
El empleo registrado atraviesa una fase de transición marcada por señales contradictorias. Según los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), entre mayo de 2024 y mayo de 2025, algunos sectores, como la informática, el comercio y los servicios empresariales, han sumado miles de puestos, mientras que otros, como la minería, los textiles y la industria automotriz, han sufrido pérdidas significativas en su dotación.
Los analistas centran su atención en las expectativas a corto plazo.
En un contexto de alta volatilidad, con procesos electorales en marcha y variables económicas inestables, los especialistas anticipan una creciente bifurcación entre las actividades capaces de generar empleo y aquellos sectores que probablemente no logren revertir la pérdida de trabajadores.
Motores de expansión
El desarrollo de la economía digital no es un fenómeno reciente, pero todo indica que seguirá acelerándose. El sector de informática emplea a más de 144 mil personas registradas, creció un 3,1% en el último año y los economistas proyectan que este ritmo se mantendrá o incluso aumentará.
“Es evidente que los servicios informáticos y la tecnología tienen un gran potencial por delante. El mundo avanza en esa dirección y Argentina no es la excepción”, afirmó a Infobae el economista Nicolás Aroma.
Para José Vargas, economista y director de la consultora Evaluecon, las oportunidades no se limitan a la programación: “Los sectores con mayor potencial de crecimiento laboral son la informática y la investigación. Cada vez se requieren más profesionales en estas áreas y la demanda seguirá creciendo en el corto y mediano plazo”.
Daniel Garro, un economista crítico respecto a las estadísticas, reconoció el potencial: “Todo lo relacionado con robótica e inteligencia artificial se desempeñará favorablemente. Puede haber exageraciones en ocasiones, pero son sectores líderes”.
Todo lo que es robótica e inteligencia artificial va a desempeñarse bien (Garro)
Los servicios a empresas, así como las actividades de investigación y limpieza, han sumado más de 11 mil puestos en un año. Los especialistas sostienen que la tercerización de tareas continuará impulsando la demanda de trabajadores en estos rubros, sobre todo si se establece una recuperación de la actividad económica.
Energía y minería: proyección de crecimiento
A pesar de que los datos de mayo reflejan una pérdida de 5.500 empleos en minería y petróleo, los economistas vislumbran un futuro diferente.
Según Garro, el tamaño de las inversiones proyectadas transformará el panorama: “Todo lo relacionado con energía, petróleo y minería estará en primera línea debido a la magnitud de la demanda laboral prevista. La oferta no podrá abastecer de inmediato y eso elevará considerablemente los salarios”.
La formación de capital humano será crucial: “Hasta que las universidades y los institutos ajusten su formación, la escasez de técnicos y profesionales generará una fuerte competencia por mano de obra”, estimó Garro.
Aroma destacó el potencial, aunque advirtió: “Hay una paradoja. El Gobierno está apostando por la minería y la energía mediante el RIGI y beneficios fiscales, pero aún no se observan resultados claros. Si esas inversiones se concretan, podrían generar empleo, pero actualmente la realidad no lo refleja”.
Construcción: entre el rebote y la necesidad de inversión
La construcción creció un 13,9% en los últimos 12 meses, pero los especialistas subrayan que partía de un nivel históricamente bajo.
Nicolás Aroma explicó: “El repunte se atribuye a que la comparación se realiza con un año muy malo. Sin embargo, creo que hacia adelante tiene potencial, dado que el déficit de infraestructura es enorme. En algún momento será necesario revertirlo y eso generará expansión en el sector”.
Daniel Garro fue más cauto: “La construcción dependía en un 80% del Estado, y eso ha llegado a su fin. El 20% restante, vinculado al sector privado, no crece al mismo ritmo debido a la falta de financiamiento. Mientras el crédito siga siendo caro, la recuperación será lenta”.
Ambos coinciden en que el futuro del rubro dependerá de la disponibilidad de crédito hipotecario y de la capacidad del Estado para reactivar obras públicas.
Consumo y comercio: recuperación selectiva
El comercio se consolidó como el mayor empleador del país, con 1,25 millones de trabajadores y un crecimiento del 2,5% en el último año. Sin embargo, los especialistas advierten que el futuro laboral del sector dependerá de la evolución del poder adquisitivo.
José Vargas comentó: “El comercio minorista está condicionado por el consumo de las familias. Mientras el crédito siga caro y los ingresos se mantengan bajos, el crecimiento será muy limitado”.
Garro sumó: “El consumo cambia, no desaparece. El comercio electrónico creció más de un 70% en el año. Esto implica que los supermercados tradicionales se verán afectados, pero a la vez se abrirán oportunidades en logística y plataformas digitales”.
Industria tradicional: panorama adverso
Las ramas industriales enfrentan serias dificultades. Textiles, automotriz, metalmecánica y otras manufacturas han reducido su personal en el último año y no hay señales claras de reversión.
Aroma subraya la tendencia: “Se nota un sesgo antiindustrial en el modelo actual. Las manufacturas y agroindustrias presentan crecimientos muy moderados y, mientras no cambie la orientación de la política económica, el empleo difícilmente se expandirá en la industria”.
Garro añadió otra perspectiva: “Comercio e industria están en crisis. Los altos costos laborales y la presión impositiva han llevado a muchos talleres a operar en la informalidad. No es un problema macroeconómico, sino jurídico: el fuero laboral, los sindicatos y los impuestos al trabajo hacen inviable el crecimiento de estas empresas”.
El peso de la informalidad
El empleo no registrado en el SIPA es otro factor que condiciona el mercado laboral. Según Vargas: “La alta presión tributaria genera una gran informalidad en sectores clave como el comercio y la construcción. Es una característica estructural difícil de revertir sin reformas profundas”.
Garro insistió en que mientras no se modifique el marco legal, este fenómeno persistirá: “Un taller mecánico con tres empleados no puede cubrir todos los impuestos y cargas, por eso trabaja en negro. Esto continuará hasta que no se reforme el sistema laboral e impositivo”.
Expectativas
Los economistas coinciden en que la generación de empleo en los próximos meses estará marcada por la incertidumbre política y económica.
Vargas lo sintetizó: “Estamos en medio de un proceso electoral. Las grandes decisiones se aplazarán hasta que haya claridad política. Es probable que solo hacia finales de este año o el siguiente se observe un panorama más estable”.
En este contexto, los sectores más dinámicos -tecnología, servicios profesionales, energía y construcción privada- son los que podrían sostener la creación de empleo. Por el contrario, la industria tradicional, el consumo masivo y parte de los servicios presentan perspectivas negativas.
Aroma concluyó: “La diferencia radica entre lo estructural y lo coyuntural. Lo estructural impulsa la digitalización y los servicios. Lo coyuntural, ligado al modelo económico y al crédito, condiciona a la industria y el consumo. Esa tensión definirá el rumbo laboral en los próximos años”.
La diferencia está entre lo estructural y lo coyuntural (Aroma)
El mercado laboral se dirige hacia una división más pronunciada. La informática, la investigación, los servicios empresariales y la energía presentan perspectivas de expansión, con salarios en aumento en ciertos sectores. A su vez, las industrias tradicionales, los textiles, la industria automotriz, el comercio minorista y el turismo enfrentan el riesgo de seguir ajustando sus plantillas.
El escenario actual combina oportunidades focalizadas con retrocesos constantes. Con volatilidad económica y alta informalidad, el empleo dependerá de la capacidad para convertir esas oportunidades en contratos formales y avanzar en reformas que disminuyan las restricciones existentes.