
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves que recibirá en la Casa Blanca al primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, y al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, el viernes, en el marco de una “Cumbre de Paz Histórica” destinada a poner fin a un conflicto que se prolonga por más de 35 años en el Cáucaso Sur.
Trump confirmó en su red social Truth Social que la reunión incluirá una “Ceremonia Oficial de Firma de la Paz” y se prevé la suscripción de acuerdos bilaterales entre Washington y ambos países para fomentar oportunidades económicas conjuntas en la región.
Medios de comunicación estadounidenses han señalado que los tres mandatarios emitirán una declaración conjunta el 8 de agosto a las 16:00, hora local, lo que ha generado expectativas sobre una posible conclusión de un acuerdo de paz que podría reconfigurar la geopolítica del Cáucaso Sur.
El conflicto se inició en 1988, durante la existencia de la Unión Soviética (URSS), y se ha mantenido como uno de los enfrentamientos más antiguos del espacio postsoviético. Las hostilidades han estado centradas en la región de Nagorno Karabaj, la cual fue recuperada por Azerbaiyán en 2023 tras una ofensiva militar que provocó el éxodo de más de 100.000 armenios étnicos.
Sectores políticos y expertos de ambos países han valorado la reunión en Washington con precaución. El diputado azerbaiyano Rasim Musabékov no descarta que el acuerdo de paz se firme en territorio estadounidense, pero subraya que dicho tratado requerirá ratificación por parte de los parlamentos de ambos Estados. Musabékov, integrante del Comité de Relaciones Internacionales del Parlamento de Azerbaiyán, ha considerado la posibilidad de rubricar un “memorándum” que recoja el consenso alcanzado sobre puntos delicados del acuerdo y resalte el compromiso asumido bajo el auspicio de Estados Unidos.
Desde Ereván, el director del Instituto del Cáucaso, Alexandr Iskanderián, ha señalado que “las expectativas son buenas, pero sería ingenuo pensar que todo se resolverá de inmediato”. Iskanderián coincide en que podría firmarse un memorando que exprese la voluntad de ambas partes de continuar las negociaciones para un acuerdo definitivo. Aunque duda de una apertura inmediata de las fronteras, incluidas las de Armenia con Turquía, aliada clave de Azerbaiyán, reconoce la importancia que tendría el gesto para avanzar hacia la estabilidad en la región.
Las principales organizaciones de la diáspora armenia en Estados Unidos han manifestado su rechazo a una normalización plena de las relaciones con Azerbaiyán hasta que se resuelvan cuestiones como el retorno de los desplazados de Nagorno Karabaj o la liberación de prisioneros armenios. Por su parte, Azerbaiyán exige que Armenia modifique su constitución para eliminar las reivindicaciones territoriales sobre Karabaj como una condición previa para la paz.
Uno de los aspectos más controvertidos que obstaculizan el entendimiento es el futuro del Corredor de Zanguezur, una vía estratégica de transporte y comunicación que atraviesa el sur de Armenia y conectaría Asia Central con Europa a través del Mar Caspio y el Mar Negro.
Las negociaciones para abordar el conflicto se remontan a 1994, tras un alto el fuego que siguió a la Primera Guerra de Nagorno Karabaj. Desde entonces, numerosos intentos internacionales no han logrado consolidar la paz, aunque las conversaciones recientes han permitido acercamientos preliminares, como la reunión de julio en Emiratos Árabes Unidos.
La cumbre se lleva a cabo en un contexto de distanciamiento con Rusia, que durante mucho tiempo ejerció de mediador en la región tras el colapso de la URSS, pero cuyo papel ha sido eclipsado en los últimos años, especialmente tras la Segunda Guerra de Nagorno Karabaj en 2020. Según Musabékov, actualmente, Estados Unidos se presenta como el único actor capaz de garantizar la implementación de un acuerdo y asegurar la estabilidad en el Cáucaso Sur.
El Gobierno de Armenia ha confirmado que la visita oficial de Pashinián a Estados Unidos el 7 y 8 de agosto incluirá una reunión bilateral con Trump y un encuentro trilateral con Aliyev y el mandatario estadounidense para “profundizar la alianza estratégica” y “promover la paz, la prosperidad y la cooperación económica en la región”.
La paz entre Azerbaiyán y Armenia permitiría desbloquear proyectos de infraestructura y comercio, asegurando la viabilidad de corredores energéticos y de transporte fundamentales para conectar Asia Central, el Mar Caspio, el Mar Negro y Europa. El acuerdo podría marcar el inicio de una nueva etapa en el Cáucaso Sur, con implicaciones globales en seguridad, integración económica y desplazamientos poblacionales.
Ambos gobiernos ya definieron en marzo de este año el texto base para el pacto, aunque persistían discrepancias significativas. Tras el encuentro en Washington, se espera que tanto Armenia como Azerbaiyán avancen en la ratificación parlamentaria de los compromisos asumidos, mientras la comunidad internacional sigue de cerca un posible punto de inflexión en el equilibrio regional.
(Con información de AFP, EFE y EP)