Por Mariano ConfalonieriVarias veces insultó a legisladores y funcionarios y logró la dimisión de ministros del gabinete. En Chaco sus ataques de nervios son temidos por todos. El es el gobernador de Chaco. Ella es ministra de Salud en su gabinete. Pero más que una aliada política, Sandra Mendoza es la “piedra en el zapato” de Jorge “Coqui” Capitanich.El jueves, cuando el mandatario le pidió la renuncia al cargo de ministra de Salud, ella -presa de un ataque de cólera- estrelló su camioneta contra una pared de la Casa de Gobierno y destrozó seis coches oficiales que estaban estacionados.Mendoza tiene 46 años, es hija de un reconocido ex miembro del Superior Tribunal de Justicia de la provincia y hermana de un ex diputado nacional y provincial. Obtuvo en la UBA el título de licenciada en Kinesiología. Antes de llegar al ministerio, Sandra fue diputada provincial (2005) y luego se convirtió en una influyente primera dama (2007). Lo que une su historia en la política chaqueña es que en todos los cargos que ostentó dejó impresa la huella del escándalo.Un ejemplo cabal del mal carácter de Mendoza: el año pasado desató su ira contra el hombre que la antecedió en el cargo, Oscar Holzer. Lo trató de “inepto” y de “ser más lento que una babosa embarazada”. No sólo logró con esos insultos que Holzer fuera desplazado. También se quedó con la cartera.Dama de Hierro. Como primera dama, Mendoza hizo y deshizo en el gabinete de su marido. En los pasillos de la sede de Gobierno recuerdan que varias veces descargó gritos e improperios contra funcionarios provinciales e incluso contra su propio esposo, que llegó al máximo cargo ejecutivo chaqueño en 2007. La influencia de Mendoza desplazó ministros y consiguió que entraran otros. Pero su carácter también llevó a las primeras planas varios escándalos que no dejaron muy bien parado a Coqui ante la opinión pública.La dama de hierro de Chaco echó al secretario de Información Pública, Néstor Avalle, a la ministra de Desarrollo Social, Claudia Panzardi, y a Holzer, además de reclamar a los gritos la dimisión del jefe de Gabinete, Jorge Alcántara.Una banca sin banca. Ella misma le insistió a Capitanich, varias veces, para que la hiciera entrar a la Legislatura chaqueña. Algunos dicen que en 2003, cuando él era senador, operó para que Sandra no lograra su cometido y advierten que ella salió a denunciarlo públicamente.Sin embargo, hay quienes cuentan, que durante los años en que Capitanich pasaba más tiempo en Buenos Aires que en su provincia, era ella la que defendía la posición de su marido en la interna peronista local, y la que mantenía vigente la figura de quién, más tarde, llegaría a ser gobernador.En 2005, la mujer del Coqui obtuvo lo que quería y se alzó con una banca de diputada. Guillermo Martínez, el presidente del bloque, la aceptó con reparos, porque Capitanich era su principal rival en la pelea peronista de Chaco. Pero fue el propio Martínez el que la expulsó del PJ, bajo el argumento de que la dama desairaba a sus compañeros en forma permanente y tomaba posturas independientes e incluso contrarias a los intereses justicialistas.Su paso por la Legislatura fue breve, pero quedó marcado por los enfrentamientos con sus pares. “Te tenés que callar la boca, hija de puta, asquerosa de mierda”, le dijo a Marita Barrios, una diputada que la había chicaneado con las ausencias de Mendoza en el recinto.“Tarado, hipócrita, cajerito de cuarta”, le tiró a Ernesto Siri, diputado provincial opositor. Le reclamaba en esos términos que Siri no había querido darle cobertura social a su hermano, Rodrigo Mendoza, cuando ostentaba el cargo de titular del Instituto de Servicios de Salud de la provincia. Una mujer brava, que le dicen. (Fuente: Diario Perfil)