
Más allá de las referencias a los “avances sólidos” en la implementación del acuerdo establecido con Argentina a mediados de abril, así como las imprescindibles “medidas correctivas” que debió implementar el gobierno, lo fundamental del Staff Report publicado ayer por el Fondo Monetario Internacional es la continuidad del respaldo de dicho organismo y el énfasis en el objetivo que el gobierno postergó en los primeros meses: aumentar las reservas internacionales del Banco Central.
El documento reconoce la reducción de la inflación y las expectativas inflacionarias, además de solicitar la continuación de la política de consolidación fiscal y el mantenimiento de superávits fiscales primarios. Esto incluye reformas estructurales, como la del sistema jubilatorio, sobre la cual el gobierno debe presentar un proyecto de reforma antes de fin de 2026. Cabe destacar que la primera revisión resalta la modificación de las metas de acumulación de reservas, las cuales fueron suavizadas para este año, pero se mantienen sin cambios hasta finales de 2027.
El organismo subrayó que el programa comenzó de forma sólida y su “desempeño, en general, ha sido positivo”. “La meta principal de superávit fiscal para finales de mayo se cumplió con margen, no hubo financiamiento monetario del Banco Central, y los programas sociales continuaron asegurando una cobertura adecuada”, añadió.
Gráfico revelador
Un gráfico incluido en el informe, que considera a Argentina y a otras quince economías emergentes, ilustra claramente la debilidad de la política económica: las mínimas reservas internacionales. Si se cuentan los desembolsos del FMI, Argentina se posiciona como el segundo país, después de Ecuador, con menos reservas, según la métrica de evaluación de reservas del Fondo (ARA Metric), que esencialmente busca determinar cuán “adecuadas” son las reservas externas de un país para enfrentar choques adversos. Estos “choques”, como bien sabe la historia argentina, pueden ser de naturaleza financiera o política.
Si se excluyen los desembolsos del FMI, Argentina es, por un amplio margen en comparación con casi todos los demás países incluidos, el que se encuentra en la situación más precaria en términos de reservas, tal como se observa en el gráfico.
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El Fondo destaca que la inflación y las expectativas inflacionarias muestran una “tendencia sostenida a la baja” y que el tipo de cambio se mantuvo durante los primeros tres meses de aplicación del programa en torno al punto medio de una banda más amplia, señalando que la brecha cambiaria “prácticamente desapareció”. Asimismo, reconoce que las políticas fiscales y monetarias estrictas “facilitaron la transición hacia un régimen cambiario más flexible y permitieron la eliminación de la mayoría de las restricciones al mercado de divisas”, apuntando que la actividad económica se mantiene resiliente, lo que, a su vez, contribuye a reducir la tasa de pobreza.
El FMI también proyecta un crecimiento del PBI del 5,5% para 2025, con una inflación al cierre del año comprendida entre el 20 y el 25% y un déficit de cuenta corriente del 1,7%, más de cuatro veces la estimación previa del 0,4%, cambio que atribuye a una demanda interna superior a lo previsto y a la flexibilización de las restricciones a la importación.
En cuanto a riesgos, el FMI advierte sobre las crecientes tensiones comerciales y geopolíticas, así como sobre los desafíos que plantea la implementación de un programa de reformas, especialmente hasta las elecciones legislativas de octubre. Además, en sus evaluaciones políticas, el FMI sugiere que la confrontación entre el Ejecutivo y el Congreso por la sanción de tres leyes que el presidente Milei ha anticipado que vetará podría extenderse más allá de las elecciones de octubre.
El Fondo no pasa por alto ciertos detalles financieros, como el impacto de los intereses de las Lecap (que se capitalizan) en las necesidades financieras. En este sentido, aclara que, aunque Argentina registró un superávit primario en efectivo acumulado del 0,8% del PIB hasta mayo, un 0,1% por encima de la meta indicativa del programa para ese mes, señala en una nota al pie que, si se consideran todos los pagos de intereses capitalizados al sector privado por encima de la línea, el saldo global en efectivo mostraría un déficit de caja del 1,2% del PIB.
Otra vez, las reservas
Sin embargo, el mensaje de advertencia se repite en varias ocasiones sobre la necesidad de reconstruir reservas, las cuales –advierte– “avanzan con mayor lentitud de lo esperado, debido a un déficit en cuenta corriente más amplio, impulsado por una fuerte demanda interna y una relajación significativa de las restricciones a las importaciones”.
Según el documento, el compromiso del gobierno, y en particular del Banco Central, es mantener la flexibilidad cambiaria y priorizar la acumulación de reservas, con el dólar fluctuando dentro de bandas ampliadas, “mientras se evitan ventas de divisas y se realizan compras oportunistas para fortalecer los colchones de reservas, en línea con el aumento de la demanda de pesos”, algo que el gobierno no llevó a cabo entre abril y junio, período de mayor liquidación de agroexportaciones, cuando el propio presidente Milei manifestó que el gobierno no compraría dólares a menos que estos bajaran hasta la franja inferior de la banda cambiaria.
Con el calendario de acumulación de reservas reformulado, el Fondo ahora indica que el cumplimiento por parte del gobierno de los objetivos revisados de acumulación de reservas es “fundamental” y exigirá “una implementación equilibrada del enfoque múltiple de las autoridades”.
La acumulación de reservas, continúa, dependerá también de la capacidad sostenida para acceder a los mercados internacionales de capital a fin de refinanciar obligaciones en moneda extranjera y de mantener políticas suficientemente restrictivas respaldadas por marcos de política mejorados.
Aunque no se llevó a cabo en la primera etapa del acuerdo, el Fondo reafirma que las compras de divisas “dentro de la banda” son claves para reducir el riesgo-país y reforzar los márgenes de seguridad económico-financiera ante eventos adversos. Además, señala que el Banco Central asumirá un papel más activo en este proceso, realizando adquisiciones de divisas bajo un cronograma previsible, “como sucede en Chile, Colombia y México dentro de sus regímenes de tipo de cambio flexible”.
“Las reservas internacionales netas (RIN) alcanzaron los 4.700 millones de dólares negativos al 13 de junio, fecha de prueba, muy por debajo de la meta de USD 1.100 millones negativos previstas en el programa”, subrayó el FMI en el documento que resume los detalles de la primera revisión. El organismo consignó que el Gobierno solicitó una exención de incumplimiento en la meta de compra de divisas, “basándose en las medidas correctivas implementadas recientemente y el lanzamiento de una estrategia multifacética de compra de divisas para reconstruir las reservas de manera creíble, de acuerdo con los compromisos del programa”.