
Manuel Adorni, el vocero que siempre hace de la precisión su marca registrada, tuvo este jueves un traspié que rozó el escándalo político. En su habitual conferencia, y en un intento por promocionar a las figuras del espacio, presentó a la candidata a diputada nacional Virginia Gallardo como representante de Entre Ríos, cuando en realidad compite por Corrientes. Un error no forzado que lo dejó expuesto ante todo el periodismo acreditado.
El fallido no es menor, y mucho menos a días de las elecciones. No se trata de una simple confusión geográfica entre dos provincias, sino de un desconocimiento de las propias listas oficialistas. Para un gobierno que necesita sumar cada voto, que su principal portavoz no sepa dónde compiten sus candidatos más mediáticos es, cuanto menos, un papelón.
El blooper alimentó de inmediato la “cizaña” en las redes sociales y los pasillos políticos. “Pensar que este ñoqui -con responsabilidades de un colibrí y con su flia con conchabo estatal- cobra más de $5.000.000 mientras que científicos, médicos del Garrahan, trabajadores de la salud de htales nacionales, profesores universitarios.. si llegan a $1.500.000 es un milagro!?” (sic), se mofó una usuaria de X (ex Twitter). El error le sirvió en bandeja a la oposición la narrativa de la improvisación y la desprolijidad interna de La Libertad Avanza.
Virginia Gallardo es diputada nacional por Corrientes.
Para Adorni, que suele adoptar un tono profesoral para corregir a periodistas por el uso de una palabra o una coma, el costo del error es doble. Quedó en evidencia que su dominio no es tan absoluto. Un golpe directo a su investidura de “infalible”.
El fallido de Adorni no podría haber llegado en peor momento. En la víspera de una elección legislativa crucial, donde el Gobierno se juega la posibilidad de construir algo de gobernabilidad en el Congreso, el principal comunicador de la gestión demostró no tener del todo claro el mapa de sus propios aliados. Un lujo que, en esta instancia, ningún gobierno puede darse.
Cierre de campaña en Rosario: Milei busca blindar un territorio clave
Mientras Adorni lidiaba con su fallido geográfico, la maquinaria de La Libertad Avanza ya estaba en marcha para el último gran acto de campaña antes de la veda. El presidente Javier Milei eligió la ciudad de Rosario para encabezar el cierre nacional, una decisión con una fuerte carga simbólica y estratégica.
El desembarco en la ciudad santafesina no fue solo con los candidatos locales. El Presidente viajó acompañado por todo su Gabinete, en una muestra de unidad y respaldo total a sus listas, buscando nacionalizar el último tramo de la elección.
La elección de Rosario no es casual. Se trata de uno de los distritos más calientes del país, no solo por la lucha contra el narcotráfico que el Gobierno nacional enarboló como bandera, sino también por ser un bastión electoral clave que puede definir el reparto de bancas en el Congreso.
El acto busca ser una demostración de fuerza en la provincia de Santa Fe, un territorio gobernado por la oposición donde La Libertad Avanza necesita consolidar su base de votantes. Se espera un fuerte operativo de seguridad, en una ciudad que suele ser escenario de tensiones políticas, para blindar la presencia del Gabinete y de los principales referentes libertarios.
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