Horas después de ser imputados por la Justicia en la investigación del llamado caso Skanska, el presidente Néstor Kirchner desplazó de sus cargos al titular del Enargas, Fulvio Madaro, y al administrador de Nación Fideicomisos, Néstor Ulloa. Ambos quedaron implicados en la causa que trata de determinar si se pagaron sobornos para ampliar un gasoducto impulsado por el Ministerio de Planificación. Son los primeros funcionarios nacionales de esta gestión que se alejan salpicados por sospechas directas de corrupción.El anuncio lo hizo anoche el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en un encuentro con la prensa en la Casa Rosada. "La decisión del Gobierno nacional es enfrentar una lucha clara y garantizar la transparencia", dijo. "Con la sola existencia de una imputación concreta nosotros íbamos a facilitar la plena acción de la Justicia con la separación de los funcionarios involucrados", agregó. No dijo mucho más.En efecto, Madaro y Ulloa habían sido imputados ayer por el fiscal Carlos Stornelli y, por la tarde, el juez federal Guillermo Montenegro los citó a una declaración indagatoria junto a siete ex directivos de Skanska –una multinacional de capitales suecos–, a un directivo de Infiniti Group, una de las firmas sospechadas de canalizar los supuestos sobornos, y a un contador que habría actuado de nexo.El Enargas es el organismo que debía supervisar la adjudicación de la obra, cuyo presupuesto habría sido sobredimensionado. Y Nación Fideicomisos participaba de la financiación del proyecto. Ulloa y Madaro aparecen muy comprometidos en una grabación que le remitió al juez Montenegro su colega del fuero Penal Tributario Javier López Biscayart, quien investiga una evasión impositiva millonaria (ver pág. 4).De los dos convocados a indagatoria, Madaro es el más cercado a Kirchner. Al punto que fuentes oficiales revelaron que ayer estuvo en la Casa Rosada.El decreto del desplazamiento es el 539 y está firmado por Kirchner y el ministro de Planificación, Julio De Vido. La firma se apuró por la tarde, luego de un diálogo telefónico entre Aníbal Fernández, titular de Interior, y Stornelli. "Me llevo puestos a Madaro y a Ulloa", avisó el fiscal, sabiendo el impacto de la noticia.Aquella llamada telefónica se había dado, según la versión oficial ofrecida anoche, para hablar de la posibilidad de que Stornelli se incorpore al equipo de trabajo de Daniel Scioli, el candidato del Presidente en la Provincia, un rumor que fuentes cercanas a Scioli y a Stornelli desmintieron anoche (ver página 5).Apenas cortó con Stornelli, Fernández se juntó con el otro Fernández (Alberto) y luego ambos con Kirchner. Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica, le dio forma al decreto. "La sola y directa mención del fiscal de la causa al ministro, aun con el riesgo de involucrar a inocentes, amerita ordenar la inmediata separación de los aludidos", dice el texto, que blanquea así la charla entre el ministro y el fiscal. Luego sería el jefe de Gabinete quien lo recalcaría ante la prensa.Según el decreto, la decisión de los despidos se tomó "no sólo para permitir la plena libertad de la acción de la Justicia sino también para impedir cualquier interpretación antojadiza de la actitud del Gobierno en este punto". Fuentes oficiales se apresuraron a aclarar anoche que no se trataba de un "prejuzgamiento", acaso el argumento que pueden llegar a usar los imputados.Tiene una novedad el paso dado por Kirchner, quien el 25 de abril había calificado a la causa Skanska como "un caso de corrupción entre privados". Es que la historia reciente del Gobierno muestra que la Casa Rosada sostuvo a Miguel Campos en la Secretaría de Agricultura a pesar de que estaba procesado, un estatus más complicado que la imputación sobre Madaro y Ulloa.
