Domingo, 6 de julio de 2025   |   Economía

El tipo de cambio real sube 17%, pero su impacto en la inflación es mínimo y el futuro es incierto

El dólar aumentó y se aprecian las monedas emergentes, en especial el real brasileño. La presión cambiaria arrancó antes de lo esperado y las opiniones sobre las futuras cotizaciones están divididas. El nivel de actividad da señales mixtas. Aun con dificultades, el panorama sigue siendo promisorio
El tipo de cambio real sube 17%, pero su impacto en la inflación es mínimo y el futuro es incierto

El dólar ha despertado antes de lo previsto. Se anticipaba una mayor presión a medida que se acercaran las elecciones, impulsada por la habitual dolarización de portafolios como forma de cobertura. Sin embargo, desde el inicio de julio, la demanda se ha hecho sentir, y el pasado viernes cerró en $1.260, con un aumento de 100 pesos, es decir, un 8% en apenas diez días.

Más relevante aún es el incremento del tipo de cambio real multilateral, que es monitoreado diariamente por el Banco Central. Desde la implementación del sistema de bandas cambiarias con flotación, este indicador ha acumulado un aumento del 17%. Este dato es significativo, ya que antes de comenzar el nuevo esquema, la mayoría de los economistas consideraba que el atraso cambiario rondaba el 20%. Siguiendo este análisis, se podría inferir que gran parte del potencial aumento del dólar ya estaría prácticamente agotado.

No obstante, sorprendió que, en la última semana, ni siquiera un volumen elevado de liquidación del sector agrícola, que osciló entre USD 350 y 500 millones diarios, lograra equilibrar la cotización.

Dame dólares

La única conclusión evidente es que la demanda sigue siendo robusta. Por ejemplo, en mayo, la compra de dólares por parte del público para atesoramiento se situó en niveles de USD 2.000 millones. Además, el cobro del medio aguinaldo impulsó aún más estas compras el mes pasado.

A esto se añade la decisión del JP Morgan de poner fin a su inversión en bonos en pesos antes del inicio de julio. Desde mediados de abril, el carry trade había generado importantes ganancias, pero el mensaje fue claro: la tasa cercana al 3% mensual no compensa el riesgo ante una posible suba del tipo de cambio.

Detrás de este gran banco de inversión, otros inversores habrían optado por la misma estrategia. Este desarme de posiciones también ejerce presión sobre el tipo de cambio, aunque el volumen es relativamente limitado: se estima que el stock total de bonos en pesos en manos de inversores extranjeros no superaba los USD 2.500 millones en junio, comparado con los USD 30.000 millones de 2018, antes de la crisis cambiaria que enfrentó el gobierno de Mauricio Macri.

Ayuda real

El ajuste cambiario de las últimas semanas ha coincidido con algunos datos alentadores. En primer lugar, no fue necesario un gran aumento del dólar para que el tipo de cambio real aumentara casi un 17% en dos meses. La mitad del esfuerzo fue aportado por las monedas emergentes y de los países con los que Argentina comercia. Un caso evidente es la recuperación del real, que pasó de 6 por dólar a principios de año a 5,40 en la semana pasada.

Para la economía argentina, la debilidad del dólar a nivel global es una excelente noticia: mientras el peso se deprecia, las demás monedas se aprecian, lo que permite una mejora significativa en la competitividad. En otras palabras, Brasil durante estas vacaciones de invierno ya no será tan atractivo para los argentinos como lo fue el verano anterior. Y para los brasileños que lleguen a Argentina, los precios ya no estarán tan elevados.

Otro dato clave es que el aumento del tipo de cambio real no ha provocado grandes remarcaciones, al menos por el momento. Aunque es cierto que en junio la inflación rebotó, se estima que lo hizo a niveles de 2%. Sin embargo, esto no se relaciona con el aumento del dólar. Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado que divulgó el Banco Central el viernes, se prevé que la inflación se mantenga dentro de un rango acotado de 1,5% a 1,7% mensual, al menos hasta fin de año.

