
La estrategia del gobierno para el armado electoral fue, siempre, imponer el color violeta en la boleta y el nombre La Libertad Avanza en cada uno de los distritos. Pero eso no significa que haya ido solo, en realidad en cada una de las provincias, el oficialismo conformó alianzas, y por ende, debió incluir en sus listas, candidatos que no son libertarios, aunque sean cercanos.
Es el caso de cuatro legisladores electos por la Provincia de Buenos Aires, de los que no se sabe que bloque integrarán, aunque bien podría creerse que se sumarán al bloque del PRO. Son Diego Santilli, Alejandro Finocchiaro, Florencia De Sensi y Javier Sanchez Wbra. De hecho, los cuatro fueron reelectos, hoy son diputados y no integran el bloque de la LLA sino del partido amarillo.
En la provincia de Entre Rios, el oficialismo fue en alianza con el gobernador Rogelio Frigerio, que a su vez mantiene internamente una alianza con la UCR local. De tal modo, fueron electos diputados Alicia Fregonese del PRO y Abel Schneider de la UCR y todo indica que se integrarán a sus respectivos bloques en la Cámara Baja.
Por la Ciudad de Buenos Aires, ingresaron dos diputados nacionales de raigambre puramente macrista: Fernando De Andreis y Antonela Giampieri, y sin dudas, formarán parte del bloque amarillo, no del violeta.
En Mendoza, la alianza con el gobernador Alfredo Cornejo condujo a que renueve su banca Pamela Verasay, no solamente radical sino además autoridad actualmente de su bloque en la Cámara. Lo mismo ocurre respecto de Chaco donde la alianza con el gobernador Leandro Zdero catapultó a diputados al actual funcionario local Guillermo Agüero; y también en Córdoba, donde por la lista libertaria ingresó la tradicional dirigente PRO, Laura Rodríguez Machado.
En síntesis, hay 11 diputados de aquellos 93 que se contaron inicialmente, que no irán al bloque libertario, sino a los suyos respectivos, dejando a las fuerzas presidenciales con solo 82 legisladores, número insuficiente para bloquear los dos tercios, el objetivo tan buscado por el gobierno. De esos 11, son 3 los que abrevarán en el bloque radical y 8 los que irán a enriquecer el del PRO.
Por cierto, esto no supondrá un problema mayor para el gobierno, dado que está demasiado cerca de superar el tercio necesario para evitar iniciativas que compliquen su gestión. De hecho, el bloque del PRO parece muy cercano a sufrir una escisión: los diputados que responden a Patricia Bullrich armarían un bloque propio, que trabajaría en interbloque con el gobierno, y al menos 5 legisladores lo integrarían: las reelectas Rodriguez Machado y Sabrina Ajmechet, Silvana Giúdici, Damián Arabia y Silvia Vázquez. Tal vez alguno más. Con esos cinco, el gobierno supera el tercio y queda a salvo sin necesidad de recurrir a macristas ni a radicales.
¿Por qué Bullrich procede de ese modo en lugar de integrar a su gente al bloque de LLA? Simple, para que se note, para que su influencia sea decisiva, para que quede claro que “no hay que molestar a Patricia”, explican en su entorno.
De lo que el gobierno quedará lejos es del quorum propio de 129 diputados para iniciar las sesiones. Con sus 82 más Bullrich llega a 87, y está a nada menos que 42 almas para alcanzar la cifra mágica. Los aproximadamente 17 que le queden al PRO y los más o menos 6 del radicalismo suman, pero no alcanzan. El oficialismo deberá salir a la caza de unos 20 legisladores más, probablemente de partidos provinciales, para poder hacer funcionar la Cámara de Diputados.




