
La nueva campaña agrícola arrancó con señales alentadoras: los perfiles de humedad están bien recargados, cayeron los precios de algunos fertilizantes y la relación insumo-producto comienza a mostrar signos claros de recuperación. Tras varios años marcados por la sequía y los elevados costos internacionales, el sector vuelve a cobrar dinamismo. En este escenario, Fertilizar Asociación Civil proyecta que el consumo total de fertilizantes podría crecer alrededor del 7% respecto de la campaña anterior, consolidando la mejora iniciada en 2024.
No obstante, desde el canal comercial advierten que las compras siguen siendo cautelosas, ya que muchos productores postergan decisiones a la espera de nuevas bajas en los precios del fósforo y del nitrógeno, una tendencia que también se observa en el mercado internacional.
“Estimamos un crecimiento del 7% en el consumo de fertilizantes respecto de la campaña pasada”, señaló María Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de Fertilizar AC. “Es un aumento que abarca todos los cultivos —trigo, maíz, soja, girasol y cebada— y refleja una tendencia de recuperación después de varios años difíciles”, agregó.
Según explicó, ese crecimiento está impulsado principalmente por el maíz de primera, un cultivo que demanda altas dosis de nutrientes. “Si bien el incremento se reparte entre todos los cultivos, el mayor impulso viene del maíz. Hay un gran interés este año, porque los perfiles de humedad están muy bien y el contexto de precios también acompaña”, apuntó González Sanjuan.
En las proyecciones de producción de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) se estimó que la superficie total de maíz podría alcanzar 9,7 millones de hectáreas, de las cuales 8 millones se destinarían a grano comercial, frente a 7 millones del ciclo previo. Eso plantea un horizonte de 61 millones de toneladas proyectadas, un récord histórico y 22% más que en la campaña anterior. “Esa mayor intención de siembra tiene un correlato directo en la demanda de fertilizantes”, subrayó González Sanjuan.
A ese contexto se suma la baja de precios en el mercado de fertilizantes. Entre agosto y septiembre, los productos nitrogenados cayeron cerca de 8% y los fosfatados entre 4 y 5%. “Esa baja, junto con una mayor previsibilidad en el tipo de cambio y la normalización de las importaciones, genera un ambiente más propicio para que el productor planifique sus compras”, explicó González Sanjuan.
Aunque el volumen total proyectado —unas 5,1 millones de toneladas— todavía queda por debajo del récord de 5,6 millones alcanzado en 2021, la tendencia es positiva. “Puede parecer un incremento moderado, pero lo importante es que consolida la recuperación. El año pasado ya habíamos visto un cambio de tendencia, y ahora se profundiza”, dijo.
El consumo de fertilizantes había caído a 4,7 millones de toneladas en 2022 y 4,6 millones en 2023, afectado por la suba de precios tras la guerra entre Rusia y Ucrania. “Hoy estamos en otra situación: hay humedad, los precios bajaron y el productor tiene más confianza en invertir. Además, hay una convicción agronómica más sólida: cada vez se entiende mejor que la fertilización no es un gasto, sino una inversión para sostener los rendimientos”, agregó.
El consumo de fertilizantes había caído a 4,7 millones de toneladas en 2022 y a 4,6 millones en 2023, afectado por la suba de precios tras la guerra entre Rusia y Ucrania. DIEGO LIMA – DIEGO LIMA
Según aclaró, los datos de oferta los releva la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA), la entidad que agrupa a las principales empresas del sector. “CIAFA es la que sigue más de cerca el panorama de abastecimiento, y no tenemos reportes de problemas logísticos ni de importación”, detalló.
En tanto, Diego Napolitano, presidente de la Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines Bonaerense (Cedasaba), advirtió que el repunte de operaciones todavía no se traduce plenamente en un aumento real de ventas. “Lo que estamos viendo es que muchos productores veían retrasados en sus compras. Entonces, cuando salen a comprar ahora, parece que hay más movimiento, pero en realidad son operaciones que se tendrían que haber hecho antes”, dijo.
De todos modos, reconoció señales positivas. “Tanto el fósforo como el nitrógeno muestran una curva descendente de precios, y eso mejora las condiciones para el productor. Lo que falta es que se consolide la confianza para acelerar las compras. Si eso ocurre, el mercado puede cerrar el año con un buen nivel de actividad”, concluyó.
Según detalló, ahora lo primero que se está aplicando es el fósforo, mientras que los nitrogenados podrían utilizarse más adelante. “En muchos casos se aplica para recomponer lo que se lavó por las lluvias. Pero en general, todo viene lento, porque el productor está esperando que baje un poco más el fósforo y el nitrógeno, que es lo que también está pasando afuera”, explicó.
El directivo advirtió que esta expectativa choca con la situación de las empresas que ya compraron esos productos para venderlos en el mercado interno. “Ahí se genera una tensión: el productor espera una baja mayor, pero las compañías ya pagaron ese fósforo a precios más altos. Entonces, hay demoras en las decisiones de compra”, analizó.
Desde Cedasaba advierten que los productores siguen atentos a nuevas bajas de precios.
Para Martín Díaz Zorita, consultor, docente e investigador, la mejora en las relaciones de precios y las buenas condiciones hídricas abren una oportunidad para replantear la estrategia de fertilización, aunque con una advertencia: los suelos muestran hoy niveles de fertilidad inferiores a los históricos.
“En gran parte de la región agrícola, los perfiles hídricos están en condiciones muy favorables para acompañar un crecimiento normal de los cultivos, pero los indicadores de fertilidad de los suelos son más bajos que los de años anteriores. Por eso es clave intensificar los diagnósticos y que estos sean precisos para actuar en consecuencia”, señaló.
Según el especialista, los recientes mapas de fertilidad elaborados para la región pampeana identifican zonas con insuficiencia no solo de fósforo y nitrógeno, sino también de azufre, zinc y boro, entre otros nutrientes. “Hay que conocer mejor cada caso para aplicar en oportunidad y cantidad adecuada los fertilizantes, de modo que las carencias no limiten el crecimiento normal de las plantas”, advirtió.
Díaz Zorita remarcó que la elección de productos debe basarse en información local validada y en el contexto de cada región. “En estos momentos de oportunidad, pero también de alta necesidad de eficiencia, las decisiones deben sustentarse en datos y evidencias claras”, sostuvo.
En el caso del maíz, recomendó “atender con precisión la expectativa de rendimiento y la incorporación oportuna de nitrógeno y, en muchas regiones, también de azufre”. Para la soja, en tanto, sugirió “no descuidar el diagnóstico de fósforo —a veces acompañado con azufre— y potenciar la fijación biológica del nitrógeno con una adecuada inoculación”.