Domingo, 6 de julio de 2025   |   Campo

El prometedor mercado que podría revitalizar la agricultura a nivel mundial

El prometedor mercado que podría revitalizar la agricultura a nivel mundial

Hace unas semanas, el 28 de mayo, se llevó a cabo el Congreso anual de Maizar, bajo el lema “Por más valor”. Este relevante espacio de reflexión e intercambio representa una valiosa oportunidad para debatir sobre los posibles usos del maíz en Argentina y en el mundo.

Entre esos usos potenciales, uno de los más destacados para el futuro se sitúa en el sorprendente ámbito de la aviación. La aviación civil internacional enfrenta el apremiante reto de descarbonizar sus operaciones, con el objetivo de alcanzar emisiones netas cero de dióxido de carbono (CO₂) para 2050, en concordancia con los compromisos suscritos en el Acuerdo de París. Para avanzar en este sentido, el sector ha propuesto una serie de medidas basadas en nuevas tecnologías, así como mejoras en la eficiencia de las aeronaves y en la logística.

No obstante, la gran apuesta de la aviación civil internacional para reducir sus emisiones se centra en los Combustibles Sostenibles de Aviación (SAF, por sus siglas en inglés). El progreso en el desarrollo tecnológico ha permitido que, a partir del almidón de maíz, la caña de azúcar o los aceites extraídos de la soja, se produzca una molécula prácticamente idéntica al combustible convencional derivado del petróleo, aceptada para su uso en todas las aeronaves.

Sin duda, los SAF representan una nueva ola de innovación en biocombustibles y son la herramienta esencial para descarbonizar el sector aéreo. En este contexto, constituyen un gran desafío para el mundo y, al mismo tiempo, una valiosa oportunidad para Argentina y la región.

Para producir estos combustibles limpios, hay dos materias primas que destacan por su madurez tecnológica, disponibilidad sostenible y costos competitivos: en primer lugar, los aceites vegetales y grasas animales, a través de la ruta tecnológica HEFA (Hydroprocessed Esters and Fatty Acids); y, en segundo lugar, los azúcares y almidones, mediante la ruta ATJ (Alcohol to Jet).

Argentina posee uno de los polos de crushing de poroto de soja más grandes y eficientes del mundo, que opera desde hace años muy por debajo de su capacidad. Si trabajara a plena capacidad (70 millones de toneladas por año), el país podría generar el aceite de soja necesario para producir más de 12 millones de metros cúbicos de SAF.

De manera similar, el maíz también presenta una oportunidad significativa: Argentina es el segundo exportador mundial, con un promedio de 35 millones de toneladas anuales de este cereal sin procesar. Al fermentar el almidón del maíz, destilarlo y deshidratarlo, se puede obtener el bioetanol requerido para generar casi nueve millones de metros cúbicos de SAF.

El país cuenta con un sector agropecuario de vanguardia, que produce materia prima con una intensidad de carbono muy baja. Este es un activo ambiental cada vez más valorado, especialmente en el caso del SAF, donde cada gramo de CO₂ mitigado genera beneficios económicos. A precios promedios de los últimos dos años, la producción potencial de SAF en Argentina supera los US$ 40.000 millones, lo que evidencia la magnitud de la oportunidad que se presenta.

Actualmente, en el mundo hay 170 aeropuertos que despachan regularmente SAF, 11 rutas tecnológicas aprobadas para la producción de este combustible, 53.900 millones de litros bajo acuerdos de offtake entre productores y consumidores (aerolíneas y vendedores de combustibles), 469 plantas de producción anunciadas o en construcción, y US$ 47.300 millones de inversiones anunciadas o en ejecución en este ámbito.

Para que Argentina y las Américas se conviertan en un hub global de exportación de SAF, es fundamental desarrollar políticas públicas a nivel nacional, alineadas a nivel regional e internacional, para que las materias primas producidas localmente sean elegibles para ser industrializadas en formato de combustibles sostenibles de aviación, y avanzar en las certificaciones de sostenibilidad de las cadenas de valor locales.

El reto para el sector de la aviación es colosal; la oportunidad que tiene Argentina para convertirse en un proveedor global de SAF también lo es.

El autor es especialista internacional en biocombustibles del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA)

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