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Domingo, 20 de enero de 2019

El tobogán de Massa y el social-radicalismo (el entrerriano Bordet y CFK)

El tobogán de Massa y el social-radicalismo (el entrerriano Bordet y CFK)

Jaime Duran Barbarepite: “Massa es un candidato tobogán: comienza alto y se vadesinflando”, descontando que el futuro será igual alpasado. El oficialismo presume que en 2019, como sucedió en 2015, la existenciade las PASO transforma esas elecciones pensadas para ser una interna dentro delos partidos en una primera vuelta entre partidos. Y que si en agostoCambiemos más Unidad Ciudadana, Macri y Cristina Kirchner, suman el 70%(37-33, sea quien fuere que supere al otro) y Alternativa Federal quedasetercero con el 15%, esos votos migrarían automáticamente para alguno de los dosprimeros en la verdadera y vinculante primera vuelta electoral de octubre.

oque de alguna manera sucedió después de las PASO de 2015, cuando quien máscreció fue Macri bajo la consigna de “voto útil” para no perderlo con uncandidato que seguro no podría ganar y votando por el menos malo o en contradel peor mal. Pero el incansable Massa coincide con que las PASO funcionan comouna primera vuelta, entre y no “inter” partidos, pero que en el contextopolítico actual en lugar de producir la fuga potencial del voto de quien salgatercero al primero o segundo, producirá la fuga de votos del primero o segundoal tercero porque la ciudadanía no querrá quedar prisionera de la opción Macrio Cristina.

Imagina que si en las PASO de “los doce apóstoles de la oposición”(él, Pichetto y los diez gobernadores de Alternativa Federal) Massaobtuviera 15% (hoy se acerca a 10) y, por ejemplo, Urtubey 7, pero encualquiera de los casos entre los dos sumaran el 20% (muy parecido a 2015 con14% de Massa más 6% de De la Sota), votantes de Cambiemos y de Unidad Ciudadanaque eligieron a uno u otro para que no ganase Cristina o Macri, al ver quehabría una alternativa para lo mismo fugarían hacia Alternativa Federal.

Dicenque Massa repite: “En 2015 comencé el año siendo banca y terminé siendo punto,en 2019 prefiero comenzar siendo punto y terminar de banca”. Si la neurosis esno querer lo que se desea, o sea no estar dispuesto a hacer los esfuerzosnecesarios para consumar ese deseo, Massa está vacunado de neurosis porquesiempre está tratando de ser presidente e imaginando que lo puede ser más alláde los escenarios adversos que viene enfrentando últimamente.

Desea con tantaenergía que en su búsqueda de ventaja Macri pudo bautizarlo peyorativamentecomo “Ventajita”. Macri comparte con Massa su misma vocaciónpresidencial, aunque es más experto en el arte de disimular que está dispuestoa arriesgarlo todo. Cerca de Urtubey temen que el crecimiento de Lavagnatermine en un Massa Lavagna, pero Lavagna nunca aceptaría Massa sabe que de élse dice que no mantiene la palabra, que un acuerdo con él tiene una validez decinco minutos, que no es creíble ni confiable, y que uno de los síntomas de suansiedad abortiva es que siempre llega tarde a todas las reuniones, vicio queestaría tratando de corregir.

La primera sospecha sobre Massa es que estédispuesto a negociar con Cristina Kirchner. Nuevamente Macri bautizó peyorativamentea Massa diciendo: “Urtubey soy yo, Massa es Cristina”. Sospecha muy fundadaporque el propio intendente de Tigre, Julio Zamora, propuso que su jefe vayacomo candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires con CristinaKirchner como candidata a presidente. Algo que Massa desmiente, de la mismaforma que se acepte en Alternativa Federal que Cristina Kirchner compita en susPASO porque la mayoría de los gobernadores votarían en contra: Gustavo Bordetde Entre Ríos, Juan Manzur de Tucumán, Sergio Casas de La Rioja, MarianoArcioni de Chubut, Juan Schiaretti de Córdoba, Juan Manuel Urtubey de Salta, y,aunque no gobernador, Miguel Pichetto por su provincia, Río Negro. Más afinesal kirchnerismo quedarían Domingo Peppo, gobernador de Chaco; Rosana Bertone,de Tierra del Fuego; y Hugo Passalacqua, de Misiones.

