
¿Qué busca Estados Unidos de la Argentina? O quizás la pregunta, en términos políticos, deba reformularse con nombres propios: qué busca Donald Trump de Javier Milei, en un contexto en el que su principal aliado en el extremo sur del continente americano pone en evidencia la necesidad urgente de un respaldo político -y financiero- para su proyecto.
La foto de ayer fue obra del canciller Gerardo Werthein. Fueron 20 minutos en un apartado de las Naciones Unidas. De allí se fue con un posteo impreso de la red Truth Social. Dicen en Casa Rosada que la negociación de fondo, el verdadero “respaldo” que Milei fue a buscar a Nueva York, discurre por los back channels que su gestión construyó con el Norte por pasillos paralelos a las cancillerías.
Uno de esos enlaces habituales se excusó de hablar con El Cronista. “Esta vez no puedo”, deslizó. Otro confirmó que las conversaciones existen. Las terminales conectan la Casa Blanca con intermediarios en las costas doradas de Florida, empresarios y el ala caputista en Casa Rosada.
Por ahora, solo hay especulaciones respecto al precio que puede pagar la Argentina porque al momento de la publicación de este artículo no estaba del todo claro -o completo- ese gesto. De lo que no caben dudas es de los intereses estratégicos que los múltiples voceros de EE.UU. manifestaron en Buenos Aires a lo largo de 22 meses de gobierno libertario.
Lo que busca Washington de la Argentina sobrevive a Milei, sea cual sea el desenlace político para el experimento libertario. Excede los colores políticos aunque saben que el alineamiento que el gobierno de Javier Milei pregona es una ventana de oportunidad.
“Para Washington, esta apertura representa una chance sin precedentes en décadas para reafirmar su influencia en una región donde China ha ganado terreno. Esto va más allá de las afinidades personales“, puntualizó el investigador Ariel González Levaggi en un dossier del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de Washington.
Pero quebrar el vínculo con China tampoco es fácil. La potencia asiática se ha expandido del comercio a los servicios financieros, la ciber-tecnología, infraestructura crítica y las telecomunicaciones forjando un relacionamiento “robusto”, tal como se define en el mismo informe.
“Estados Unidos tiene al tope de su agenda de prioridades con nosotros y la región, su preocupación por lo que ellos llaman The Chinese Threat, la amenaza china. En segundo lugar, miran las tierras raras. Eso es una prioridad en la gestión del presidente Trump íntimamente vinculada con lo anterior“, expresó el exembajador en Washington Jorge Argüello, en diálogo con El Cronista.
Muchas gracias Presidente Donald Trump por su gran amistad y este gesto extraordinario.
Cc: @realDonaldTrump pic.twitter.com/78F6gM5Gwy— Javier Milei (@JMilei) September 23, 2025
El vínculo entre EE.UU. y la Argentina: acuerdos estratégicos y negociaciones en la Era Trump – Milei
Desde que Milei asumió la presidencia en diciembre de 2023, la relación entre la Argentina y los Estados Unidos se intensificó de manera notable. El giro geopolítico hacia Washington se tradujo no solo en un desfile de funcionarios, congresistas y gobernadores norteamericanos por la Casa Rosada como pocas veces se vio, sino también en la firma de acuerdos estratégicos y la apertura de negociaciones sensibles. Seguridad, energía, comercio y cooperación espacial marcaron la hoja de ruta de un vínculo que, en menos de dos años, adquirió una densidad inédita.
El primer hito llegó en febrero de 2024: la agenda que trajo a la Argentina a Antony Blinken, el secretario de Estado de Joe Biden -el rival de Trump-, incluyó los tópicos habituales de los gobiernos demócratas-calidad de la democracia y DD.HH.- pero también otros de valor estratégico como energía y minerales críticos. El mensaje fue claro: más allá de las diferencias políticas, Washington veía en la Argentina un socio dispuesto a alinearse con Occidente en un contexto global de tensiones.
Poco después, en abril de 2024, la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur (SOUTHCOM), aterrizó en Buenos Aires. Su visita de tres días incluyó reuniones con autoridades de Defensa y un encuentro con el Presidente. El objetivo fue reforzar la cooperación militar y, al mismo tiempo, marcar la presencia de Estados Unidos en un terreno donde China venía ganando espacio con inversiones en infraestructura estratégica. El gobierno de Milei cajoneó la carpeta china y eligió avanzar con la adquisición de los F-16 usados de Dinamarca.
Este año, su sucesor, Alvin Holsey, aterrizaría dos veces con diferencia de meses, e incluiría en su gira una incursión al punto más austral del país, donde la Argentina planea hace tiempo la edificación de una base naval multipropósito. El principal jefe militar de los EE.UU. para la región dejó en claro el valor geopolítico que le atribuyen a la Argentina con su proyección en el Atlántico Sur y la Antártida, zonas de creciente interés para Washington.
Entonces, fuentes de Defensa también comentaron a este medio que era bienvenido Estados Unidos si quería sumarse al proyecto del puerto naval si eso se traducía en fondos frescos. Testigos de aquellas conversaciones aseguraron a El Cronista que el único requerimiento en ese momento fue que la base se mantenga en manos argentinas y China permanezca lejos aquellas coordenadas. Washington ya lidia con la exploración de Beijing por las rutas del ártico como para abrirse otra hipótesis de seguridad con una ruta austral bioceánica en manos de su principal rival geopolítico.
