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Domingo, 26 de mayo de 2019

El club de los parricidas o los peronistas del renunciamiento (unidad en Entre Ríos)

El club de los parricidas o los peronistas del renunciamiento (unidad en Entre Ríos)

En el peronismo sigue sin respuestaal enigma de por qué ningún gobernador, salvo Juan Manuel Urtubey, el más débilde todos – no tiene reelección, distrito chico, viene de perder laslegislativas, todo mal – quiere ser candidato a presidente. Lo más llamativo esel caso de Juan Schiaretti, el peronista más poderoso que, además, viene deganarle las elecciones a Cambiemos – adversario de su partido en el ordennacional- en el segundo distrito en cantidad de votos del país. A esa lista delrenunciamiento se suma ahora Cristina. La reticencia puede explicarse por eltemor a perder o a arriesgarlo todo por un objetivo de cumplimiento incierto.También repite un proceso que no es nuevo ni en la política ni en el peronismo,que es el intento de parricidio de una generación de dirigentes. Losgobernadores nuevos, de nueva generación, que ganaron sus provincias en 2015,se desentienden del destino nacional del peronismo, desenganchan las fechas yeluden dar el paso para jugar en la cancha grande. Cuanto más, hacen acuerdosen listas de legisladores, pero nada más. Acaso les convenga reelegir merced ala bonanza de sus finanzas después de los fallos previsionales de la Corte, lospresupuestos pactados y los consensos fiscales. Si jugasen el partido nacional,postergarían el pase a retiro de una generación de gerontes que les puede sacar8 años de su vida: Cristina, Uribarri, Gioja, Duhalde, Lavagna. La única manerade evitar la hipoteca sobre su futuro es resguardase en sus provincias, y dejarque gane cualquiera, menos algún peronista de la generación que pisa ya los 70años. O los supera. El parricidio, que es una especie del género de latraición, es un músculo principal de la actividad política. El proceso de 1999provee un modelo: los gobernadores desengancharon las elecciones de susprovincias y de diputados nacionales – merced a un decreto de Carlos Menem quelos autorizó a provincializar elecciones legislativas nacionales -para noquedar cautivos del liderazgo de un Duhalde presidenciable. Eso movió lascandidaturas desenganchadas. ¿Les convenía consagrarse por otros ocho años a unDuhalde que había sido vicepresidente y dos veces gobernador? Encima tenía elviento en contra de Menem que lo quería perdedor, y eso lo dejaba abajo entodas las encuestas de intención de voto, frente al ticket De la Rúa-Chacho.Sólo repuntó en un momento cuando se lanzó la fórmula Duhalde-Palito.

Una pelea de pobres

Esta elección es una pelea depobres, ha dicho en síntesis inmejorable la diputada Graciela Camaño. Nadiesabe con qué fuerza cuenta, o qué chances ciertas tiene de ganar o perder.Retrotrae la política a una disputa más horizontal e imprevisible, algo que esmás bueno que malo. Lo que la diputada explica como pelea de pobres es lo queotros vemos como un torneo de debilidades cruzadas. El cambio de fórmula delInstituto Patria es un signo de debilidad a la altura de la debilidad delgobierno, que tiene la ventaja de que camina un candidato desde hace un año, ylo ha puesto a prueba de los anticuerpos que genera toda decisión política. Hasuperado la desconfianza de los aliados en las convenciones de la Coalición yla de la UCR de Buenos Aires. Seguramente, en la del lunes logrará mayoría laadhesión a Cambiemos. También supera la presión de los miedosos propios -quetemen perder- que agitan el fantasma del Plan V. Fogonean al gobierno susadversarios, que ven en la inestabilidad del candidato la mejor herramienta deataque al oficialismo, que sólo tiene existencia hoy por el liderazgoindiscutido de Mauricio Macri. “Es condición previa esencial a todo intentoexitoso de vencer a un enemigo, la dislocación de su equilibrio psicológico yfísico”, enseña Basil Liddell Hart, maestro de estrategia, entre otros, deFrancisco, el Papa peronista. Sin Macri no habría Cambiemos, ni tampoco ungobierno terminando el mandato. El sueño de la dispersión de Cambiemos generaestos monstruos que saltan, sin autoría visible, a los medios. La debilidad dela pelea de pobres merece, claro otras explicaciones.

