
Un productor yerbatero abrió una puerta inédita para la piscicultura argentina: tras casi dos décadas de inversión, planificación y desarrollo tecnológico, este mes concretó la primera exportación de carne de dorado y surubí de cultivo a Brasil, uno de los mercados más exigentes del sector. El envío, certificado por el Senasa como el primero desde Misiones, incluyó nueve toneladas de pescado producido en el departamento de Capital, bajo un sistema integral que abarca cría, engorde, faena y procesamiento, y constituye un hito para las economías regionales.
En 2007, Miguel Ángel Gerula optó por diversificar la histórica producción familiar de yerba mate Romance hacia la piscicultura de especies nativas, apostando al valor agregado, la sustentabilidad y la apertura a nuevos mercados internacionales sin resignar el abastecimiento del mercado interno. El esfuerzo de casi veinte años culminó este mes con la exportación al país vecino de productos elaborados de dorado, surubí y pacú. No se trata de pesca extractiva, sino de un ciclo completo de “cría, engorde y faena” realizado íntegramente en la provincia.
“Tímidamente, decidimos empezar con la reproducción de especies carnívoras como el surubí y el dorado. No eran muy alentadores los comentarios que recibíamos: nos decían que no era una actividad fácil, que ya se había intentado, que no era posible. Pero, contra todo eso, decidimos encarar el proyecto”, relató en diálogo con LA NACION.
El desafío biológico fue enorme: a diferencia de las especies omnívoras, la cría de predadores nativos exige tecnología y conocimientos específicos. La empresa estructuró el plan en tres etapas: instalar una estación de reproducción, desarrollar el engorde y, finalmente, construir una planta procesadora propia.
La familia hace el ciclo completo de “cría, engorde y faena”
“Un año después de haber arrancado con las obras, hicimos los primeros intentos. No fue fácil, pero fue posible. Montamos la estación de reproducción y desarrollamos toda la infraestructura necesaria: estanques, represas y reservorios de agua. A partir de ese momento, la reproducción fue posible”, mencionó Gerula. Hoy, la empresa produce las seis especies más emblemáticas de la Cuenca del Plata: surubí, dorado, salmón de río (carnívoras), pacú, boga y sábalo (omnívoras).
Contó que, de a poco, fueron incorporando el producto en comercios, restaurantes y hoteles, canales que hoy siguen siendo muy importantes. Entre 2012 y 2013 montaron la planta procesadora y el frigorífico habilitado a nivel nacional. “Para exportar a Brasil también debimos habilitarlo ante Senasa y ponerlo en condiciones para cumplir con ese compromiso”, aclaró.
El producto final es desarrollado por la familia y comercializado bajo la marca “Cultivo Dorado”, que según recalcó se basa en dos pilares: protección y desarrollo. Según explicó Gerula, el objetivo es “reducir la presión sobre los recursos naturales de los ríos”, ofreciendo una alternativa de cultivo que evita la depredación salvaje.
La empresa trabaja bajo el sistema de “protección y desarrollo”
“Conozco de pescado y puedo asegurar que el producto de cultivo que hacemos hoy tiene más calidad que cualquier pescado extraído del medio natural”, afirmó. Esa calidad fue la llave para abrir el mercado brasileño, un país que es potencia en piscicultura y sumamente proteccionista con su industria.
Explicó que el envío a los vecinos, que incluyó filetes sin espinas y cortes premium, marca un antes y un después para la industria nacional y, a la vez, deja una puerta abierta para seguir conquistando ese mercado. “Brasil es importante porque es un país muy avanzado en pescado de cultivo y valoraron mucho nuestra calidad”, señaló.
Recordó que el camino hasta aquí no fue sencillo: en 2008 tuvieron interesados en comprar alevinos y, pese a las gestiones ante Cancillería y la embajada en ese país, no fue posible concretar esa exportación, que en su momento también iba a ser inédita. “Se desistió y se decidió continuar con el desarrollo del mercado interno, que siempre había sido el propósito inicial”, agregó. El engorde en jaulas en el río Paraná, por ejemplo, demandó cinco años de trámites para obtener la concesión.
Los estanques donde hacen la producción y cría de las especies
“Esta actividad requiere planificación. Hoy trabajamos para lo que vamos a cosechar dentro de 12 o 18 meses. No es una producción inmediata. Todo lo que hacemos está debidamente habilitado por los organismos correspondientes. Nunca avanzamos sin habilitaciones previas. Por ejemplo, el engorde en jaulas en el río Paraná nos llevó cinco años de trámites hasta obtener la concesión y la habilitación. Recién entonces hicimos la inversión necesaria. Nada se hizo de un día para el otro”, explicó.
Pese a haber abierto el mercado internacional, destacó que la prioridad sigue siendo el abastecimiento local, donde ya tienen presencia en grandes cadenas como Carrefour, Coto, ChangoMás y Makro. “No somos de hacer una primera exportación y después no continuar. Cuando desarrollamos un mercado, asumimos el compromiso de abastecerlo y cuidarlo”, reflexionó.
Detrás de la innovación acuícola, la estructura tradicional por la que la empresa fue siempre conocida en la región continúa siendo su motor financiero. “Nuestra actividad principal siempre fue la yerba mate. Es la que permitió financiar este desarrollo”, reconoció.
Arrancaron entre 2016-2017 desarrollando toda la represa
Contó que la firma, que da empleo a 250 personas, funciona como un ecosistema integrado: desde las plantaciones y el secadero de yerba hasta los estanques y el frigorífico de pescado.
“Hay una inversión personal y un esfuerzo muy grande detrás de todo esto”, reflexionó. Más allá de Brasil, esperan tener suerte en otro destino clave: “En 2019 hubo interés en España, incluso registramos la marca allí, pero la pandemia y la situación económica frenaron ese proyecto”, sintetizó.