Después de muchos años, parece que la transferencia de un aumento del dólar a los precios es sumamente limitada. Aunque es un proceso en curso, podrían explorarse algunas explicaciones: un consumo retraído podría ser una de ellas, así como el aumento de importaciones que impone un límite a las remarcaciones.

Es probable que también influya el episodio de abril, cuando hubo fuertes remarcaciones ante la expectativa de una devaluación que finalmente no ocurrió con la implementación del esquema de flotación cambiaria. Muchos formadores de precios quedaron en una posición desfavorable tras ajustes que no pudieron sostener.

Cómo sigue

El panorama cambiario sigue siendo incierto y las opiniones son diversas. Por ejemplo, un informe del IEB indica: “nuestro modelo sugiere un valor de equilibrio para el CCL de $ 1.229. A estos niveles, el mercado presenta oportunidades para el carry trade”. Y concluye que, a pesar de algunas presiones, “no se observa un deterioro en la demanda de pesos”.

Por otro lado, un análisis de la consultora LCG considera que “de aquí en adelante, tendremos un dólar que irá tanteando valores cada vez más altos, especialmente cuando, a partir de la tercera semana de julio, disminuya la liquidación del agro.”

El mercado sigue prestando atención no solo a la evolución del dólar, sino también a las reservas. Esta semana, se verá un impacto debido al pago de capital e intereses de bonos dolarizados. Es una noticia positiva para los inversores, pues refleja la voluntad de pago de Argentina, pero, al mismo tiempo, podría ocasionar que el stock del BCRA caiga por debajo de los USD 39.000 millones.

Esta semana, viajaron a Washington dos figuras clave del equipo económico: el secretario de Política Económica, José Luis Daza, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. El principal tema que ha postergado el cierre de la primera revisión del acuerdo es precisamente la dificultad del Gobierno para acumular reservas, quedándose por debajo de las metas estipuladas para esta etapa inicial. Mientras tanto, se retrasa el desembolso de USD 2.000 millones adicionales comprometido por el organismo.

El argumento que presentaron los emisarios de Luis Caputo es que el Gobierno tiene varias opciones abiertas para acumular reservas sin necesidad de salir a comprar dólares en el MULC. Una de estas alternativas es la compra de dólares en bloque por parte del Tesoro, para no incrementar el precio. Ya se realizó una operación hace diez días y se prevén otras intervenciones.

El Bonte, a boxes

La creciente presión cambiaria llevó al equipo económico a no retomar, por el momento, la reapertura del BONTE 2030, el bono en pesos que se suscribe en dólares para acumular reservas. La meta del equipo económico es colocar USD 1.000 millones por mes hasta fin de año, un objetivo que actualmente parece bastante optimista.

Una estimación realizada por Federico Filipini, jefe de estrategia de Adcap grupo Financiero, señala que el BCRA debería acumular alrededor de USD 40.000 millones adicionales para alcanzar un nivel de reservas óptimo, según la metodología del FMI. De los USD 28.000 millones actuales (descontando el swap con China), se debería pasar a cerca de USD 68.000 millones.

El inicio de un segundo semestre turbulento tiene las elecciones legislativas como el principal evento en la mira de los inversores. No solo comenzó antes de lo previsto la presión sobre el tipo de cambio, sino que la evolución de los indicadores económicos de junio dejó algunas dudas. Por ejemplo, la recaudación vinculada a la actividad cayó en términos reales, la venta de autos nuevos se desaceleró (aunque se mantiene por encima de las 50.000 unidades por mes) y aumentó la morosidad de los créditos debido a la acumulación de cuotas y la reducción del ingreso disponible en las familias.

A pesar de estos obstáculos, el escenario se mantiene favorable: se anticipa una victoria legislativa oficialista en octubre, hay múltiples recomendaciones de compra de bonos y acciones por parte de bancos internacionales, el sistema de flotación cambiaria opera adecuadamente y no se observan señales de un repunte significativo en la inflación. Aún con muchas dificultades por delante, el panorama sigue siendo prometedor.

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