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Jueves, 11 de septiembre de 2025

El Gobierno consigue una tregua pero no gana la guerra

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El Gobierno consigue una tregua pero no gana la guerra

A su modo, de puntillas, como para que no se note tanto, el Gobierno parece haber empezado a desandar algunas de las peleas que terminaron por tensar el clima político y económico en las últimas semanas.

La tormenta financiera, al menos, dio tregua con el correr de la semana. Lejos están de disiparse las nubes, pero la sensación de urgencia en un mercado que se vio sobrepasado con el resultado electoral de la provincia de Buenos Aires se apaciguó. No sin antes mediar un reconocimiento tácito del equipo económico de algunos errores que sólo contribuyeron a caldear el ambiente en la previa de las elecciones bonaerenses. El famoso apretón monetario se aflojó y la pelea con los bancos entró en cuarto intermedio.

Este jueves, ya el Banco Central (BCRA) marcó una tasa de interés de referencia del 35% anual. Sigue siendo alta, pero está muy lejos del nivel estratoférico de hasta el 80% que llegó a pautarse en el mercado hace días. El presidente del BCRA, Santiago Bausili, y el director Nicolás Ferro vienen hace días escuchando en distintas reuniones a los bancos. La última fue el martes, en el marco de un almuerzo al que los invitaron desde una entidad de capital internacional. Aunque en ningún momento adelantaron a sus interlocutores medidas, tomaron apuntes de los reclamos. En general, en los distintos encuentros sus interlocutores quedaron con la sensación de que pronto se intentaría desarmar parte de las restricciones monetarias que se habían impuesto antes de la elección. Se habla de darles a los bancos la posibilidad de morigerar la exigencia de encajes, y ya no marcarles un límite diario, sino permitirles promediar cada tres días. Está por verse.

También el Gobierno optó por empezar a cuidar más los dólares. Esta semana, con excepción del lunes, en el que apenas vendió US$33,8 millones, el Tesoro dejó de intervenir para contener la volatilidad del dólar. Como bien podría haber gritado Milei, lo dejaron por primera vez en semanas a merced de las fuerzas del mercado. “¡¡Flota!!”, aunque más no sea por ahora. No se puede descartar que el Fondo Monetario Internacional (FMI), que salió luego en respaldo del plan oficial, haya tenido algo que ver en esta decisión. Quienes dialogan con frecuencia con el staff, admiten que en el FMI tenían reparos con la intención oficial de contener el tipo de cambio cuando todavía se operaba dentro de la banda. El Tesoro ya no contaba con demasiado margen tampoco para seguir usando los dólares de su cuenta sin comprometer los pagos que tenía en agenda este mes.

Los banqueros, entretanto, habían empezado a advertir en privado que, de no repararlo, el error en el desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), que se dio en julio, podría terminar por configurar lo que en el mercado se terminó conociendo como el fatídico “28 D” durante la gestión de Mauricio Macri. En ese entonces, el equipo económico cedió a las presiones de la política y convalidó un proceso de recorte en las tasas de interés que, para muchos, fue el principio del fin del plan económico. “Acá sería la intromisión del presidente Milei lo que jugó en contra. Sabrá de economía, pero la práctica es distinta de la academia”, ilustró un operador, con años en el mercado.

De cualquier manera, las consecuencias del error todavía son palpables. Los empresarios reconocen, por caso, que la actividad económica en agosto se planchó, y con mucha fuerza. “Agosto fue para nosotros el peor agosto de los últimos 20 años”, ilustra un empresario que provee de insumos a grandes compañias de consumo masivo. “Nuestros clientes estuvieron entre un 20 y 40% abajo de nuestras proyecciones apenas un mes antes. Y septiembre viene parecido”, anticipó.

El ajuste que muchas empresas estaban postergando -sin definición firme- para después de las elecciones de octubre, terminó por adelantarse el mes pasado cuando la escalada de tasas provocó en muchos casos una ahogo financiero que no pudieron sortear.

Pero además de mejorar el clima financiero, el Gobierno también da señales de querer acercarse a los gobernadores. Otra pelea menos. Aunque en este caso, los gestos no estarían siendo lo suficientemente elocuentes como los que le exigen interlocutores que el propio Presidente Milei se encargó de vapulear. Más allá de la designación de Lisandro Catalán como nuevo ministro del Interior, los gobernadores no cederán en su reclamo de fondos. Se juega demasiado el 26 de octubre. Y la realidad económica no discrimina demasiado. Salvo Vaca Muerta, que también sufre algunos coletazos de la caída en la actividad económica y del deterioro de las condiciones financieras, la economía en el resto del país está en modo supervivencia.

“Estamos viendo una caída del empleo registrado y del informal, sin dudas”, admite, inquieto, el ministro de Finanzas de una provincia que pone en juego senadores en la próxima elección. “El tema político arrastra con más fuerza aún la debilidad económica”, continuó.

En principio, por ahora, lo único que tendría para ofrecer la administración de Milei sería el habilitarles a las provincias una línea de crédito de US$1000 millones, que hace meses el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) había puesto a disposición para financiar obras de infraestructura a nivel nacional, pero que el gobierno federal había decidido cajonear. “Era una prueba piloto de todo el banco, pero que el Gobierno hasta ahora no había querido destrabar”, reconoció una fuente del organismo de crédito. La idea del BID era poder empezar a financiar obras de forma directa con las provincias o municipios, sin tener la necesidad de contar con garantía soberana, toda una anomalía en este tipo de financiamientos. Ahora, Catalán actuaría de mediador entre el BID y las provincias. Claro, solo las provincias alineadas. Según confiaron las fuentes, no hay proyecto hasta ahora, de incluir a la provincia de Buenos Aires. Los créditos más avanzados -al menos, en cuanto a la eleboración de los proyectos junto con el BID- serían los de Mendoza y Neuquén. Pero también el BID ya tiene conversaciones con otras aliadas del gobierno nacional como Entre Ríos y Río Negro. Habrá que ver si para los gobernadores este hueso alcanza para transitar en paz las semanas que quedan hasta octubre. Suena a poco.

Y es que, en definitiva, existe una tercera pelea que la política mira de cerca para terminar de tomar posiciones y es las que existe entre las propias facciones internas del Gobierno. “Alguno se va a terminar yendo, son ellos o nosotros”, comentaba en las últimas horas uno de los protagonistas en un encuentro privado. Está claro que la interna sigue al rojo vivo. También la desconfianza en dos de los vértices del otrora “triángulo de hierro” sigue firme. Podría incrementarse si siguen difundiéndose casos de corrupción que tocan a alguno de ellos. Hay información que circula en despachos oficiales de que habrá más ruido en ese sentido.

Cerca del asesor Santiago Caputo señalan que en los próximos días se presentará finalmente el plan para la campaña nacional de octubre. Se supone que, esta vez, el equipo de Caputo acompañará en el armado de la estrategia. Aunque ya no se nota entre sus soldados el mismo entusiasmo de antes. Tampoco parecen estar empapados de la diaria de la gestión del Gobierno como lo estaban hasta hace algunos meses. No está claro si esta pelea también va a poder apaciguarla Milei. O si quiere hacerlo. Tal vez una victoria en octubre ayude a mitigarla, pero falta mucho y ya nadie en la política tiene certezas sobre el resultado.


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