Otro enigma: por qué el 45% de unaencuesta cree que viene algo mejor

Se ponen nerviosos los visitantesal área presidencial cuando advierten la confianza que muestran ante el futurolos otros pobres de este juego, los inquilinos de la Rosada. La expresa MarcosPeña en el coaching por etapas que hace ante los bloques legislativos, y secanta en el vestuario de Olivos, como el miércoles que pasó, durante elrutinario partido de fútbol. ¿Qué mira el gobierno, cuando las encuestas sontan negativas? Seguramente ven debajo del agua, con procedimientos que les hanservido en elecciones anteriores. Tampoco valen mucho esas encuestas deintención de voto hechas sin saber aún quiénes serán los candidatos. O las queconsagran a candidatos de la oposición, firmadas por empresas que además, lesprestan servicios de lobby a esos mismos candidatos. Los votantes son másastutos que los dirigentes y que los encuestadores, y manifiestan su percepcióndesde los intersticios del sistema. Un ejemplo es la muestra de la Universidadde San Andrés (nacional, 1016 casos), que aporta por el cualitativo algo másútil que lo cualitativo. Esa muestra pregunta al público por su visión del paísen retrospectiva y en prospectiva. Cuando miran para atrás, un 70% responde queestá peor que hace un año. Pero cuando le interrogan cómo creen que estará lasituación dentro de un año, el 24% dice que estará igual y el 21% que mejorará.Ese bloque de 45% supera al 32% que cree que estará peor (23% NS/NC). Un 45%piensa en los candidatos que vienen, o en el país en el que vive. Lo primero esimposible porque no se sabe quiénes serán candidatos. Lo segundo puedeentenderse como un reconocimiento al gobierno que está, o quizás creen que esporque termina este mandato macrista y eso es bueno por sí solo. Sobre estabase tiene sentido que el gobierno trabaje para ampliar el porcentaje. Se pegaa los adalides de la moderación y auspicia relatos sobre cómo Macri recibió enla semana a Schiaretti, Pichetto y Urtubey. Pichetto le informó sobre suproyecto de Acuerdo Económico y Social, y el presidente le dijo que eloficialismo está para acordar una vía de moderación hacia adelante. A laoposición le cabe aumentar el 32% de percepción negativa de esa muestra, porquesabe, como todos, que el público vota no por cómo le fue, sino por cómo creeque le va a ir en el futuro. El producto primario del político es el futuro.Uno de los síntomas de la crisis es que buena parte de los dirigentes sabe quérepresenta, pero no a quién representa. Por eso son los maestros de la piruetaen el debate mediático, pero pierden el rumbo en la situación de urna que esuna elección que decide sobre la percepción de futuro.

Acuerdos que estallan por nuevoesquema opositor

La debilidad de todas las fuerzashace estallar acuerdos que parecían inamovibles entre oficialistas yopositores, pero también alienta entendimientos insospechados y protegidos porla discreción que suelen brindar los intereses. El miércoles, por ejemplo, elperonismo del Senado dinamitó los acuerdos logrados antes para la designaciónde jueces en todo el país. Habían llegado a ser 60 en un primer concilio ybajaron a 35 antes de la sesión. Pero el peronismo hizo retirarlos a todos,quebrando la armonía lograda con Cambiemos a lo largo de estos años, quepermitió la designación en masa de nuevos magistrados más grande en décadas,unos 200 desde el comienzo del actual gobierno. Era el fruto del debate en elConsejo de la Magistratura, que en 2015 tenía un menjunje de demoras ysubrogancias y 330 plazas vacantes. Eso fue remediado por el Consejo y, másarriba, por el Ejecutivo con los gobernadores en la comisión de Acuerdos quemaneja Rodolfo Urtubey. Esto ahora no corre más. En la reunión del bloqueprevia a la sesión, el jujeño Guillermo Snopek clamó que sin acuerdo políticono hay acuerdo legislativo. Se quejó de que su candidatura a gobernador esatacada por Gerardo Morales, que además es su cuñado, con deslealtades queimpiden cualquier pacto. También el santafesino Omar Perotti se quejó de quehabía alguna propuesta para su provincia sobre la que no había sido consultado.Otro, que la lista la encabezaba el pliego ya acordado de Ignacio Mahiques,para ser camarista en Mercedes. Es el fiscal que acusó a Cristina & Co enla causa Vialidad, que ya está desde el martes en la vidriera del juicio oral.Las novedades en la internas del peronismo hicieron estallar también ese pacto.Otro cuestionamiento fue que iban a la sesión cerca de una treintena de pliegosde la provincia de Buenos Aires, cuando esa bancada no tiene ningún senador deldistrito. Los otros eran propuestas de provincias que tienen elecciones, yalgunas cuyos gobernadores revisan su relación con Cambiemos haciendo señaleshacia el Instituto Patria.

Y pactos que nacen en laclandestinidad

La explosión de este acuerdo para renovar jueces, blindado por el mismo métododel presupuesto, es decir con pactos con los gobiernos, convive conentendimientos subterráneos. El gobierno derogó el decreto de Cristina deKirchner del 2011 (443/11) que permitía que en las elecciones hubiera listascolectoras y las candidaturas múltiples. El argumento fue que “genera confusiónen el electorado”- Si fuera así, habría que derogar la Constitución Nacional ylos 10 mandamientos. Era la norma que permitía la “gran Morales”: Gerardo pudo,en Jujuy, ir con varias listas detrás. La derogación del festival de colectorasse lo reclamó María Eugenia Vidal a Macri, con el argumento de que si SergioMassa armaba una ensalada de colectoras con los intendentes, podía complicarlas elecciones en el distrito. El peronismo se quejó de la medida, amenazó conir a la justicia, pero después se quedó calladito, porque el decreto va enlínea con la estrategia de forzar procesos de unidad. En Buenos Aires y en elresto de los distritos; lo expresa, desde el Instituto Patria, la consignacristinista de “no romper a los peronismos provinciales” y que ha fructificadoen algunos distritos – San Juan, Entre Ríos, Córdoba.

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