Martes, 8 de julio de 2025   |   Nacionales

El líder de UPCN detalla cómo la CGT respalda a Kicillof y la renovación del peronismo en sus propuestas actuales

Andrés Rodríguez declaró que el peronismo tiene que diseñar un proyecto “creíble” y dijo que es posible que el gobernador de la provincia de Buenos Aires construya “un carácter nacional de candidato”.
El líder de UPCN detalla cómo la CGT respalda a Kicillof y la renovación del peronismo en sus propuestas actuales

Andrés Rodríguez, secretario general de UPCN, afirmó que la renovación “firme y sostenida” del peronismo debe basarse en la autocrítica y el diseño de un proyecto “que vuelva a entusiasmar a la gente”. Además, el líder de la CGT señaló que Axel Kicillof tiene el potencial para convertirse en el candidato natural del espacio. “Nos encontramos en un punto crucial de inflexión”, destacó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Andrés Rodríguez ha sido el secretario general nacional de la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN) desde 1990. Actualmente, también ocupa el cargo de secretario general adjunto de la Confederación General del Trabajo (CGT). Es antropólogo social y trabaja en el Estado desde 1973, a la edad de 22 años. En días recientes, Rodríguez expresó el apoyo de su gremio y de la CGT al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. “El peronismo necesita un reordenamiento y una autocrítica de lo acontecido en los últimos gobiernos”, afirmó.

Se ha anunciado que Lula podría postularse para la reelección. La preocupación entre aquellos que desearían que este espacio político siga gobernando Brasil radica en que se repita lo que ocurrió cuando se especuló que él sería candidato y, finalmente, fue Haddad, el actual ministro de Economía, pero con escaso tiempo para prepararse. Es decir, que no decida si se postulará o no, y luego no haya tiempo para afianzar a un candidato. Esto me lleva a preguntarme quién podría ser el candidato del peronismo. Dos años es poco tiempo para establecer a una persona en ese cargo. ¿Hay un momento, tras las elecciones de octubre, en el cual debería estar claro quién será el candidato para que posea relevancia y visibilidad suficiente de cara a 2027? ¿El tiempo es un factor determinante?

Para responder a esta inquietud, me remitiría a un hecho histórico. Aunque las épocas y realidades políticas son diferentes, la renovación del peronismo durante el gobierno del doctor Alfonsín tardó aproximadamente unos dos años. La victoria en la provincia de Buenos Aires, del doctor Cafiero, dio comienzo a un triángulo de renovación que incluía a Cafiero, Grosso y Menem, hasta que se celebró una interna del justicialismo en la que Menem salió claramente victorioso. Esto, por supuesto, permitió la posibilidad de volver a conquistar el gobierno.

No se trata tanto del tiempo. Lo fundamental es el recorrido que uno debe emprender. Si uno se queda inactivo, es improbable que logre la renovación. Los líderes emergen de un esfuerzo considerable, tanto de los compañeros con responsabilidades territoriales —llámese gobernadores o intendentes—, como de aquellos que conducen socialmente, como es el caso del movimiento obrero. También debe haber una militancia constante, un reencuentro, una autocrítica y el diseño de un proyecto que entusiasme nuevamente a las personas y que sea creíble ante la sociedad. Ese liderazgo se concretará luego mediante internas, consensos o lo que sea. Sin embargo, el proceso es previo a la aparición de los líderes para generar realmente una renovación firme y sostenida como estructura de poder, con posibilidades de acceder nuevamente a un gobierno.

Me parece pertinente su comparación con 1987. Cafiero gana las elecciones y había tres líderes en la renovación: Cafiero, Menem y Grosso. Podríamos decir que Menem y Cafiero eran los más destacados. También podríamos sumar, en ese momento, a De la Sota. Cafiero había sido ministro de Economía, incluso bajo Perón, mientras que Menem había sido gobernador de su provincia antes de la dictadura. En este caso, ¿qué figuras tiene el peronismo, aparte de Cristina, además de Kicillof, que tengan la estatura de candidato presidencial? ¿Se le ocurre algún otro?

No deseo mencionar nombres, ya que al hacerlo, en lugar de ayudar, puede resultar perjudicial cuando hay un lapso de tiempo hacia un objetivo. Pero hay gobernadores. Incluso no me limito solo a aquellos que se consideran estrictamente peronistas. Me refiero a gobernadores que están llevando a cabo buenas gestiones en sus provincias. Incluyo intendentes del Conurbano, de sectores con gran peso en términos de votos. Es posible que surjan nombres y apellidos concretos que se transformen en líderes de relevancia nacional. Como digo, esto es un proceso.

Cuando uno se encuentra en una elección de medio término, como la que se aproxima en septiembre en los distritos provinciales y también a nivel nacional en octubre, parece que el panorama es desolador. Sin embargo, son pulseadas naturales en una realidad de un peronismo que emerge de una derrota y que, sin lugar a dudas, necesita reconstruir una victoria. Todo esto genera incertidumbre y tensiones. Pero, una vez aclarados estos aspectos, se puede construir un camino hacia un reordenamiento. Esta es la percepción que tengo, modestamente hablando.

