En diálogo con Canal E, el analista político Eduardo Reina aseguró que la Argentina atraviesa un período de “vertiginosa inestabilidad” que afecta tanto a la política como a la vida cotidiana de la ciudadanía.
La escena política argentina se acelera en un diciembre cargado de definiciones, y Reina lo describe como un momento “de vértigo permanente”. El analista observó que la coyuntura está signada por una sucesión incesante de noticias que, dijo, impide a la población detenerse a reflexionar. “La Argentina está en una vorágine que no nos deja pensar”, afirmó.
Reina planteó que, mientras se discuten cuestiones de “la macro”, la gente empieza a preguntarse dónde se ven las mejoras prometidas. “El derrame no está llegando y la gente se está preocupando”, señaló, y describió además un creciente movimiento migratorio desde provincias del norte hacia Brasil. Contó que contactos en Misiones y Formosa le confirmaron un éxodo de profesionales: “Los vienen a buscar y se los llevan”, enfatizó.
Crisis política y tensiones internas
El analista consideró que el cuadro institucional es grave, marcado por escándalos como el de la AFA y por las fricciones dentro del propio oficialismo. Señaló que sorprende la rapidez con la que el Gobierno pasó de respaldar a dirigentes en las listas a calificarlos de “traidores”. A su juicio, esa contradicción genera desconfianza y alimenta la sensación de que se están “tapando temas”: desde cuestiones vinculadas con Cristina Fernández hasta causas judiciales pendientes. Para Reina, el resultado es un clima de incertidumbre que “desorienta” a la sociedad.
Reformas aceleradas y conflicto sindical en puerta
El debate sobre las reformas que el Gobierno busca aprobar antes de fin de año concentra gran parte de la tensión. Reina criticó la urgencia legislativa: “Tenemos que sacar las leyes en dos días. ¿Por qué no las podemos estudiar y consensuar?”. Para el analista, la falta de diálogo se ha convertido en un problema central: “La palabra consensuar en este gobierno no existe”, remarcó.
Advirtió que la estrategia oficial dependerá de lograr quórum y de mantener la calle en calma. Aunque aún no se observan protestas masivas, Reina puso en duda la sostenibilidad de esa aparente tranquilidad: “Milagrosamente la gente no está saliendo”. A su entender, existen interrogantes sobre las razones, que van desde la asistencia económica hasta posibles desincentivos para movilizarse.
En relación con el sindicalismo, fue contundente al anticipar un conflicto inevitable. Consideró que las reformas constituyen “un golpe bajo al sindicalismo”, porque afectarán las finanzas de los gremios, que durante décadas manejaron fondos procedentes de aportes obligatorios, entidades empresariales y otras actividades paralelas. Señaló que ese esquema permitió prácticas opacas, como la vinculación con hoteles, turismo y negocios ajenos a la defensa de los trabajadores.
Para Reina, la movilización del 18 de diciembre será un punto de inflexión: los sindicatos “deberán hacerse ver ante sus bases”, aunque luego negocien. Pero, aseguró, el trasfondo es estructural y profundo.
