
La producción y exportación de frutos secos viene creciendo gracias al incremento de la superficie cultivada, la ampliación de mercados como Italia, Brasil, Emiratos Árabes, Turquía y España, y el nuevo “oro verde”, el pistacho, que comenzó a instalarse por su excelente rendimiento en precio, calidad y sabor en mercados contraestacionales.
La producción de frutos secos abarca cultivos de nogal, nuez pecán, almendros, castaño, avellano y pistacho y están implantados en 17 provincias. Las principales productoras son Mendoza, Catamarca, San Juan y La Rioja -el corazón productivo del país-, a lo que se suman Entre Ríos, Corrientes, el delta bonaerense y Tucumán (nuez pecán); Río Negro (avellanas) y una pequeña zona de La Pampa, donde se está intentando implantar el pistacho.
Exportaciones en alza
Datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca indicaron que, en lo que va de 2025, las exportaciones de frutos secos superaron las 5.700 toneladas, lo que generó ingresos por cerca de 21 millones de dólares bajo valor FOB.
El coordinador de la Red de Frutos Secos del INTA, Eduardo Trentacoste, afirma que “la gran ventaja de los frutos secos es que están asociados a la buena salud. Si los acompañamos con una buena estrategia de promoción, en el mercado interno y en las exportaciones, los frutos secos tienen buen futuro”.
En diálogo con BAE Negocios aseguró que “los frutos secos están siendo redituables en producción y rendimiento para las empresas”. Aproximadamente un 50% se consume en el mercado interno y el otro 50% se exporta, aunque con variaciones según el producto.
“No hay importación de nueces. En el caso de las almendras, la producción argentina no abastece el consumo interno y se importa. Respecto al pistacho, este año tampoco abasteció al mercado interno y hubo que importar, pero porque muchos exportaron y aumentó la demanda”, explicó.
Inversiones y desafíos para crecer
Para Silvina Carlés Campos, coordinadora de los Valles Cordilleranos de CREA, “el desarrollo de los frutos secos requiere una inversión inicial muy importante para que luego den mucho volumen. Son decisiones con horizonte, pero complicadas de tomar porque está difícil encontrar créditos que se adapten a estos tiempos”.
La economista señala que el desafío es “lograr una calidad homogénea para exportar más. El mercado interno no es muy exigente, pero el de exportación sí”. Según el censo agropecuario de 2018, la superficie total cultivada era de 25.000 hectáreas. Hubo un boom del almendro hace 5 o 6 años, otro de la nuez pecán hace unos 7 años, y ahora es el turno del pistacho.
Carlés Campos comparó: “California, el estado más productivo de Estados Unidos, tiene 558.000 hectáreas solo de almendras, 200.000 de pistachos y 150.000 de nueces”.
Nuevas zonas productivas y expansión territorial
Dante Carabajal es especialista en Agricultura Sostenible del Centro Regional Catamarca/La Rioja del INTA y señaló que “el crecimiento de la actividad promovió la conformación de organizaciones y asociaciones que permiten el desarrollo sectorial”.
Un ejemplo es el trabajo conjunto entre la Asociación de Frutos Secos de Mendoza y la estación experimental INTA La Consulta, que implantaron predios para evaluar variedades de almendro, nogal, avellano y pistacho, con el fin de “determinar adaptaciones regionales y generar un mapa de zonificación”, detalló.
La expansión también mira otros territorios. Para Trentacoste, “en la almendra se está empezando a explorar el sudeste bonaerense, en Coronel Dorrego y Bahía Blanca, donde ya hay olivares. También hay proyectos más chicos en La Pampa, en Casa de Piedra”, una zona que se perfila como nuevo polo productivo gracias a la inversión provincial y privada.
“En un par de años va a aumentar mucho la producción interna, los precios se van a estabilizar y eso va a tender a estabilizar la superficie. En el caso del nogal, tuvo muy buenos años en precios, así que la producción nacional está estabilizada”, aseguró.