Me sonrío porque el lenguaje pulcro y refinado del antropólogo en un sindicalista ilumina la conversación. Continúo en la misma línea de los gobernadores. Existen gobernadores con posibilidades de ser electos y aquellos que no, lo cual es un punto crucial. Así, uno podría pensar que hasta existe la posibilidad de unir el peronismo cordobés, por ejemplo, o que ciertos sectores podrían formar una alianza —similar a la de Lula en Brasil— con partes del radicalismo y sectores más del centro o de centro-derecha, en oposición a Javier Milei. Sin embargo, todos ellos cuentan con posibilidades de ser electos. Kicillof, en cambio, que representa el 38% del total de los votos, ¿no es acaso el candidato natural, superando a los demás, y la verdadera disputa es con Cristina Kirchner y Máximo Kirchner?

Podría ser, sin duda. Nadie puede desmentirlo. Por supuesto, debe continuar gobernando durante dos años y atravesar ese periodo, más allá de la particularidad de las elecciones de medio término, tanto provinciales como nacionales. El peso de la gestión es significativo. Es decir, ¿tiene posibilidades? Sí, de seguro que sí. Es un joven situado en la provincia de Buenos Aires, que es uno de los bastiones históricos del peronismo. Definitivamente, esto puede darse. No obstante, aún queda por observar el desenlace final, pero es viable.

Axel Kicillof
Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires.

De todos modos, existen gobernadores que, a pesar de haber tenido que recurrir a la creación de otra fuerza política para ganar en su provincia, tienen un origen peronista y han militado en el peronismo. Por lo tanto, también forman parte del conjunto de líderes territoriales.

¿Y a quiénes se refiere que no tienen la posibilidad de ser electos?

La reelección no implica inhibirse en el futuro si el camino se traza para ser candidato nacional.

Coincidimos. Aquí, el antropólogo complica la situación, porque deseo llevarlo a definiciones y usted utiliza un lenguaje florido que llena de palabras pero carece de conceptos.

No lo hago desde la antropología, sino desde la política. Es un error político nombrar personas fuera de tiempo.

Formulemos la cuestión de esta manera. Se trata de un gobernador que no puede ser reelecto en la provincia de Buenos Aires y que ya fue ministro de Economía. Si no se lanza como candidato a presidente, ¿no se convierte automáticamente en un “pato rengo” a partir de diciembre? La cuestión en torno a la provincia de Buenos Aires será quién será el candidato a gobernador. Usted mencionaba intendentes, y supongo que de allí surgirán aquellos que deseen gobernar la provincia de Buenos Aires. Pero si Kicillof no es candidato a presidente, ¿se transforma automáticamente el gobernador en un pato rengo?

Sin duda, el desafío está presente. Su hipótesis podría ser cierta, así como también podría darse la idea de que él se reafirma en su poder y construye, sin duda, un carácter nacional como candidato. Por ello digo: estamos en un punto de inflexión. Seamos sinceros, respecto a los gobiernos precedentes, especialmente el último, todavía no existe una autocrítica fuerte y sincera, reconociendo las realidades que tuvimos que enfrentar. Indudablemente, lo que menos se hizo fue una política del peronismo. Me refiero a la política orientada a resolver los problemas de la gente, a buscar empleos dignos y formales. Todo lo que se descuidó es lo que la mayoría de la sociedad observó como un maderamen flotando en el río y se aferró a ello. Esta es la consecuencia del actual gobierno. Sin embargo, eso no significa que no se pueda reconstruir otro proyecto con historia dentro del peronismo.

Elizabeth Peger: Cambio de tema para abordar la postura de la CGT respecto a la actual situación económica y sociolaboral de Argentina, en un contexto donde también surgen problemas y dificultades políticas, como los reclamos de los gobernadores y el descontento creciente por el cierre de algunos organismos. ¿Cómo afrontará la CGT estos nuevos cambios en el escenario que se presentan?

La CGT es una entidad que se basa en una filosofía de formación, al menos según el ideario del peronismo, centrada en la búsqueda del consenso y del diálogo, que son las herramientas que menos costo político generan cuando se ejercen con responsabilidad. Sin embargo, la CGT se ha encontrado lamentablemente con un muro ante este Gobierno. En las pocas ocasiones que fue convocada para abordar temas de la agenda, no se obtuvo ninguna solución. Hasta ahora, ha sido la única institución que, como organización, creó mecanismos de acción directa, no solo a través de paros y movilizaciones propias del ámbito laboral, sino también apoyando otras manifestaciones sociales que resultaron significativas durante el año pasado y lo que va de este.

Y es evidente que la realidad se complica cada vez más. No se está mejorando, por el contrario. Lo que se esperaba como resultado de un plan económico en el segundo semestre, que se sostenía en la esperanza de la baja inflacionaria, no está ocurriendo. Al contrario, la situación está deteriorándose. Hay disminución del consumo, deterioro de los ingresos de los trabajadores, despido de mano de obra, parálisis en la producción de muchas actividades y una importación indiscriminada de productos que afectan a la industria nacional. Tal como se está señalando, los gobernadores también están uniéndose para exigir recortes de recursos que limitan su capacidad de gestión. Esto ha generado una reacción más intensa, comparada con la que hubo quizás en el segundo semestre del año anterior.

Nosotros, como CGT, debemos evaluar lo cotidiano. Debemos estar atentos, ya que no se puede permanecer en conflicto permanente ni en una negociación que no arroje resultados. Por lo tanto, dosificamos, en ese transcurso, un comportamiento que permita reclamar lo que consideramos justo, definiendo acciones que respalden ese planteo. Veremos cómo evolucionan, en adelante, estas circunstancias. También estamos ingresando a un período electoral, lo que genera una inclinación hacia otro espacio, en este caso en el ámbito político. Así, se define el comportamiento de la CGT y del movimiento obrero argentino.

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