
A continuación, citaremos algunas inquietudes comunes entre los productores ganaderos, junto con las respuestas más pertinentes:
¿Cada categoría de ganado vacuno presenta requerimientos diferentes y estos varían con la temperatura del ambiente y del agua?
Así es. Los consumos de agua difieren según cada categoría y se ven modificados por la temperatura ambiental; a mayores temperaturas se incrementan los consumos. Sin embargo, la tendencia es inversa con respecto a la temperatura del agua: a mayor temperatura del agua, los consumos se reducen. Por esta razón, es recomendable que los animales tengan acceso constante a agua “fresca” y “limpia”.
Las aguas subterráneas son naturalmente frías (19°C), pero al ser expuestas al sol (en tanques australianos o bebederos), su temperatura se eleva rápidamente, especialmente en verano. Por lo tanto, las dimensiones de los bebederos deberían ser tales que permitan una rápida recuperación o llenado, de modo que el agua se mantenga más fresca.
¿Los consumos de agua varían cuando los animales son alimentados con silaje de planta entera o de grano húmedo?
Correcto. Los consumos de agua varían tanto en el caso de silaje de planta entera como de grano húmedo, ya que en ambos casos se han llevado a cabo “fermentaciones” que estabilizan el pH (o acidez) entre 3.8 y 4.2. Esto provoca un incremento en el consumo de agua de entre un 30% y un 50% por cada kilogramo de silaje de planta entera o de grano húmedo consumido.
¿Es cierto que el consumo de agua está directamente relacionado con el consumo de alimentos y estos a su vez con la producción de carne o leche?
Así es. El consumo de agua está directamente ligado al consumo de alimentos. Es decir, a mayor consumo de agua, se estimula un mayor consumo de alimento y, en consecuencia, un aumento en la producción de carne o leche.
¿Es negativo tener altos niveles de “sales totales” en el agua, al igual que tener niveles muy bajos?
No, eso no es correcto. No es lo mismo contar con altos niveles de “sales totales” (mayores a 6-7 g/litro) que con bajos niveles (menores a 1 g/l). Sin embargo, en ambos casos se producen efectos adversos en la producción de carne o leche. Es más sencillo corregir los bajos niveles de sales totales (aguas desmineralizadas), lo cual se logra añadiendo una “mezcla de sales” de alta calidad, especialmente si son granuladas y con un buen balance de minerales, a voluntad en “bateas o comederos”.
Si el agua presenta altos niveles de “sales totales” o de algún elemento químico peligroso, ¿existe alguna alternativa para mejorar su calidad?
Mejorar la calidad del agua en estos casos es bastante complicado, ya que depende de las características y orígenes de los suelos, que a menudo se encuentran en zonas con escasas precipitaciones.
¿Cuáles son los riesgos de consumir agua con altos niveles de arsénico y/o flúor? ¿Hay regiones en Argentina con elevados niveles de ambos elementos químicos?
Los riesgos son significativos. Cuando el arsénico supera los niveles máximos permitidos, puede provocar cáncer tanto en los animales (en especial en aquellos que se mantienen varios años en el campo, como vacas de cría o lecheras) como en los seres humanos que la consumen.
En cuanto al flúor, su presencia en niveles inferiores al 1% en la dieta es crucial para el desarrollo de huesos y dientes. Sin embargo, al superar el 2.5% o 3%, genera efectos negativos. En tal caso, los huesos de cualquier categoría (terneros, novillos, vaquillonas, etc.) pueden fracturarse fácilmente al recibir golpes fuertes, fenómeno que también se presenta en humanos que consumen este tipo de aguas.
Respecto a la existencia de regiones en Argentina con altos niveles de arsénico y flúor, la respuesta es afirmativa. Esta situación es más común de lo que se podría suponer, por lo cual resulta imprescindible realizar siempre un análisis exhaustivo de las aguas.
¿Se realizan análisis del agua de todos los molinos o perforaciones al momento de comprar o arrendar un campo?
No es lo habitual. Al llevar a cabo una operación inmobiliaria (ya sea alquiler o compra), el interesado debería tomar muestras de cada molino o perforación y enviarlas a un laboratorio para su análisis.
Si se analizaran las aguas de todos los molinos antes de concretar la compra o arrendamiento, muchas operaciones no se llevarían a cabo, ya que la calidad del agua determina el tipo de “ganadería de carne o leche” que se puede implementar, garantizando buenos resultados productivos.
El autor es Doctor en Ciencias Veterinarias, especializado en Nutrición Animal (Ing. Agr. M.Sc. PhD) y director ejecutivo de la Consultora Internacional de Producción y Nutrición de bovinos (carne y leche). afmayer56@yahoo.com.ar //resalancursos@gmail.com. www.nutriciondebovinos.com.ar