
La reciente llegada de David Cairns a Buenos Aires, quien ha sido designado por el Reino Unido como su nuevo embajador ante Argentina, ha puesto de manifiesto un cruce de tensiones políticas, diplomáticas y energéticas en uno de los temas más delicados para la política exterior argentina: la cuestión de Malvinas. Diplomático de carrera, y con un reciente pasado en la cúpula ejecutiva de la petrolera noruega Equinor, Cairns se convierte en una figura controvertida en el actual escenario bilateral.
El 15 de septiembre, Cairns presentó sus cartas credenciales al ministro Gerardo Werthein. “Qué emocionante”, tuiteó el sábado al llegar a Buenos Aires. Con un estilo activo en redes sociales, similar al del exembajador Mark Kent, el representante de los intereses británicos en Argentina detalló sus primeros pasos: un concierto en la UBA y una visita al Jardín Botánico.
La llegada de Cairns a territorio argentino reavivó una controvertida discusión que já había resonado con su designación el 6 de mayo: su trayectoria profesional relacionada con el sector energético, vinculado a la explotación offshore del Atlántico sur. Esto resulta especialmente relevante en el contexto de la reciente disputa bilateral entre Buenos Aires y Londres por las licencias que permiten la explotación ilegal de los recursos de la cuenca León Marino, al norte de la Isla Soledad.
Antes de su arribo al país, Cairns renunció al cargo de vicepresidente global de Asuntos Públicos de la empresa estatal noruega Equinor. Desde sus oficinas en Puerto Madero, la compañía ha estado operando proyectos en Vaca Muerta desde 2017 y controla ocho bloques offshore, incluida la cuenca Malvinas Oeste. Equinor es la mayor empresa de Noruega en el sector energético.
“En el marco de las tareas de promoción de inversiones de la embajada, mantengo contacto frecuente con funcionarios de Equinor en Oslo y también en Buenos Aires. David Cairns, durante su desempeño como ejecutivo de Equinor, tuvo su sede en Londres”, comentó el embajador argentino en Noruega, Claudio Giacomino, al ser consultado por PERFIL. Además de su actividad offshore, Giacomino destacó que la empresa, de capitales mixtos, produce shale oil en dos áreas de Vaca Muerta, con un promedio de 16 mil barriles diarios proyectados para 2024. “Equinor es la mayor empresa de Noruega en el sector energético. Su presencia en Argentina es significativa no solo como inversión económica directa, sino también por el mensaje que transmite en el mundo empresarial y, en particular, a otros posibles inversores”, afirmó.
Aunque a priori la empresa no está vinculada a la explotación ilegal de Malvinas, el cruce de variables suscitó suspicacias en el gobierno de Tierra del Fuego, que consideró el nombramiento de Cairns como “una provocación” y pidió el rechazo del plácet, en función de su constante reclamo por los recursos explotados en el archipiélago ocupado. El gobernador Gustavo Melella acusó a Londres de “un acto extremo de cinismo” y de “provocación sin precedentes”, por haber designado a Cairns como su representante diplomático.
Desde la embajada del Reino Unido en Argentina intentaron desactivar la controversia tras anunciar el arribo del diplomático. “Ya no está vinculado a Equinor, ahora es embajador ante Argentina”, explicaron a PERFIL. Agregaron que en la Cancillería británica existe una política que fomenta que los diplomáticos de amplia trayectoria pasen algunos años en el sector privado “para ganar experiencia en gestión y en conocimiento de la economía real”, antes de regresar al servicio exterior.
Su designación forma parte de la estrategia del primer ministro británico, Keir Starmer, en función del escenario planteado por el gobierno de La Libertad Avanza. Esta estrategia continuó, a mediados de mayo, con el envío a Buenos Aires de Fabian Hamilton, enviado comercial británico para el Cono Sur. Esto ocurrió meses después de que el jefe de Gobierno laborista insinuara su narrativa en torno a la piedra en el zapato de la relación bilateral, al manifestar que Malvinas le toca “de manera personal”, siendo familiar de un excombatiente de la guerra de 1982, por lo que afirmó que “no entregará las Malvinas, a diferencia de lo que ocurrió con Chagos.”