Domingo, 19 de octubre de 2025   |   Nacionales

El Virrey Bennett, EE.UU. y la presunta injerencia en Argentina: anticipo de la tapa de NOTICIAS

El Virrey Bennett, EE.UU. y la presunta injerencia en Argentina: anticipo de la tapa de NOTICIAS

El restaurante Osaka de Puerto Madero está entre los locales de sushi más exclusivos de la ciudad de Buenos Aires y ocupa la planta baja del complejo Molinos Building, propiedad de Alan Faena. Allí, cuando los clientes esperan ser atendidos y buscan conectarse a una red wifi, se llevan una sorpresa que no pasa desapercibida para cualquier lector de NOTICIAS. Una de las redes que emite señal se llama OCPTECH, todo junto y en mayúscula. OCP Tech es la empresa del empresario Leonardo Scatturice, con notable llegada al Gobierno de Javier Milei y que ya fue protagonista de la portada de esta revista en dos oportunidades este año.

Ahí atiende Barry Bennett, el protagonista de esta historia. Socio de Scatturice, Bennett trabaja desde 2016 como lobbista vinculado al Partido Republicano y mantiene buena llegada al presidente Donald Trump. El 8 de octubre encabezó una reunión en las oficinas de OCP Tech en Puerto Madero que, según reveló el periodista Carlos Pagni, contó entre sus asistentes con los diputados Miguel Ángel Pichetto, Cristian Ritondo y Rodrigo De Loredo. En esa conversación Bennett habló como si representara al gobierno de Estados Unidos, marcando la línea de que la administración Trump estaba dispuesta a acompañar a Javier Milei. Sus afirmaciones se verificaron luego en la visita de Milei a Estados Unidos: sostuvo que Washington condicionará su apoyo a que el gobierno logre garantizar estabilidad política y, para ello, la Casa Rosada deberá construir acuerdos con los jefes de los bloques dialoguistas y con gobernadores aliados.

Santiago Caputo escuchaba atento y se movía con total comodidad en las oficinas de Scatturice. También participó la ex periodista de Infobae Soledad Cedro, que hoy se desempeña como CEO de CPAC Argentina, una organización política conservadora de Estados Unidos. Y quizás la figura más relevante de la reunión fue Matthew Dell Orfano, directivo del fondo Discovery Capital del magnate Rob Citrone, cuyo capital destinado a América Latina está fuertemente invertido en la Argentina de Milei. La presencia del representante de Citrone permitió palpar directamente la mirada de los aliados del Gobierno sobre si Milei tenía alguna posibilidad de avanzar con su plan en el Congreso.

El rol de Bennett en estas conversaciones adquiere mayor relevancia ante la falta de un embajador de Estados Unidos en Argentina (la designación de Peter Lamela no está oficializada), por lo que se convirtió en la persona con mayor llegada a Trump que ha pisado suelo patrio. A eso se suma que, hasta ahora, en los encuentros entre Trump y Milei la Cancillería, el Departamento de Estado y el embajador argentino en Estados Unidos tuvieron roles secundarios. Esa dinámica se ve reforzada por la propia tropa de Santiago Caputo en redes sociales, que “saca pecho” por los logros del asesor presidencial sin dimensionar el daño institucional que provocan a sus compañeros de gestión. 

En definitiva, Bennett se transformó en la voz que trae las noticias desde Estados Unidos: las exigencias y las ayudas que llegarán, actuando casi como una suerte de interventor.

Trastienda. En febrero de este año comenzó a gestarse uno de los movimientos más estratégicos de la política exterior argentina. El 12 de febrero, por pedido de Santiago Caputo, la SIDE firmó un contrato con la consultora de lobby Tactic Global. En ese momento la firma aún no estaba registrada ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos —su inscripción llegaría recién en mayo—, pero ya operaba como agente de intereses extranjeros y también estaba contratada por el gobierno de Vietnam.

El acuerdo con la SIDE coincidió con un proceso de acercamiento sin precedentes entre Milei y el trumpismo. Diez días después, el 22 de febrero, Milei pudo saludar a Trump en la convención de la CPAC, el congreso anual de la derecha norteamericana. Fue el primer contacto público que selló una relación política que rápidamente se transformaría en un puente operativo entre Buenos Aires y Washington.

El 25 de marzo, Bennett aterrizó en la Casa Rosada. El ex asesor de campaña de Trump se reunió con Santiago Caputo. Se habló de “cooperación económica y comercial”, pero la visita coincidía con la necesidad del gobierno de Milei de conseguir oxígeno financiero y respaldo político externo en medio del ajuste y la crisis social.

Menos de un mes después, el 14 de abril, llegó a Buenos Aires el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent. En paralelo viajó también el inversor Rob Citrone, que arribó en el avión de Scatturice junto a la comitiva de Tactic para acompañarlo en la reunión con el presidente Milei. Discovery Capital, el fondo de Citrone, no es solo un inversor importante para la Argentina: es también un cliente relevante de la consultora de Scatturice y Bennett.

El 4 de mayo, el ex presidente estadounidense envió un emisario para discutir el esquema de aranceles con Argentina. Washington buscaba garantizar condiciones preferenciales para sus empresas y, a cambio, ofrecía apoyo diplomático y un eventual alivio financiero. Apenas un mes más tarde, el 4 de junio, Bennett regresó al país para avanzar en los detalles. Unos días después, el 11 de junio, una foto lo mostró junto a Scatturice y Trump: era la consagración pública de una alianza de negocios y poder.

El 28 de julio, ambos operadores celebraron el anuncio de un acuerdo para el Visa Waiver, el programa que exime de visado a los ciudadanos de países aliados de Estados Unidos. Un día después, Bennett lo celebró en su cuenta de la red social X: “Pasar a viajar sin visa con Argentina es una gran declaración de amistad entre nuestros países. ¡Milei va por otro gran triunfo!”.

El 1° de agosto, el gobierno norteamericano impuso aranceles del 10 por ciento a las exportaciones argentinas, aunque dejó abierta la negociación para exceptuar un centenar de productos. 

El 16 de septiembre, Bennett reapareció en la CPAC de Paraguay, donde compartió escenario con referentes libertarios de la región y operadores del entorno de Milei. El encuentro fue crucial, porque el presidente argentino venía de un fuerte golpe electoral y allí Bennett se comprometió a conseguir una reunión con Trump. Cuatro días después, el 20 de septiembre, la Presidencia argentina anunció que la reunión con Trump se concretaría el 23 de septiembre en Nueva York, durante la Asamblea General de la ONU. Fue otra muestra de la capacidad de gestión de Bennett. Cuando se produjo el encuentro, el lobbista escribió en su cuenta de la red social X: “Mal día para el socialismo argentino que se esforzó por desplomar la moneda. La libertad es a largo plazo. ¡Gracias, presidente Trump!”.

En octubre, el intercambio se aceleró. El 7 de ese mes, Bennett arribó al país en el avión de Scatturice, aquel jet que había quedado envuelto en la polémica por el viaje de su socia Laura Arrieta que entró al país sin que se revisara su equipaje. Esta vez el avión Bombardier Global 5000 tenía una novedad. Había cambiado su matrícula. Ya no era el N18RU, sino que ahora llevaba la inscripción N100LA, elegida por su dueño. En el mundo aeronáutico hacen un chiste interno que solo entienden los que saben de aviones. “El avión de Scatturice antes era el November Uno Ocho Romeo Uniform, ahora es el November Uno Cero Cero Laura Arrieta”, se ríen a carcajadas.   

La nota completa, en la presente edición de NOTICIAS.

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