
Con el cierre de alianzas en marcha y la decisión de someter la elección legislativa de octubre a un plebiscito cruzado, tanto el peronismo como el gobierno de Javier Milei se encaminan hacia lo que asoma como el fin del escenario de los tres tercios que dominó el calendario 2023 para migrar hacia uno de marcada polarización. En consecuencia, el panorama que podría asomar con el recambio de diciembre, coinciden los analistas consultados por El Cronista, es el de un Congreso con menos paleta de colores en el recinto, aunque esto no despeje la incertidumbre sobre la gobernabilidad libertaria.
En las últimas horas previas al vencimiento del plazo para presentar alianzas, Fuerza Patria y La Libertad Avanza consolidaron sendos frentes electorales en el centro neurálgico de la elección, la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia. Entre ambos distritos, se ponen en juego el mayor número de bancas concentradas para el nuevo Congreso, con 16 lugares en suelo porteño -13 en Diputados y tres por el Senado- y 35 en territorio bonaerense.
Esto se complementa con otros lugares clave donde también LLA selló alianzas con gobernadores con la impronta de su marca: Chaco (siete bancas entre Diputados y Senado), Entre Ríos (ocho bancas entre Diputados y Senado) y Mendoza (cinco bancas para Diputados). Y con otros distritos clave donde no hubo acuerdos pero confían en el arrastre de su marca nacional como Santa Fe (nueve bancas en Diputados) o San Luis (tres bancas) donde prima un compromiso tácito del gobernador Claudio Poggi de no disputar al menos dos de esos lugares que podrían engrosar las huestes violetas.
Solo con esas provincias se contabilizan 77 lugares del futuro Legislativo, la mitad exacta de las 154 bancas que se renuevan el 26 de octubre entre los 130 escaños de Diputados y las 24 plazas en la Cámara alta. Bastan para intentar consolidar el tercio holgado necesario para blindar los vetos de Milei y no vivir condicionado a una negociación permanente con aliados.
Si se añaden los entendimientos políticos en otras provincias donde la Casa Rosada aspira a correr al kirchnerismo en un cálculo en el que se reparte bancas con el gobernador local, cualquier posible cosecha contribuiría a una mayor consolidación de la estabilidad, idea de la que hoy carece. La necesita para encarar las ambiciosas reformas -laboral, tributaria y previsional- y las privatizaciones comprometidas.
En la última reunión en la que confluyeron el asesor presidencial Santiago Caputo y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, junto a los primos “Lule” y Martín Menem, se planteó el debate respecto a los efectos que un Congreso rebelde contagia a la economía. De ahí que sobrevuele cierta preocupación en la Casa Rosada con el resultado de 7 de septiembre en la Provincia de Buenos Aires, donde los números que circulan ya no muestran un triunfo tan arrollador como el que se vaticinaba hace algunas semanas.
El temor, en rigor, es a lo que pueda pasar el lunes 8, si la lectura de los mercados es la de un peronismo todavía competitivo pese a la crudeza de sus internas bonaerenses. Aunque en gran medida -y como sucedió en otras ocasiones- fue el propio Gobierno el que se autoimpuso esa vara alta de poner fin al kirchnerismo. A contramano, un virtual empate o incluso una derrota a la hora de pintar el mapa de violeta podría ser visto -y aprovechado- por los mercados como signo de debilidad.
Ayer tuvimos una buena primera reunión con Karina Milei.
El PRO cerró un acuerdo para acompañar el cambio que está en marcha en todo el país. Creemos que esta decisión de ir juntos en varias provincias refleja un reclamo de muchos: unir fuerzas, priorizar en lo que estamos de… https://t.co/CsUdjKkXaH— Mauricio Macri (@mauriciomacri) August 8, 2025
“El PRO dio libertad de acción y en cada distrito se tomó decisiones distintas pero eso no implica que renuncie al lugar que tiene en el escenario político que es siempre el de transformar y acompañar la transformación“, comenta a El Cronista la referente de la consultora Casa Tres, la analista Mora Jozami.
“Me parece que se rompen un poco los dos tercios y lo que va a primar es validar o no el rumbo que está teniendo el país. Y en ese sentido entendió que la mejor manera es hacerlo con La Libertad Avanza. Las opciones del medio muchas veces resultan mucho más atractivas en el imaginario colectivo que lo que después efectivamente terminan siendo en el momento de votar porque la agenda nacional se lleva puesta la discusión como sucedió en mayo en la Ciudad de Buenos Aires”, completa la analista.
A su entender, se trata de “una campaña nacional donde factiblemente el eje esté puesto en revisitar la gestión de Milei y en ese sentido los tres tercios obviamente quedan un poco más desbalanceados“.
Coincide en su lectura con Gustavo Cordoba, uno de los responsables de Zuban Cordoba y Asociados: “La polarización se volvió más intensa desde la detención de Cristina Kirchner. Hoy no hay tercios. Aquellos tercios que verificamos por primera vez en mayo de 2022 hoy son un buen recuerdo”. En sus proyecciones, tanto en PBA como a nivel nacional, el peronismo y el LLA como dos grandes frentes concentran el 80% de los votos sin proyectar indecisos, detalla.
En ese esquema, asoma la tercera vía federal con un esquema bastante similar al que se vio en otras oportunidades, un conjunto de gobernadores agrupados en torno a la etiqueta de Provincias Unidas con la promesa de constituir una alternativa nacional pero sin un liderazgo claro por encima del colectivo. Una dificultad que también atraviesa el peronismo que ni siquiera en las siete provincias que forman parte del viejo ecosistema de Unión por la Patria logran replicar la misma marca de Fuerza Patria.
“El peronismo está hoy inmerso en un proceso sin liderazgos que lo ordenen como lo hace Milei con el voto libertario. Pero en un contexto donde los partidos políticos tradicionales han perdido su identidad y terminan subsumidos por LLA, el peronismo aún mantiene algo de identidad“, destaca Cordoba. Un dato no menor es que el peronismo es la fuerza que más bancas arriesga en esta elección, entre las 41 de Diputados y las 15 en el Senado. Por eso el énfasis que el mileísmo pone en polarizar bajo el lema “kirchnerismo o libertad”.
Pero algunas proyecciones muestran un resultado más ajustado de lo que la Casa Rosada quisiera, en gran medida, condicionado por la influencia de sectores productivos que no salen del pozo recesivo, la amenaza de un dólar volatil y el fantasma de la inflación. En ese contexto, señala Cordoba, el kirchnerismo ya no es “el único villano en la colina”. Por el contrario, ya comparte esa imagen con el mileísmo en algunos territorios clave como la Provincia.