
El peronismo no ha sido nunca un partido suicida. El otropartido histórico, el radicalismo, cayó a veces en la tentación de terminar voluntariamentecon su vida. ¿Qué fue, si no, la candidatura presidencial de Leopoldo Moreau en2003, que jibarizó al radicalismo hasta dejarlo con solo el 2,34 por ciento delos votos nacionales? Sin embargo, en los últimos días el peronismo dio señalesde que subió a la cornisa con la intención de saltar al vacío. O es suicida oes cómplice de Cristina Kirchner. Ella acaba de ser acusada ante el fiscalStornelli por el otrora poderoso secretario de Obras Públicas, José López, comobeneficiaria final del sistema de coimas. López ratificó y amplió lasconfesiones de Carlos Wagner, expresidente de la Cámara de la Construcción, queya describió la trama de corrupción entre exfuncionarios y empresarios. Lópezpidió pasar de preso por enriquecimiento ilícito (por los bolsos que revoleócon 9 millones de dólares) a testigo protegido.
Es un ascenso enorme; es, también, poco probable que el juezClaudio Bonadio se lo conceda. López está imputado en la causa de loscuadernos, no es solo un testigo. Otra cosa, más razonable, es que la Justiciatome recaudos para su seguridad. Nada más que eso. Bonadio no dejará deanalizar también exhaustivamente la causa que lo tiene ante un tribunal oral ysus declaraciones ante Stornelli para establecer si no hay conexidad entre losdos expedientes. Nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito. Si hayalgo que Bonadio cuida es que nadie consiga viciar la causa de los cuadernos,la más importante que tiene y tuvo.
López, Wagner, otros empresarios que hasta llegaron a declararque pagaron miles de dólares para que Cristina firme un decreto. Con todo, lamayoría peronista del Senado le sigue negando al juez Bonadio el permiso paraallanar las tres casas de Cristina. Esa mayoría demora la cuestión desde hacetres semanas. Ni el juez ni los fiscales esperan encontrar el dinero en lascasas de Cristina. No obstante, los allanamientos se justifican en la necesidadde corroborar las declaraciones de algunos arrepentidos que contaron cómo eranlos lugares donde entregaban las coimas. Y para que los peritos verifiquentambién si hubo -o no- remodelaciones recientes para tapar bóvedas o lugaresocultos. Es un paso importante en la investigación de la causa de corrupciónmás imponente que haya existido en la historia del país. Hubo excepciones en elperonismo: el senador Miguel Pichetto, los senadores que responden a losgobernadores Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti y el líder peronistasantafesino Omar Perotti, todos ellos dispuestos a permitir los allanamientos.El resto (había 22 senadores peronistas en el Senado que no bajaron al recintoen el momento de dar el quorum) aceptó de hecho que es cómplice de Cristina.
Muchos peronistas son cómplices por lo que hacen y por loque hicieron. ¿Cuánto falta para que las investigaciones de Bonadio y de losfiscales Stornelli y Rívolo lleguen a los gobernadores e intendentesperonistas? ¿O ellos fueron inocentes en el reparto de las obras públicasdurante más de una década? Improbable, si no imposible. José López dio detallesde la complicidad de gobernadores e intendentes peronistas. En el Senado hayvarios exgobernadores de la época kirchnerista y también hay senadores muyfieles a gobernadores que todavía mandan en sus provincias (el caso formoseñode Gildo Insfrán es el más iridiscente). Hay otros gobernadores (como elentrerriano Gustavo Bordet o el sanjuanino Sergio Uñac) que no tuvieron nadaque ver con el cristinismo, pero que, según argumentan, necesitan aliarse conel 10 por ciento de camporismo que hay en sus provincias para ganar lareelección en el próximo año. Como se ve, el peronismo dejó de ser un partidonacional. Ahora es solo una federación de partidos provinciales, en la que cadadistrito decide según sus pobres intereses.
