
¡Vos sos un traidor”. El ministro de Hacienda, NicolásDujovne, estaba enfurecido y no tuvo dudas en encarar a uno de sus colegas parahacérselo saber. Se había enterado de que el ministro de Agroindustria, LuisMiguel Etchevehere, había salido a desautorizar una idea suya con el propiopresidente Mauricio Macri. El eje: el regreso de las retenciones para intentaracelerar la reducción del déficit fiscal, una idea que aún ronda en el gabineteeconómico. La anécdota permite explicar cómo el Gobierno hadecidido empoderar a Dujovne como la voz oficial de la economía y, mientras seproducen cambios en el Gabinete, a la vez ya genera recelos entre los funcionarios.
La idea de otorgarle más poder emanó de la “mesa política”con el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro del Interior, RogelioFrigerio; el titular de Diputados, Emilio Monzó; y la gobernadora María EugeniaVidal con Horacio Rodríguez Larreta. A ellos se suman Ernesto Sanz y alguno delos gobernadores. El G7 es quien le viene susurrando al oído de Macri lanecesidad de que haya ministros con más poder y, en particular, que desaparezcala atomización en el manejo de la economía dándole más fuerza a Dujovne.
Por un lado, porque funciona en términos de comunicación, untema que ocupa a Peña centralmente, y también porque unifica el discurso y laestrategia. Por ello, por estas horas Macri analiza con su mesa chica anexarlelas áreas de Producción, Agroindustria y hasta Energía. Ya se había anexadoFinanzas con la migración de Luis Caputo al Banco Central. En definitiva, conla lógica de funcionamiento que vino teniendo la Rosada con los dos vicejefesde Gabinete, Quintana y Lopetegui, muchos de los ministros se transformaron ensecretarios solo que su tarjeta de presentación decía otra cosa.
Internas
Sin embargo, no son todas buenas. El altísimo perfil y sunuevo rol como coordinador ya le valió a Dujovne sus primeras peleas con elresto del gabinete. Una de las primeras fue, efectivamente, con Etchevehere.Fue luego de la primera reunión del gabinete coordinado por Dujovne, donde seplanteó retomar las retenciones a la soja como parte de un paquete para reducirel déficit.
“Para mí no es una buena medida Nicolás”, le respondió. “Losmárgenes para el campo van a seguir siendo los mismos por la devaluación”,retrucó Dujovne. El tema no pasó a mayores en ese momento, y el ministro deAgroindustria se quedó callado. Pero no bien salió de allí se encargó dedifundir que el Gobierno descartaba cambios en las retenciones. Dujovneenfureció y se puso el traje de jefe: le gritó “traidor”, y luego fue a hablardel tema con el propio Macri. “Me desautoriza que Etchevehere haga estascosas”, le expresó al Presidente. La respuesta: que haga lo que tenga que hacerpara reducir el déficit.
Paralelamente, las entidades del campo le pidieron reunionesal ministro de Hacienda y no respondió los mensajes. Por caso, en CRA(Confederaciones Rurales Argentinas) querían saber qué había de cierto respectode las retenciones. Terminaron siendo recibidos por el ministro del Interior.
Otro de los que no están a gusto con Dujovne, casi porlógica, es Quintana. No solo porque el ministro de Hacienda tiene hoy el rolque él tenía en el board económico, sino porque sintió que fue casi una faltade respeto que haya sido invitado a las primeras reuniones donde no tenía nivoz ni voto. “No tenía sentido que Mario fuera, no sabemos a qué lo invitó”, sequejaban en Jefatura de Gabinete. Otro de los que no muestran sonrisas conDujovne es Andrés Ibarra, el ministro de Modernización. Aunque no tienen untrato asiduo, el desplante del ministro de Hacienda en una conferencia deprensa en que dejó a Ibarra solo, sumado a que no terminan de ponerse de acuerdocon la “tijera” sobre los empleados públicos, generaron roces.
Justamente, el recorte de fondos también genera ruido. Porun lado, ya comenzó a visualizarse la tensión con Frigerio y con GuillermoDietrich, de Transporte, por un pedido de recorte extra de obras públicas eneste año. “Las que estamos ejecutando no vamos a cortarlas”, repiten ambos.Incluso ante los deseos del ministro coordinador. Para la campaña del año queviene no habrá qué mostrar si se cortaran totalmente. También los gastossuperfluos son motivo de algún remordimiento. En Casa Rosada ya no hay tostadosde queso y tomate para funcionarios de bajo rango.
Cerca de Dujovne minimizan las peleas internas. “Es normalque haya tensiones en un gobierno, y más cuando un ministro que era un par derepente se transformó en coordinador y puede dar órdenes”, explican.Seguramente en los próximos días pueda dar órdenes a más funcionarios.




