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Martes, 12 de agosto de 2025   |   Campo

Economista advierte sobre la VOLATILIDAD histórica en el país y la demanda de alimentos insatisfecha en África

Economista advierte sobre la VOLATILIDAD histórica en el país y la demanda de alimentos insatisfecha en África

ROSARIO.– En un contexto de alta incertidumbre global y con Argentina atravesando un cambio en su escenario económico, Fernando Marengo, economista jefe de la consultora Black TORO, ofreció un análisis exhaustivo sobre el presente y el futuro del mercado de alimentos. Su intervención tuvo lugar durante el encuentro Experiencia IDEA Rosario, bajo el lema “Desafíos hoy, productividad y eficiencia, camino al Coloquio”.

En el panel titulado “Productividad como rumbo, el desafío de dejar atrás la inflación”, Marengo inició el debate situando a Argentina en el contexto internacional. “El mundo va a crecer un poco menos, la tasa de interés se mantendrá alta en las economías desarrolladas, lo que resulta en una reducción del flujo de capital”, explicó, antes de abordar el comportamiento de los precios de las materias primas.

El economista ilustró cómo la producción mundial de granos se triplicó desde la década de 1970 hasta la actualidad, con la superficie sembrada prácticamente estable. “La respuesta está en la productividad”, enfatizó, contrastando esto con las predicciones de escasez alimentaria que Thomas Malthus anticipó hace siglos.

Según detalló, la tendencia de precios de las commodities agrícolas ajustados por inflación muestra una disminución sostenida en productos como la soja, el maíz y el arroz. “El precio de la soja, a valores constantes, alcanzó un índice de 70 y hoy se sitúa en 40; esta caída es estructural”, explicó.

Marengo puntualizó que la clave para la demanda futura se encuentra en los países con población en crecimiento y déficit calórico. “Se proyecta un aumento de la población mundial de aproximadamente 0,7% anual, menos del 1%, en el que los países menos desarrollados crecen al 2% anual, los de ingresos bajos y medios superan ligeramente el 1%, y los países desarrollados tienen una población prácticamente estancada. El mundo crecerá, pero esta división por nivel de ingreso no es aleatoria; la demanda insatisfecha se concentra en las regiones que más crecerán demográficamente”, afirmó, dirigiendo su atención especialmente hacia África, aunque advirtió que “el desafío institucional en esa región es formidable”.

Para el economista, la oportunidad reside en identificar estos mercados y dirigir no solo la producción, sino también los ahorros globales hacia ellos, dado que los países desarrollados están envejeciendo y necesitan prestar a naciones más jóvenes.

Al analizar la situación de Argentina, Marengo presentó un “electrocardiograma” de 124 años del PBI nacional. “Somos un país con mucha volatilidad, que ha probado diversas estrategias: hemos abierto y cerrado la economía, fijado y liberado el tipo de cambio, implementado bandas cambiarias, y hemos tenido tanto gobiernos elegidos democráticamente como dictaduras, tanto de derecha como de izquierda; lo único constante es la volatilidad”, observó. Como conclusión, mencionó que “cada vez crece menos”. A su juicio, detrás de esta inestabilidad se encuentra “la madre de todos los problemas: el déficit fiscal; tenemos una compulsión a gastar en exceso”.

Destacó que el actual Gobierno ha implementado dos anclas: la fiscal y la cambiaria. “No solo se ha eliminado el déficit, sino que se ha logrado superávit, se han reducido las retenciones, se ha eliminado el impuesto PAIS y se han incrementado los gastos sociales y jubilaciones por encima de la inflación, manteniendo el equilibrio. Un logro inédito en la historia argentina”, subrayó.

En cuanto a la cuestión cambiaria, explicó que la unificación del tipo de cambio y la eliminación de la brecha “indican que no hay demanda insatisfecha de dólares”, aunque reconoció que la flexibilización posterior generó nuevas presiones en el mercado, rompiendo esa brecha angosta. “Un paso adelante”, definió.

Recordó que el objetivo central del presidente Milei es reducir la inflación, y en ese sentido, reconoció que se ha logrado una desaceleración significativa desde diciembre de 2023. “En abril de este año, Argentina produjo más bienes y servicios que nunca en su historia”, destacó, aunque con notables disparidades sectoriales (mal en el sector de la construcción, pero muy bien en el energético).

Sin embargo, advirtió sobre un cambio estructural que desafía a las empresas. “En una economía con alta inflación, el gerente principal era el financiero. Al disminuir la inflación y desaparecer los beneficios de la brecha cambiaria y las licuaciones, lo que queda es la productividad”, afirmó.

En este contexto, consideró fundamental que las compañías se preparen para competir en un entorno donde la rentabilidad ya no provenga de ventajas financieras temporales. “El negocio real va a ser la mejora de la eficiencia”, sentenció.

Asimismo, alertó que a nivel global, la incertidumbre alcanza niveles históricos. “Nunca había estado tan alta como ahora, ni siquiera durante la pandemia”, indicó, mencionando las tensiones comerciales, disputas arancelarias y desequilibrios externos en economías centrales como Estados Unidos.

Marengo finalizó su presentación planteando el “dilema del prisionero” para el empresariado argentino: invertir o no invertir ante un programa económico que puede triunfar o fracasar. “Cada uno debe asignar una probabilidad y decidir cuánto arriesgar; el costo de esperar puede ser perder mercado”, sostuvo.

Durante la apertura del evento, Lisandro Rosental, presidente de IDEA Rosario y titular de Rosental Inversiones, hizo un llamado a construir una visión común. “El sector empresarial, el sector público y los organismos debemos trabajar juntos para lograr consensos y planes a mediano y largo plazo”, aseguró.

Resaltó que la región posee “una riqueza productiva enorme” y que el contexto macroeconómico presenta señales alentadoras, como la reducción de la inflación y la disminución de impuestos a la exportación. “Tenemos todo para ofrecer; el desafío es encuadrar todas las variables y crear un escenario común”, afirmó.

Para Rosental, el objetivo es que el intercambio en foros como IDEA sea “un proceso enriquecedor” que genere propuestas concretas. “Estamos en el mismo barco; debemos construir una estructura duradera que nos lleve a un mejor lugar”, concluyó.

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