Las visitas se tradujeron también en acuerdos concretos. En agosto de 2024, ambos países firmaron un Memorándum de Entendimiento sobre Minerales Críticos, que apunta a integrar a la Argentina en las cadenas de suministro globales de litio y otros insumos estratégicos. La letra fina del documento se mantiene bajo llaves, aunque también fue leído como una respuesta al avance de China en el sector.
La carrera nuclear entre Estados Unidos y China: dónde queda la Argentina
Y hace apenas unos días, en vísperas del viaje de Milei, Argentina se convirtió en el primer país de América Latina en unirse como socio contribuyente al programa estadounidense de Infraestructura Fundamental para el Uso Responsable de la Tecnología de Reactores Modulares Pequeños (FIRST). Otro hito en la alianza energética que Washington teje con el sur para “profundizar la asociación en materia de energía nuclear civil, avanzar en la seguridad energética global y acelerar el despliegue responsable de energía nuclear avanzada en América Latina, el Caribe y más allá“, consignaron en un comunicado de la embajada.
Argentina tiene un potencial envidiable en esa área. Es uno de los tres países del hemisferio sur -con Brasil y Sudáfrica- que domina cada paso de esa tecnología y el que más autonomía desarrolló en torno a la cadena completa de generación nuclear en el mundo. Combina know how con una posición privilegiada en lo relativo a recursos y su manufactura.
Tal como informa la Oficina de Control de Armas y No Proliferación (ACN) del Departamento de Estado, FIRST es el programa insignia de esta dependencia bajo la Orden Ejecutiva 14299 que busca aprovechar “la capacidad de la industria nuclear para acelerar el despliegue responsable de reactores nucleares en todo el mundo”. Comprende una red de más de 50 países en cinco continentes que “exploran soluciones de energía nuclear civil”, en línea con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Quien preside hoy ese organismo de la ONU es el diplomático argentino Rafael Grossi, un potencial candidato a la Secretaría General de Naciones Unidas al que China mira con recelo. Aunque no hay un solo esquema de desarrollo nuclear en las usinas libertarias, ningunos de ellos contempla hoy la posibilidad de la cuarta central nuclear que se negociaba con China y demandaba una inversión estatal del 15% del capital. En cambio, el proyecto del titular de NA-SA, Demian Reidel, de impulsar los reactores modulares ARC-300 con patente del Invap va en línea con la iniciativa FIRST.
“Esa es un área donde Washington juega fuerte y no es de extrañar que presione a la Argentina para excluir a China”, opina Sabino Vaca Narvaja, exembajador en Beijing. Para el sinólogo, “Milei termina dependiendo en lo político de Estados Unidos y en lo económico de China, porque incluso con sus políticas como la baja de retenciones beneficia al principal rival de Trump“. Bloomberg dio cuenta ayer de una decisión del gigante asiático de adelantar la compra de soja, hasta quince embarcaciones, ante la baja impositiva temporal decretada por la Rosada.
Respecto a la posibilidad de que el Tesoro presione a la Argentina para renunciar a los u$s 18 mil millones del swap chino a cambio de la línea de contingencia estadounidense, Vaca Narvaja advierte que el mecanismo recién vence a mediados de 2026. Recuerda que México tuvo que colocar las ganancias de su petrolera estatal en 1995 como garantías por esos u$s 20 mil millones que Washington activó.
Nota, no obstante, otro precio que pagó la Argentina al renunciar a su membrecía BRICS: la línea de salvataje que hubiera tenido disponible desde el NDB Nuevo Banco de Desarrollo del bloque, con menos condicionamientos. En el último tramo de la gestión de Alberto Fernández, la Argentina recibió una invitación para sumarse al bloque de las potencias emergentes que la gestión libertaria rechazó por razones ideológicas. También quedó en stand by el acceso al NDB sin adherir al BRICS, el camino que optó Uruguay.
En su examen ante el Senado, el embajador designado por Trump, Peter Lamelas, sintetizó en una frase el espíritu de su misión: contrabalancear el vínculo de las 23 provincias con China u otras fuerzas extranjeras a las que asoció con la corrupción. “Uno de mis roles como embajador será viajar a todas las provincias y tener diálogo y una verdadera asociación con esos gobernadores“, manifestó.
Seis provincias tienen hoy a China como su principal destino exportador, dos de ellas en manos de gobernadores con alianzas con la Rosada: Entre Ríos y Chaco. A ellas se suman La Pampa, San Luis, Santiago del Estero y Catamarca.
En marzo de 2025, Cancillería y el Departamento de Estado sellaron una Declaración Conjunta sobre Cooperación Espacial, que abrió la puerta a proyectos conjuntos en exploración y uso pacífico del espacio. La iniciativa refuerza el costado tecnológico de la relación bilateral y posiciona a la Argentina en el mapa de la cooperación espacial internacional. China también avanzó en ese terreno con su propia base de exploración en la Patagonia.
Paralelamente, se abrieron negociaciones en terrenos sensibles. Una de ellas, aún en curso, apunta a un acuerdo comercial basado en aranceles recíprocos, una propuesta impulsada por Washington y que Milei abrazó públicamente, incluso presionando al Mercosur para avanzar. Aunque todavía no hay definiciones concretas, la discusión promete alterar el esquema regional.