Pero quien sea sucandidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires como si se desdoblaranlas elecciones provinciales es tan crucial como si se presenta o no CristinaKirchner. Hay especulaciones cruzadas: que si Vidal adelantara la elecciónprovincial ella gana seguro pero Macri podría perder y, a la inversa, si nodesdoblara Macri aumenta sus posibilidades de ganar tanto como las de perderVidal. Estas conjeturas se basan en que elecciones anticipadas independizaríana los intendentes peronistas de Cristina Kirchner porque hasta podrían ir conel candidato kirchnerista a gobernador, presumiblemente Kicillof, y después dehaber sido reelectos intendentes, no acompañar a Cristina en su candidaturapresidencial porque el cierre de listas nacionales sería tres semanas despuésde la elección provincial. Una alternativa que equilibraría los interesescontrapuestos de Vidal y Macri sería: elecciones provinciales y nacionales elmismo día pero con boleta única de papel como en Santa Fe, donde al marcar conuna cruz sobre opciones se puede elegir presidente de un partido, gobernador deotro, intendente vecinal y legisladores de otro partido.

Desde el massismo proponen como candidato a gobernador de laprovincia de Buenos Aires por Alternativa Federal a una figura de fuera de lapolítica o una fórmula casi compartida entre dos intendentes jóvenes. De fuerade la política rápidamente aparece la imagen de Tinelli, tantas vecesdescartada, pero si Lavagna fuera candidato presidencial Facundo Manesaceptaría acompañarlo  donde fuera más útil.

Lavagna es otro dilema deMassa, con quien se reúne cada 15 días, la última este jueves, pero adiferencia de las reuniones de Lavagna con Pichetto o con el gobernador deSanta Fe, Miguel Lifschitz, son sin foto para mostrar el diferente grado derelación -permanente- que los une. Massa sostiene que si Lavagna viera “que hayagua en la pileta” y decidiera avanzar con su candidatura a presidente, élestaría dispuesto a bajar la suya y confía en que será al primero que leavisará. Pero no lo ve decidido ni tampoco pinchando el globo de expectativasque generó, sino dejando que se vaya desinflando poco a poco pero apoyandosiempre al espacio alternativo de Macri y Cristina Kirchner. No es esa lavisión que tienen el socialismo de Santa Fe ni los radicales desencantados conCambiemos que ven en Lavagna el candidato transversal ideal antigrietarememorando aquel balcón de Alfonsín con Cafiero, habiendo sido Lavagnafuncionario tanto del radicalismo como del peronismo.

El 31 de marzo secumplirán diez años de la muerte de Alfonsín, habrá actos de todo tipo en su memoriay será un momento en el que los radicales de Cambiemos y los abiertamentedesencantados de Macri hagan un balance de su alianza con el PRO. ¿Esatradición, no los une más al socialismo, o al GEN de Margarita Stolbizer o alARI de cuando Elisa Carrió  descarrilaba menos, que a la derecha del PRO?Hasta Cornejo en Mendoza analiza anticipar las elecciones provinciales para nodejar al radicalismo atado a la suerte de Macri. Otro mendocino, artíficefundamental de Cambiemos y hoy retirado en parte también por no sentirse cómodocon el PRO, Ernesto Sanz, piensa que hizo lo correcto al apoyar a Macri paraque no continuara el kirchnerismo.

Pero si apareciera otra alternativa quepudiera vencer al kirchnerismo, si este ya estuviera vencido o el día en que elPRO y Macri perdieran: ¿qué sentido tendría para los radicales continuar enCambiemos? Paralelamente, ven con preocupación cómo el PRO coloca candidatos acompetir en las provincias gobernadas por el radicalismo y sacan cuentas decuánto y cómo alejarse. Hay un radicalismo socialista tan numeroso como el afínal conservadurismo. La tensión solo la aplacan los premios del triunfo, premiosque desaparecerán en la derrota o cuando se la comience a dar por descontada.

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