La protección a Cristina derrumba algunos argumentosconocidos hasta ahora. El primero de ellos es que la Justicia puede investigarlibremente a los legisladores hasta su prisión, porque solo tienen inmunidad deopinión y de arresto. Esto fue el resultado de una modificación a la ley defueros que se hizo luego del escándalo de los sobornos en el Senado en el año2000. Antes, la Justicia no podía ni llamar a indagatoria a los legisladores.Pero ¿puede el juez investigar realmente con total libertad si le impiden hacerallanamientos? Los fueros protegen a las personas, no a sus propiedades. Eseartículo, que incluye en los fueros las casas de los legisladores, esinconstitucional. Bonadio pudo, desde el principio, declarar lainconstitucionalidad de ese artículo y allanar por sorpresa las casas deCristina. Hizo bien en no tomar esa decisión: lo habrían recusado y, portratarse de una cuestión constitucional, se hubiera resuelto solo en la CorteSuprema de Justicia.
Los obstáculos que el Senado le está poniendo a la accióndel juez habilitan, al mismo tiempo, una de las razones que justifican laprisión preventiva; es decir, la prisión en la etapa de instrucción de unainvestigación judicial. Las razones que pueden respaldar una prisión preventivason dos: peligro de fuga o la posibilidad de que el acusado (la acusada, eneste caso) pueda entorpecer la investigación desde lugares de poder. Se sabeque Cristina ha operado sobre gobernadores peronistas para que presionen a sussenadores en beneficio de ella misma. El Senado, que Cristina integra, seconvirtió en un estorbo para la investigación del juez y los fiscales. ¿Noestamos, acaso, ante la segunda razón que justifica la prisión preventiva y queya llevó a la cárcel a Julio De Vido? Sería ingenuo imaginar que el Senadoaprobará el desafuero de Cristina para que vaya a prisión (se necesitan los dostercios de los votos del total de los senadores) si los allanamientos, querequieren de una mayoría simple, están costando tanto trabajo. ¿O el peronismovolverá a actuar como una organización con vocación de poder?
Es contradictoria con la propia realidad la estrategiacristinista de señalar que se trata de una operación del gobierno de Macri paratapar los problemas económicos. Los problemas económicos existen y amenazan conagravarse por un escándalo que compromete a un sector importante delempresariado. De hecho, la renuncia de Aldo Roggio a la presidencia de laempresa de su familia abrió el camino de la renovación en el liderazgoempresario. Roggio lo hizo, seguramente, para no perjudicar a su empresa en lascotizaciones bursátiles o en la obtención de créditos; es lo que les pasará amuchos empresarios más. El país será más limpio y más previsible después de latormenta de los cuadernos. El temporal económico no puede (ni debe) frenar lainvestigación; además, ni el juez ni los fiscales están dispuestos a frenarnada. Los bancos podrían hacer una contribución a la lucha contra lacorrupción. No deberían dejar fuera de sus carteras de créditos a las empresasinvolucradas. Las empresas no son culpables de nada; los culpables son losempresarios.
La linterna de la Justicia trata ahora de iluminar lo únicoque le falta: dónde está el dinero de las coimas. José López señaló algunaspistas, pero falta confirmar si son ciertas. Seguramente hubo transferencias alexterior en épocas en que esas cosas se podían hacer con relativa facilidad.Por eso, investiga a posibles financistas, como Ernesto Clarens, pero esteaportó más confusión y contradicciones que claridad a la causa. De todos modos,la alternativa más probable (y probada en la causa) es que los dólares de lascoimas hayan sido trasladados al sur para ser guardados en bóvedas. Algunosimaginan una posible conexión con Hugo Chávez. Cristina pudo haber depositadoalgunos dólares en Venezuela. Néstor Kirchner no hubiera puesto jamás ni undólar en manos de Chávez, a quien en la intimidad lo llamaba despectivamente”el loro caribeño”.
Pero hay dinero en efectivo en algún lugar del país. Y haymucho. Desde 2010 o 2011, las transferencias confiables de dinero al exteriorse hicieron prácticamente imposibles si no se trata de recursos transparentes.La Justicia tiene otras pistas, además de las de López. Una foto de 100millones de dólares, un monto escaso para la cantidad acumulada por losKirchner durante 12 años, convertiría la actual complicidad del peronismo en unsuicidio político. Y la resurrección es un fenómeno remoto, incierto,incompatible con la vida.
Por: Joaquín Morales Solá.