Viernes, 26 de diciembre de 2025   |   Campo

El año de la inteligencia artificial: soluciones que marcaron la agenda del agro

El año de la inteligencia artificial: soluciones que marcaron la agenda del agro

Como en todo cierre de año, llega el momento de hacer balances de lo realizado y mirar las perspectivas que vienen. El agro no es la excepción: en el sector aumentan las expectativas por la apertura de nuevos mercados de exportación y por una paulatina reducción de la presión impositiva. En este contexto, la incorporación de nuevas tecnologías —que en los últimos años se aceleró— será, sin dudas, clave para que el sector potencie su producción y aproveche al máximo este escenario favorable.

En 2025 se observó cómo la inteligencia artificial (IA) empezó a trasladarse de la teoría a la práctica en el agro. Tras varios años de expectativas, el sector volvió a enfocarse en lo que realmente importa: qué tecnologías generan valor concreto y verificable en el campo. El agro sigue siendo un negocio de alto riesgo, donde nada se adopta solo por novedad; por eso crecieron las soluciones orientadas a comprender mejor el ambiente, integrar datos complejos y reducir la incertidumbre en decisiones clave de desarrollo y producción.

Aunque no hubo disrupciones tecnológicas radicales, 2025 se caracterizó por avances firmes y bien fundamentados. Empezaron a consolidarse tecnologías que aceleran procesos estructurales sin romper con la lógica productiva ni con la experiencia agronómica. Entre ellas se destacan los ensayos virtuales y los modelos computacionales, que permiten evaluar escenarios antes de llevarlos al campo. Aún son herramientas en construcción, pero ya muestran un impacto claro en los tiempos de desarrollo, la eficiencia y la calidad de la información.

Las startups que avanzaron fueron las que trabajaron codo a codo con el sector productivo y ofrecieron una propuesta claraPrathankarnpap – Shutterstock

Para las agtech, fue un año exigente que demandó foco. El contexto económico global y regional obligó a priorizar la ejecución, la eficiencia y los resultados concretos. Los inversores fueron más selectivos y eso elevó el estándar: hoy se valora menos la promesa y más la capacidad para resolver problemas reales del agro. En ese escenario, las startups que lograron avanzar fueron las que se relacionaron estrechamente con la producción y presentaron una propuesta clara.

En el sector, uno de los hitos principales fue el avance en la incorporación de tecnología con respaldo técnico, especialmente en etapas tempranas del desarrollo de productos agrícolas. También se profundizó el interés por analizar el ambiente de forma integral, considerando no solo el clima y el suelo, sino también el momento en que ocurren los eventos. Ese enfoque empieza a cambiar la manera en que se diseñan y evalúan las soluciones para el campo.

La tecnología comienza a desempeñar un rol estratégico en la toma de decisionesIICA

El principal avance fue una mayor apertura a herramientas basadas en datos y en modelos predictivos, siempre que estén validadas y conectadas con la realidad productiva. En ese sentido, la tecnología comienza a desempeñar un rol estratégico en la toma de decisiones.

De cara al 2026, el desafío más importante sigue siendo la adopción a escala. En el agro, la confianza se construye con resultados consistentes, repetibles y en colaboración con productores y empresas del sector. En este marco, el año entrante se perfila como clave para escalar tecnologías que ya demostraron su valor. Mercados como Brasil y Estados Unidos seguirán siendo determinantes, no solo por su tamaño, sino porque suelen adoptar primero las soluciones que realmente funcionan.

Para el campo, el foco estará en ganar eficiencia y reducir riesgos en un contexto cada vez más desafiante. Para las agtech, el reto será crecer manteniendo rigor técnico, cercanía con los productores y una mirada de largo plazo. El futuro del sector estará marcado por decisiones mejor informadas, ciencia aplicada y colaboración real. Las mejores oportunidades aún están por delante, y el desafío es convertir el conocimiento en impacto concreto.

El autor es CEO y cofundador de la agtech Calice

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