de la cumbre enun tono casi eufórico y a la vista de ocasionales porteños que iban y venían debancos y oficinas. Hasta hubo referencias a la broma que Macri le hizo a Putinsobre la estatura de Faurie, que -coincidieron- al mandatario ruso mucho no ledebe haber gustado porque no es mucho más alto que el canciller. Al margen delas anécdotas, Faurie debe haber descubierto por primera vez el impacto de laTV: un par de personas que pasaban por el lugar se acercaron para saludarlo yfelicitarlo. “Ahora por la calle nos gritan ¡maestros!”, se divertía Lombardi,que pedía “no creérsela” y aprovechaba para citar a Horacio. El poeta romanointegró el Círculo de Mecenas. Fue quien introdujo la expresión aureamediocritas: el “dorado término medio” o “moderación”, que alude a tomardistancia de los extremos.

Pero a las pocas horas era la aliada más temida del macrismola que evitaba definiciones a media agua y cambiaba por completo la agendamediática. “Esta reglamentación firmada por la ministra Bullrich viola losderechos humanos fundamentales. Nosotros no vamos a ir al fascismo”, decía aClarín. Las declaraciones, que más tarde la diputada reprodujo en su cuenta deTwitter, se viralizaron. Eran una réplica a la iniciativa del Ministerio deSeguridad de aplicar un nuevo reglamento para que la Policía pueda disparar sindar la voz de alto.

El Gobierno quedó atrapado en una telaraña impensada: pasóde querer capitalizar el éxito de la seguridad de la cumbre de presidentes atener que explicar que el reglamento no podía ser leído como una carta blancapara que los efectivos de seguridad puedan actuar libremente frente aasaltantes y violentos. Carrió habló por teléfono con Horacio Rodríguez Larretay María Eugenia Vidal. Con la gobernadora el diálogo fue fructífero porqueCristian Ritondo no tardó en enviar señales de que la Bonaerense no estápreparada para esa nueva modalidad. En cambio, el jefe de Gobierno no quieremás divergencias con Macri en ese punto. El fracaso del operativo delRiver-Boca, dicen, lo obligó a adoptar medidas más firmes.

La líder de la Coalición Cívica recibió reproches deincondicionales y el respaldo de sus detractores. Los tuiteros se deleitaron:Aníbal Fernández le hizo RT a Carrió. La legisladora mandó a pedir un monitoreode las redes. “Hay muchos que la criticaron en forma espontánea. A otros losmandaron”, confiaron en su entorno. Carrió está acostumbrada al tobogán de lapopularidad. No le inquieta demasiado y tomó algunas decisiones.

La primera, personal. Habló con Alicia Terada y le pidió queen los próximos días, posiblemente el miércoles, presente los papeles parainiciar el trámite jubilatorio. No descarta jubilarse antes de terminar sumandato, que vence en 2021. Caso contrario, llegado el momento, tendrá queoptar si cobra la dieta como legisladora o el salario de jubilada. Teradaverificó 42 años de aportes, acumulados como profesora universitaria, abogada ydiputada. La segunda decisión de Carrió abarcará a varios de sus pares.Pretende armar una ONG internacional para luchar contra la corrupción y elcrimen organizado por fuera del sistema político tradicional, donde cree que nohay espacio para hacerlo. Se sienta cansada.

Al Presidente le ocurre todo lo contrario. El paso de los 20presidentes por Buenos Aires le renovó el optimismo. Insiste con ubicar elfactor confianza por encima de todo. A modo de ejemplo, cita frente a susinterlocutores: es importante venderle cerezas a China (se supone que podríancrearse 100 mil puestos de trabajo en los próximos diez años) o la construcciónde un ferrocarril a Vaca Muerta o que Donald Trump auspicie el financiamientode la Opic (Overseas Private Investment Corporation) para una de las autopistasen Neuquén. “Pero más importante es que el mundo nos crea”, reflexiona en laintimidad. “Las cosas pueden salir”, vendría a ser su lema post Cumbre delG-20. A veces piensa que los argentinos han perdido la fe y que él y suadministración deben trabajar para recuperarla.

En el Gobierno vuelve a imponerse la idea de que el macrismoestá prácticamente solo en el escenario. “La oposición no está a la altura delo que está ocurriendo en el mundo. Miran todo con ojos muy chiquitos”, cuentaun funcionario que pasó muchas horas con el Presidente en las últimas dossemanas. Macri convocó especialmente a un grupo de figuras de la oposición parala Cumbre.

Tuvo, en privado, algunas palabras elogiosas para DanielScioli, algo que nunca se permitiría con Cristina Kirchner o Sergio Massa.También fue gentil con Miguel Ángel Pichetto, que días después apoyó su nuevainiciativa con las fuerzas de seguridad. En el oficialismo también destacan avarios gobernadores opositores. Juan Manzur, uno de los pocos asistentes alG-20, integra ese lote. “No es el más cercano, pero tal vez es el más vivo”, lodefinen. Otros ponderados son el entrerriano Gustavo Bordet, el neuquino OmarGutiérrez y el salteño Juan Manuel Urtubey. Macri no teje con todos. Teje conlos que puede.

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